30/12/10

GÓGOL: GENIO Y FIGURA

Reseña publicada en: http://www.melibro.com/el-rostro-de-gogol-kjell-johansson-n%C3%B8rdica-libros

EL ROSTRO DE GÓGOL (Gogols Ansikte, 1989)
KJELL JOHANSSON
Nørdica Libros
Trad.: Carmen Montes

 En esta autobiografía de ficción, nos vemos inmersos de tal modo en la propia obra de Gógol que tenemos que volver a releer la portada del libro para convencernos de que no ha sido el autor ruso el que firma el texto que estamos leyendo.
Kjell Johansson (Estocolmo, 1941) escritor sueco, que, tras cursar estudios universitarios, alternó su trabajo como profesor con otros como asistente social, trabajador portuario, y repartidor. Interesado muy temprano por la literatura rusa, ha publicado diversas obras con esta inspiración.
Nikolai Vasilievich Gogol (Soróchintsi, Ucrania 1809- Moscú, 1852), escritor, novelista, y dramaturgo, nació en el seno de una familia de la baja nobleza rutena. En San Petersburgo ejerció como administrativo. En 1828 conoció a Pushkin, con quien desarrolló una fuerte amistad. Impartió clases de historia en la Universidad por breve tiempo, y estuvo varios años viviendo por Europa, época en la que escribió su obra más famosa, Almas Muertas, así como la novela histórica Tarás Bulba. En el 48, tras un fuerte arrebato religioso y conservador, peregrinó a Jerusalén, e influenciado por un sacerdote fanático, decidió abandonar las letras, quemando la segunda parte de Almas muertas, así como otra serie de escritos, convencido de que eran fuertemente pecaminosos. En un estado de enloquecimiento y quebrantamiento físico tuvo lugar su muerte, a los cuarenta y tres años.
Efectivamente, Johansson se introduce con tal maestría en la piel literaria de Gógol, en su estilo y en su propio pensamiento, que desarrolla su autobiografía como si de él mismo se tratase. Cualquiera que haya leído algo del autor ruso, reconocería inmediatamente en estas páginas la mano del maestro. Así, con maestría y gracias a una magnífica traducción,  transitamos por la novelada y ficticia vida de Gógol, al modo gogoliano, si pudiéramos decirlo así. Porque los principales datos de la vida de Gógol están correctamente representados; pero también está representada su desbocada imaginación, su hipocondría, su periódica enajenación, sus arrebatos emocionales, su ironía, su humor, casi grouchiano, absurdo, increíblemente desmadrado y divertido. Pero también están expuestas todas sus obsesiones, su neurosis, su locura religiosa y su obsesión por la neutralidad política, llevada a extremos enfermizos.
Asistimos a la infancia y juventud del gran autor ruso, a sus comienzos, sus temores, su miedo al ridículo y al fracaso, escenificado en la famosa cena, casi surrealista, con los escritores petersburguianos y su encuentro con Pushkin, alma viva de su obra, inspirador de ella, amigo y maestro a la vez: salíamos a pasear juntos -nos cuenta-e incluso el cielo de Petersburgo me parecía alto y claro. Tomábamos el té y cenábamos. Hablábamos de arte. Yo tenía veintidós, y Pushkin treinta y dos (...) Nos hicimos muy amigos. A Pushkin lo adoraba.
Largos recorridos viajeros, huidas de la madre Rusia, por la que padece un amor-odio constante, idas y venidas conforman los capítulos del libro. Los amigos con los que viaja y con los que se relaciona en París, en Roma, el periplo italiano y el desastroso viaje a Tierra Santa, ya inmerso en su delirio religioso, que agravó la locura que le acechaba en los últimos años de su corta vida.
Y mezclado con todo ello, contados como un suceso más, sueños, relatos imaginados mientras narra otros hechos reales teñidos de imaginarios dislates, de emociones y jugosísimos y divertidos diálogos. Ya nos lo advierte el autor, cuando, transformado en Gógol, nos dice que dos caminos principales –como podría decirnos Proust- conducían al ancho mundo: el uno, el de la realidad palpable, Gran paseo de rosas; y el otro, era el de la imaginación, creado por los relatos de mi padre y por mi propia fantasía (...) El camino de la misión, El camino el sacrificio, el camino del futuro. Y de ese modo alterna, muy bien imbricados, cuentos y recuerdos, diálogos con diablos o seres imaginarios, con charlas literarias. Aventuras petersburguesas e italianas, parisinas y alemanas. Y de ese modo se produce una continua interacción de realidad y ficción, imaginación y datos, verdad y mentira. Recordé- nos dice Johansson-Gogol- las muñecas con las que jugaba de niño, cada una de las cuales contenía una dentro. Pensé que no eran sólo las muñecas o las personas las que contenían otras en su interior. Otro tanto les ocurría a las intenciones y deseos de los hombres, a sus acciones...


24/12/10

NAVIDAD, DULCE NAVIDAD

Otro año más y vuelve la Navidad: días de mucho movimiento, viajes, reencuentros familiares, regalos, comidas especiales, en fin, lo que hacemos los humanos que cuando no tenemos complicaciones, las buscamos...para luego quejarnos de que estamos muy ocupados. Pero siempre acabamos yendo de compras, cocinando extra, ...y comiendo probablemente de más.

Este año recibo un regalo navideño muy especial: mi hijo pone fin, con el último examen superado, a los años de carrera.  Supone un cierre y una nueva puerta abierta al futuro.  Futuro que se presenta difícil, pero cuando uno es joven y está sano, lo ve todo con otros ojos.
Así que a la vez que lo celebramos en casa con la familia, quiero haceros partícipes, a todos los que leéis estas letras, de mi satisfacción y gozo.

Dejemos para más adelante otras preocupaciones, que llegarán, por descontado: la vida es un eterno y continuo ocuparse y preocuparse, en el fluir cotidiano de nuestros trabajos y nuestras metas.

Y saludemos al año que entra, con la mirada puesta en nuevos recorridos y tratando de mejorar nuestras vidas y hacer reales nuestras ilusiones.
¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!

20/12/10

VIAJANDO POR EL PELOPONESO

Reseña publicada en: http://www.elplacerdelalectura.com/2010/12/mani-patrick-leigh-fermor.html

MANI. VIAJES POR EL SUR DEL PELOPONESO
PATRICK LEIGH FERMOR
(Mani. Travels on the Southern Peloponese, 1958)
Trad.: Agustina Luengo
Ed. Acantilado


El libro que nos ocupa, Mani, es, ante todo, el resultado de una investigación profunda y detallada sobre el mundo griego, aunque tomando como base o punto de partida esa esquina, ese pequeño cono del Peloponeso, al sur de Esparta, llamada Mani. Recibe su nombre del castillo de Mani o Maina, le Magne, construido en 1248 por Guillermo II de Villehardouin, cuarto príncipe franco de Morea, que fue tomado por Bizanzio y se convirtió en un baluarte del imperio, del que el autor encontró sólo memorables ruinas.
Muchos han leído sobre la Grecia clásica, algunos han estado sobre el terreno en visita turística, pero sólo una pequeña minoría conoce tan al detalle el terreno que pisa como Leigh Fermor. Y es que el autor lo ha recorrido durante años, paso a paso. Ha charlado con sus gentes, bebido sus vinos resinosos, escuchado sus historias e impregnado de su espíritu.

Patrick, Paddy, Leigh Fermor (Londres, 1915), escritor e historiador británico, cuya participación como soldado fue decisiva en la Batalla de Creta en la II Guerra Mundial,  es, ante todo, un viajero empedernido, y, como buen británico, apasionado por el mundo griego y el Mediterráneo. Con sólo dieciocho años, a finales de 1933, cruzó Europa caminando hasta Estambul, adonde llegó el primer día de 1935. Desde allí se recorrió toda Grecia de norte a sur. Viaje muy fructífero, le proporcionó material para una buena cantidad de textos, aunque fueron escritos tiempo después. La guerra estalló cuando se encontraba en Moldavia, uniéndose inmediatamente a la Guardia Irlandesa y siendo destinado a Albania y Creta, donde realizó una labor memorable que incluso fue llevada al cine. La mayoría de sus escritos versan sobre sus múltiples periplos.

El autor escribe, efectivamente, un libro de viajes; en cada capítulo nos describe sus desplazamientos, a pie, en burro, en autobús o en barca. Sin embargo, es un libro de viajes muy singular: además de contarnos cómo lo reciben en cada pueblo, cómo charla con pastores o con campesinos, lo que le ofrecen de comer y el calor que hace,  habla de muchas otras cosas. Supone todo un ensayo sobre una civilización perdida: sus múltiples disgresiones sobre las variantes lingüísticas, comparando palabras en sus  distintas expresiones de otras partes de Grecia –por ejemplo, la evolución de la palabra  centauro, de kentauros a kantzaros y de ahí kallikantzaroi, suerte de seres mezcla de humanos y animales del imaginario popular, así como la presencia de gorgonas,  nereidas, moiras, es continua. Estas investigaciones están íntimamente ligadas a la mitología, viva en las tradiciones populares de este rincón arcaico, que por sus condiciones geográficas, aislado por un macizo montañoso –el Taigeto- y limitado por el mar, le permite ser la primera parte de Grecia que se independiza de los turcos. La historia de las familias desde los tiempos clásicos, el medioevo, hasta la actualidad; las migraciones a Córcega y otros lugares, como la de la familia Stefanopoli, la relación con Napoleón, con los turcos; las luchas endémicas –vendette- entre clanes locales. Todo en Grecia es cautivador y gratificante –nos dice el autor- Apenas hay un peñasco o un riachuelo sin una batalla o un mito, sin un milagro, sin una anécdota lugareña o una superstición.
Uno de los objetivos de esta obra, -que, según Leigh Fermor es lo opuesto a una guía viajera- es transmitir al lector interés, curiosidad, placer o entusiasmo; el segundo es contextualizar y describir a los actuales griegos de las montañas y de las islas en relación con su hábitat y su historia, -pensemos que estos textos se publicaron en 1958, pero se gestaron años antes-  procurando descubrirlos en aquellas regiones en las que las malas comunicaciones o el aislamiento que ha mantenido sus tradiciones incólumes. Y creemos  que ambos objetivos son alcanzados con largueza por el autor.

Es francamente abrumadora la cantidad de información  ofrecida en este libro, y lo variado de ella, ya que lo mismo nos diserta largamente sobre historia de una pequeña población, remontándose siglos y siglos atrás, y relacionándola con otras pequeñas poblaciones cercanas, como sobre costumbres y tradiciones ancestrales, diferentes del resto de Grecia, y específicas de Mani. Destaca su carácter hospitalario: muchas cosas en Grecia han permanecido invariables desde los tiempos de la Odisea- nos dice-y quizá la más llamativa de todas sea la hospitalidad para con los forasteros. La llegada a un pueblo o una granja se asemeja mucho a la de Telémaco a los palacios de Néstor.
Nos relata, asimismo, mitos en sus distintas y curiosísimas versiones locales, y la evolución a través de la historia de los nombres referidos a ellos o derivados de ellos, su mixtura con las imágenes religiosas procedentes del cristianismo, la conversión de deidades clásicas en santos cristianos. Según el autor, la Iglesia cristiana fue el último gran logro de la cultura clásica griega. Los mirologia o  cantos fúnebres, son una muestra casi única de la lírica popular maniota. Los funerales eran un verdadero espectáculo al que el autor tuvo ocasión de presenciar y admirar, transportándole a la antigua literatura griega: el lamento de Andrómaca ante el cuerpo de Héctor.

Asimismo, en ese afán por hollar con su propio pie allí donde los héroes homéricos habían pisado, o en ver con sus propios ojos sagrados lugares ancestrales, el autor mismo bucea en una cueva submarina, en Marmari, la punta del extremo sur de la península, buscando la entrada al Hades, situada legendariamente en ese preciso lugar: la luz submarina proveniente de la distante boca de la cueva –nos dice-  hace que un intruso tenga la sensación de estar nadando a través del corazón de un colosal zafiro cuando, cubierto de fosforescencias, se zambulle en las frías profundidades. Allí abajo se encuentra el camino  hacia el río de los espectros y el horrible perro de tres cabezas (...) los oscuros campos y las amplias y tristes salas de Perséfone; el mundo gris en el que el fantasma de  la madre de Odiseo se desvanecía una y otra vez en los brazos de su hijo, como  la sombra de un sueño.

Libro imprescindible para el interesado en el tema griego, y a la vez altamente ilustrativo y entretenido para el lector curioso; fruto de la encomiable labor investigadora del autor y de su amor por Grecia, la clásica y la moderna.

14/12/10

CHAPLIN VIAJERO

MIS ANDANZAS POR EUROPA /  CHARLES CHAPLIN
Prólogo: Luis Alberto de Cuenca
Trad.: Arturo Gonzalo Aizpiri
Ed. Evohé / El Periscopio

 Un pastel de carne y riñones, gripe y un telegrama. Con estas tres razones justifica Chaplin su decisión de volver a Europa y son las razones con las que comienza su texto, mitad autobiografía, mitad relato de viajes, diario, un poco de todo.
Charles Chaplin, (Londres,1889-Vevey,1977) conocido mundialmente por su personaje Charlot, el vagabundo, fue un artista polifacético y un hombre excepcional: actor de teatro y cine, director, guionista, y compositor musical de sus propias bandas sonoras, mujeriego, viajero, inquieto por la situación social de los desfavorecidos, trabajador incansable y renovador de los hábitos del naciente cinematógrafo. Hijo de una pareja de artistas de variedades, a los cinco años debutaba en el escenario haciendo una imitación. Vivió penurias económicas y penalidades familiares, pero en 1898 ya era un experimentado actor, haciendo giras por pueblos con un grupo de chavales. En 1906 trabajó en un circo, y posteriormente en una compañía de pantomima donde coincidió con Stan Laurel. Tres años más tarde hizo una gira por París y posteriormente por EEUU. En 1913 se incorporó a la productora Keystone y llegó a Hollywood, comenzando a trabajar en su primera película, Charlot periodista (Making a Living); el mismo año rodó treinta y cinco cortos.
Dos años más tarde ya dirigía y escribía sus propios Films con la productora Essanay, disparándose su fama. Poco a poco fue creando el personaje de El vagabundo, popularizado en Francia como Charlot por su distribuidor. En el 18, ya completamente famoso y millonario, se casó con una jovencita Mildred Harris, de la que se divorció dos años después. En 1919, junto a Griffith, Fairbanks y Mary Pickford crearon la productora independiente United Artists. Su primer largo fue El chico (The kid, 1921), que fue un exitazo. Y he aquí donde se sitúa el comienzo del libro.

Tras terminar la película y estrenarla con multitudinario éxito, agotado, contrae una gripe. Para reponerse de ella, es invitado por el escritor Monty Glass a su casa de Pasadena y se le sirve de cena un pastel de carne y riñones, plato británico por excelencia.  Después de disfrutar de una velada deliciosa, reconfortado por sabores que le recordaban a su patria natal, llega a casa y se encuentra un telegrama de Londres con la sugerencia de que su presencia en el inminente estreno de El Chico sería un golpe de mano. Resultado: decide inmediatamente tomarse unas vacaciones y presentarse en Londres, y de paso, dar una vuelta por París, Berlín y si fuera posible, Rusia. En realidad no llegó a tanto, sólo hasta Berlín.

Y como resultado de ese viaje vacacional, en olor de multitudes y aclamado en su patria casi como héroe nacional, Chaplin escribe un reportaje entrañable, pleno de simpatía y emotividad, impregnado de un fino humor, con ese matiz compasivo que en sus películas siempre vemos, que nos da una visión de su efervescente personalidad y sus ideas, deseos y ambiciones. Escrito en un estilo directo, minimalista, casi como un guión cinematográfico. Ante su barrio natal de Kennington, por ejemplo, dice:“Todo está igual aunque quizá algo más deteriorado. Y, sin embargo, no es lo mismo. Estoy viendo todo esto con otros ojos. La edad intentando mirar atrás con los ojos de la juventud. Un deseo corriente, aunque vano”(pág.67).
 El viaje de costa a costa en EE.UU. lo realiza en tren, siempre acosado por periodistas y multitudes de admiradores. Se detiene en Nueva York un tiempo, antes de tomar el barco para cubrir el trayecto transatlántico. Y el trayecto en barco, que él espera relajante y tranquilo, resulta ser una constante lucha para evitar fotógrafos, periodistas y todo tipo de personas que intentan  acercarse al gran Chaplin, para acosarle con preguntas impertinentes.
La llegada a Londres, en parte liberadora del sufrimiento marítimo, le resulta impresionante: multitudinaria, explosiva: es un héroe nacional, cosa que, para el chico de los suburbios que trabajaba en un teatrucho miserable o en un circo y al que trataban a patadas en su infancia, resulta íntimamente un verdadero orgullo inesperado. Pero al mismo tiempo, también es un incordio. No puede estar solo ni un segundo, en seguida le reconocen y le acosan. Y él quiere, necesita un tiempo de soledad para volver a sus recuerdos, pasear por las calles donde aun siguen los mismos establecimientos, algunas de las personas que recordaba ver a menudo, como el viejo mendigo ciego bajo el puente, con “las mismas viejas ropas, un poquito más verdosas por la edad, y el arbusto irregular de sus barbas coloreadas casi como un arco iris, aunque con un sucio gris predominando. (...) Qué símbolo mediante el cual poder contar los años que he estado fuera. Un poco más de verde en su ropa. Un poco más de gris en su barba enmarañada.”(pág.64).

Instalado en el Ritz, siempre rodeado de amigos y colaboradores hollywoodienses, echa en falta conocer a personajes británicos de la cultura: se planta ante la casa de Bernard Shaw, pero no llega a llamar a la puerta. Se da cuenta de que todos los actores americanos que llegan a Inglaterra van a verle, y piensa que debe estar harto de ellos, como él lo está de los periodistas. Chaplin quiere ser distinto...y se va sin conocerle. Sin embargo, sí que le presentan y charla con Barrie, el creador de Peter Pan, en una cena con un grupo de amigos. A Burke, el autor de Limehouse Lights, con quien da un paseo nocturno. Y también recibe una invitación de H.G.Wells para verse en su casa del campo. Con Wells se ve en varias ocasiones y mantienen una relación muy cordial.
Finalmente, abrumado por la ingente correspondencia, (por la cual descubre que tiene seiscientos y pico “parientes” de los que nada sabía, incluidas nueve señoras que reclamaban ser su madre)  visitas, cenas, invitaciones varias, entrevistas continuas, etc., repentinamente decide irse a París. Él es así: cualquier agudeza de percepción que pueda tener es momentánea, efímera. O lo observo todo en diez minutos o se me escapa por completo, -asegura.

París, Hotel Claridge. ¡Qué ciudad! –exclama –es una obra maestra entre las ciudades, la última palabra entre los placeres. Allí se sorprende de que le llamen Charlot. También es recibido por multitudes, y apenas consigue pasar desapercibido por las calles. Visita, cómo no, el Follies Bergère, que recordaba mejor, el Palais Royale, y se va a los Campos Elíseos a renovar su vestuario. Apenas habla francés, por lo que sigue rodeado de su tropa hollywoodiense.

La siguiente etapa es Alemania. Berlín, Hotel Adlon, frente a la Puerta de Brandemburgo. En Alemania no han exhibido sus películas y lógicamente, no le conoce nadie. En cierto modo, le sirve de relax, es una experiencia apacible, aunque en el fondo le perturba este paso radical de las multitudes al anonimato. Por la noche las calles son oscuras y tenebrosas, y es entonces cuando uno recibe la impresión de guerra y la derrota.(pág.134) Se reúne con Kauffman, el director de los estudios Famous Players en Berlín, que le presenta a la actriz Pola Negri, cuya voz le impresiona muy agradablemente, se encuentra con el violinista y compositor  Fritz Kreisler, el abogado Werthauer, en cuya cena se arma un lío con el idioma y comete una infracción algo inoportuna.
En fin, la visita berlinesa no se alarga mucho y vuelve a Londres vía París, esta vez no quiere barco y regresa en avión, haciendo una original llegada aterrizando en una fiesta campestre donde le espera sir Philip Sassoon. Con él hace al día siguiente una deprimente visita a un hospital militar, quedando impactado y compadecido por lo que allí observa.
Hace un último viaje a París, en avión de nuevo, para asistir al estreno de El chico. La recaudación iba a ser destinada a paliar los efectos de la guerra, se había declarado ese día festivo y en la sala estuvo el tout Paris.

La despedida londinense, antes de regresar definitivamente a EEUU, la realiza con su primo Aubrey y algunos amigos, pasando un buen rato en un pub con gente sencilla y amistosa.
Con tristeza parte de Southampton hacia América. Inglaterra nunca me pareció más adorable.-nos confiesa- ¿Por qué no fui allá? ¿Por qué no hice esto o aquello? Hay tanto que me he perdido. Tengo que venir otra vez. ¿Se alegrarán de verme? ¿Tanto como yo lo estoy de verlos a ellos? Eso espero. Mis mejillas están húmedas. Me doy la vuelta y me sacudo la tristeza. No voy a volver a mirar atrás.(pág. 165)


13/12/10

MARTA QUEROL: VOLANDO CON EL FÉNIX

Ayer, en el Bibliocafé valenciano, tuvo lugar la presentación de la segunda edición del libro de Marta Querol, El final del ave fénix, que, tras haber agotado su primera edición con otra editorial, vuelve a ver la luz con Aladena Ediciones. 

La autora estaba flanqueada por dos amigas del mundo literario: Anabel Botella y Ana Bañón, que introdujeron la obra y la personalidad de Marta. Este libro ha sido el primer contacto activo de la autora con la literatura, ya que ella proviene del mundo empresarial y economista. Por circunstancias dramáticas de la vida, decidió dar salida a sus fuertes emociones poniéndolas por escrito, y de ahí surgió el famoso prólogo de la novela, que más que prólogo es como una introducción o primera parte, de donde se va desarrollando el resto de la historia, pero cuyo dramatismo ha emocionado en general a los que los hemos leído.

Y a partir de este hecho, surge todo lo demás: su presentación al Planeta en 2008, su elección como una de las finalistas, aunque descubriendo luego que el resultado fuera algo distinto al esperado, dificultando más que ayudando a dar una salida al libro.

Marta ha querido con su obra homenajear a todas aquellas mujeres que han sabido salir adelante con todo en su contra, en una época donde las dificultades eran enormes, y su protagonista ha de renacer varias veces de la nada para enfrentarse a la vida. Ha tratado de ser muy realista, aunque asegura que no sabría cómo calificar exactamente su novela, ya que aunque trata un tema histórico, se centra más en los personajes, que son legión, que en el trasfondo histórico.

Algunos preguntaron, si era una novela "de mujeres", a lo que la autora respondió que en absoluto. De hecho, los personajes están tratados evitando el maniqueísmo, con lo que todos se nos presentan con sus virtudes y sus vicios, en fin, como muy humanos.
La charla se alargó contando toda una serie de detalles de la novela, sobre todo sus localizaciones valencianas, el origen de ellas, basada en la historia familiar de la autora, como ella misma confesó, lo que le daba una seguridad enorme a la hora de describir espacios  y personajes.

Entre el público, que llenaba la sala, se encontraban, además de amigos y familiares, algunos otros miembros del mundo literario: autoras como Isabel Barceló, Amparo Andrés, Antonio Garrido, Diego Cortés, Alejandro Mohorte, etc. En suma, una tarde literaria muy agradable .

4/12/10

VALENCIA LITERARIA: GÓMEZ RUFO

PRESENTACIÓN DEL LIBRO EL MANANTIAL DE LOS SILENCIOS, DE ANTONIO GÓMEZ RUFO (Madrid, 1954), publicado por la editorial murciana  Alfaqueque.


Valencia sigue en vilo, con un otoño literario más que movido. Anoche tuvimos el gusto de asistir, en la Casa del Libro, a la presentación de la última obra de este prolífico escritor madrileño, de más que probada trayectoria literaria. En esta edición se aúnan tres de las mejores novelas del autor: Las lágrimas de Henan (1996), El alma de los peces (2000) y Adiós a los hombres (2004) que a su vez van precedidas de cuatro textos introductorios, a cargo de Françoise Dubosquet, Mª Jesús Ruiz, Pedro Ruiz y Antonio Gómez Yebra.
En la mesa se encontraban para presentar el libro, en primer lugar, el autor; su editor, Fernando Fernández; el también autor y viejo amigo Alfons Cervera; Anika Lillo, administradora de una muy conocida web literaria valenciana( Anika entre Libros), y por último, el actor y también poeta Sergio Villanueva, que leyó maravillosamente algunos pasajes de cada una de las novelas que componen el libro.

Comenzó la introducción el editor Fernando Fernández, con una afortunada cita de Kafka: el libro ha de ser un hecho que rompa el mar helado que llevamos dentro. Ha de emocionarnos, ha de llegarnos al alma. Nos habló de la estructura del libro, de la elección de las novelas que lo componen, en fin, de una visión general de la obra del autor y de sus influencias berlanguianas y garciamarquecianas

Primera lectura del comienzo de Las lágrimas de Henan.  El hielo salta por los aires, decididamente: la lectura es sumamente impactante y emotiva, habla por sí sola.

Tomó la palabra Anika, simpatiquísima, contándonos un poco -lo suficiente para engancharnos- del argumento de cada una de las novelas que componen el libro. La primera, una tragedia situada en China, y con un final impactante. La segunda, en la Austria decimonónica, mostrando a un dudoso joven con tendencias totalitarias. La tercera, contemporánea, narra un triángulo amoroso. Aparentemente dispares, pero unidas por su estructura, son tres obras sobre la naturaleza humana. Tan simple, tan difícil.

Segunda lectura de El alma de los peces. Nadamos en aguas cálidas, no queda ni pizca de hielo en ellas. La voz de Sergio nos envuelve y  arropa emotivamente.

Alfons Cervera, con su retranca habitual, habló a continuación, y justificó su presencia allí por su vieja amistad con Gómez Rufo. Aseguró que se había dejado las notas -lo cual es terrible, porque siempre suelen extenderse el doble- y comenzó recordando cómo conoció a su amigo Antonio, y de ahi fue divagando de una cosa a otra sobre la obra literaria, sobre el carácter artesano del escritor, sobre la importancia de los libros para reunir a la gente, y destaca la sencillez inhóspita (citando a Emily Dickinson) como característica principal de Gómez Rufo. Sencillez aparente, que encierra la gran tragedia humana. Se refirió a las distintas clases de lectores, a los que dividió  entre los inteligentes,  que saben bucear más profundamente en el sentido de la obra y los que nadan en la superficie, (a los que definió con un calificativo que prefiero no reproducir).  Finalmente, resumió la obra de su amigo en dos palabras: personajes y tiempo.

Última lectura, esta vez de Adiós a los hombres. Entrañable. El hielo ha entrado en ebullición. Las vibraciones de entonación hierven en el aire.

Finalmente, el propio autor presta su voz para agradecernos la presencia, agradecer su intervención a los precedentes presentadores. Luego nos habla acerca de su novela, aclarando que si bien el estilo usado, el envoltorio,  era bastante lírico, lo necesitaba para envolver el drama, las tres trágicas historias cotidianas:  la primera, que trata la violencia ejercida sobre una mujer; la segunda, sobre la maldad y la corrupción; y en la tercera, la imposibilidad de relacionarse los hombres con las mujeres. Las tres utilizan la misma arma: el silencio. Tan importante es lo que se dice como lo que no, en una obra literaria. Es más, los silencios permiten al lector pensar, contestar mentalmente las preguntas formuladas. Vivir el drama.
Acabamos la velada con el autor firmando ejemplares y el público charlando en alegre mezcolanza, y degustando un cava ...en los inevitables vasitos de plástico.
Deseamos desde aquí una feliz andadura a la obra de Gómez Rufo, y esperamos leer la reseña de Anika que se publicará en breve en su página.



3/12/10

NUEVO EVENTO LITERARIO VALENCIANO

Ayer tarde, en un concurridísimo Bibliocafé, disfrutamos del placer de escuchar a dos voces muy agradables en el mundillo literario valenciano: Santiago Posteguillo, archiconocido autor de la tríada escipioníca, que  a su vez nos presentó a Carmen Amoraga, la flamante finalista del Planeta de este año, por su novela "El tiempo mientras tanto". Santiago, con su ágil verbo y su fino humor presentó la trayectoria de Carmen, resaltando entre otras cosas, el uso que hace de los adverbios, para lo cual se valió de la comparación -honorable- con el discurso que Shakespeare pone en boca de Marco Antonio tras la muerte de César,  en el que usa toda su maestría verbal para darle la vuelta al sentido irónico de sus palabras, repitiendo una coletilla, un leit motiv que marca la cadencia y el significado del discurso.

Carmen, derrochando simpatía a manos llenas, conectó inmediatamente con el público, nos habló como si nos conociera de toda la vida, y nos contó con todo detalle el origen de la novela, su intención al escribirla, los entresijos de los premios literarios ( ha sido ya finalista del Nadal, ganó el premio de la Crítica y el del Ateneo Joven de Sevilla, entre otros) de los que Carmen tiene sobrada experiencia.
También nos habló largo y tendido de su novela, que describió como hiperrrealista; de cómo se documentó y en qué momento se fue gestando; de las ideas centrales que ha querido destacar: el problema de la incomunicación, el del dolor humano, la relación entre los sueños y la realidad,  las pequeñas tragedias cotidianas enfrentadas a la gran tragedia de la muerte.
La charla se prolongó con una nutrida intervención del público, que Carmen contestó con todo detalle -casi nos contó la novela entera-  y con una sinceridad encantadora y una enorme sonrisa.
Entre el público, una vez levantada la sesión y mezcladas las charlas y los comentarios mientras Carmen firmaba ejemplares, se encontraban muchos autores y aspirantes a serlo: Marta Querol, Gabriel Castelló,  Amparo Andrés, Raúl Borrás, Alejandro Mohorte, Víctor Pérez Bellvís, Sebastián Roa, Jordi Mateu...
Nos despedimos a la espera del siguiente encuentro, felicitando desde aqui a Jose Luis Rodríguez, por la estupenda gestión de las actividades promovidas en el Bibliocafé.

30/11/10

MUJERES EN GUERRA

Aventuras como éstas nos retrotraen a otras épocas, épocas en las que se escribía de otro modo. Sin ser el más grande escritor, Dumas es lo suficientemente grande como para hacernos pasar estupendas horas sin poder despegarnos de las páginas de sus libros, y disfrutar emocionados de las intrigas, los amores y los dramas de unas vidas en una turbulenta época donde héroes y villanos, damas y caballeros, princesas y reinas hacen historia, mientras que el autor escribe su historia, a su vez.

Alexandre Dumas (Villers-Cotterêts, 1802- Puys, 1870), prolífico escritor galo, a veces confundido con su hijo homónimo, tuvo su propia vida casi de novela. Su padre era el general francés Antoine Alexandre Davy de la Pailleterie, que se casó con una esclava negra de Santo Domingo, Marie Cessette Dumas, de cuya unión nació el escritor. Fallecido el padre cuando Alexandre contaba apenas cuatro años, su educación corrió a cargo de su madre, siendo muy deficiente y teniendo que ponerse a trabajar desde muy joven. En 1823 se instaló en París y entró al servicio del Duque de Orleáns como escribiente. A partir de 1825, en que se estrena su primera obra, un vodeville, su carrera literaria de dispara. Viajó por Suiza, Italia, Bégica, Alemania, España y Argelia; tuvo varios hijos ilegítimos (entre ellos, Alexandre Dumas, también escritor, autor de La dama de las Camelias). Tuvo un colaborador muy estrecho –hoy le llamaríamos un negro-, Auguste Maquet, que le ayudó con algunas de sus novelas, dada la enorme producción de Dumas, gran parte de ella por entregas en diversas revistas literarias, lo que le obligaba a un ritmo tremendo. Conocidísimo por Los Tres Mosqueteros y El Conde de Montecristo, desarrolló la novela histórica  a la “dumasiana”, es decir, modificando la historia cuando convenía a la acción de sus novelas. Experto en narrar aventuras y crear tensión y emoción a raudales, su fama traspasó fronteras.

La guerra de las mujeres (1844) fue publicada por entregas, en el diario La Patrie, y al parecer Dumas fue llevado a los tribunales por el director, ya que los capítulos aparecían con demasiada irregularidad. Parece bastante probado que Marquet colaboró en su elaboración con Dumas, aunque el estilo permanece intacto.

La acción se sitúa en plena insurrección de La Fronda, (1648-1653) con el príncipe de Condé prisionero en Vincennes y las dos grandes mujeres, Ana de Austria y la Princesa de Condé dirigiendo los movimientos de tropas que las enfrentan. Son los mismos años en que se ambienta Veinte años después, la obra que cierra la historia de los mosqueteros.
Y a un nivel más cercano, otras dos mujeres luchan también, Nanon de Lartigues y Claire de Cambes; luchan por el amor de un hombre desde bandos enfrentados: el Barón de Canolles, personaje real. Entre medias, el aventurero pícaro Cauvignac, personaje de ficción, cambia de identidad y de bando según soplan vientos de una u otra clase, y no duda de usar cualquier medio para salir adelante y salvar el pellejo, involucrando a otros muchos personajes y creando un verdadero caos.
La Fronda fue una insurrección en la que una parte de la nobleza se enfrentó a la Corona, en un momento en que el rey, Luis XIV, aún era niño y la regencia estaba en manos de una mujer, Ana de Austria, aconsejada por un intrigante Cardenal Mazarino, que además era, al parecer, su amante. 

Novela de aventuras interesantísima, de ritmo in crescendo,  con ambiente, hechos y personajes históricos reales, aunque con algunas variaciones que Mr. Dumas se permite en su desarrollo. Pero la fuga de Chantilly, por ejemplo, fue real, aunque el personaje engañado tuviera otro nombre. Y el asedio de Vayres, la toma de Burdeos, etc. son hechos reales, aunque en los detalles el autor juegue un poco. Para el no conocedor de esa época histórica francesa, resulta un tanto confuso al principio entender qué está pasando allí, y quién pertenece a qué bando. Para suplir esas carencias, el traductor/editor Mauro Armiño nos ayuda con un magnífico prólogo, y una gran cantidad de notas aclaratorias a pie de página, en donde nos ilustra sobre los personajes reales que van apareciendo, y las disparidades entre la acción en la novela y los hechos históricos, cuando las haya.
En la trama, intrincada y llena de dobleces e intercambios, personajes que se hacen pasar por lo que no son, disfrazados o suplantando a otros, jugando constantemente con la tensión de lo que ellos no conocen y el lector sí, anticipando la acción y sin saber hasta el último momento lo que ocurrirá. Mr. Dumas es verdaderamente un maestro en este juego. Las mujeres, efectivamente, en esta guerra son las que marcan las pautas, ante la ausencia de los varones principales (el rey, niño y Condé, prisionero). Y las mujeres, ya se sabe, mudamos de parecer con bastante facilidad, sobre todo, si hay hombres de por medio. Así, entre el honor de los nobles caballeros y el ansia femenina de venganza, los amores y los deseos, las penas y las alegrías, mientras se asedian ciudades y se disparan cañonazos, los mensajeros cabalgan, las damas se esconden tras el disfraz de hombres, y los hombres se enmascaran y embozan con sus capas, tenemos una novela que no nos da un respiro y que leemos de una tirada sus seiscientas dieciocho páginas.

27/11/10

CONFERENCIA DE GABRIEL CASTELLÓ

La tarde literaria valenciana, a pesar del aumento de frescor otoñal, se anima cada vez más. Ahora es la Librería Espacio Lector Nobel la que ayer organizó una conferencia para celebrar su primer aniversario. La conferencia estuvo a cargo de Gabriel Castelló, que nos habló de la novela histórica en general, y en concreto, de la novela histórica valenciana, para finalizar hablándonos brevemente de su novela Valentia.
La sala, no muy grande, estaba llena; entre el público podíamos reconocer a otras autoras, como Marta Querol, y Amparo Andrés.

Gabriel nos hizo una muy interesante introducción del tema, hablando de los grandes autores que iniciaron lo que se ha venido en llamar novela histórica: el Salambó de Flaubert, el Quo Vadis? de Sienkiewicz,... declarándose como un gran admirador de Blasco Ibáñez, cuya novela Sonica la cortesana fue una de las primeras novelas ambientadas en la Valencia romana. Ello le dio pie a destacar los largos años de ausencia de autores que escribieran sobre la Valencia anterior al Rey Jaime. Por no sabemos bien qué razones –apuntó que posiblemente de corrección política, desgraciadamente- los autores han preferido otros temas, más contemporáneos o históricos pero situados en otras localizaciones. Existen, sí, algunos contemporáneos: el portugués Joao Aguiar, que escribe sobre Sertorio, personaje que retomará Gabriel en su novela; J. Maeso, L. Arsenal, S. Posteguillo, J. Sanchez Adalid, Eslava Galán, pero que aunque se ocupan de la Hispania prerromana y romana, apenas rozan Valencia.
Existen, por supuesto, autores no españoles que se ocupan de la parte hispánica romana, o la cartaginesa, y destacó a la australiana Colleen McCullough, a la británica Lindsey Davies, al alemán Gisbert Haefs,...en fin, autores que han tratado algo de Hispania, pero ninguno se  había ocupado de Valencia.

Esto supuso un reto para Gabriel, valenciano de origen y residencia, amante de su patria chica, de sus paisajes y sus gentes y, por supuesto, de su historia. Así que decididamente se lanzó a investigar sobre el tema, lo que le sumergió profundamente en un mar de datos y de ideas que finalmente se tradujo, por destilación, en su por ahora primera novela Valentia; ya que, aunque ha escrito muchos artículos sobre temas arqueológicos, y de investigación histórica, aún no se había decidido a lanzarse al ruedo literario propiamente.

La acción de Valentia está situada en los años de la guerra civil entre el general Sertorio y otro general aún muy joven, llamado Pompeyo el Grande. Mezclando personajes históricos reales con otros de ficción pero de probada verosimilitud, consigue engarzar una trama muy atractiva, donde hay vida cotidiana, negocios, intrigas, guerras, viajes, y aventuras, mediante los que vamos conociendo el origen de la ciudad y su modo de vida hasta que es destruida por Pompeyo, sofocando la rebelión sertoriana.

Tras la exposición del conferenciante hubo un animado debate entre el público, que posteriormente pasó a degustar un vino de honor, generalizándose ya la charla y acabando la velada. Felicitamos desde estas páginas a la Librería por su iniciativa, que esperamos se repita, y a Gabriel por su ameno verbo y su simpatía.





25/11/10

OLEAJE EN LA RED

Reseña publicada en: http://www.elplacerdelalectura.com/2010/11/cada-siete-olas-daniel-glattauer.html


Tenemos ya la segunda parte del original y exitoso libro del escritor y periodista austríaco Daniel Glattauer (Viena, 1960), Contra el viento del norte, libro que ha sido ya reseñado en estas páginas. La narración continúa donde se quedó, y se desarrolla exactamente del mismo modo que en su primera parte: un continuo intercambio de mensajes por correo electrónico. No hay narrador, no hay escenario, no hay nada más que un listado de mensajes. Con lo que nos cuentan podemos hacernos una idea del escenario, del tiempo y de sus emociones, sentimientos y diversos movimientos.

El origen es azaroso: si recordamos en un breve resumen del libro anterior. Emmi, felizmente casada con Bernhard, quien convive también con sus dos hijos, fruto de un matrimonio anterior, envía un mensaje a una dirección equivocada. Hasta ahí todo es de lo más corriente. Pero la equivocación se vuelve a repetir y provoca un intercambio de envíos y respuestas entre el receptor de los mensajes, Leo Leike, un asesor de comunicación universitario. Los mensajes aumentan y son cada vez más ingeniosos, surgiendo la atracción entre ambos. Mantienen entre ellos ausencia de detalles sobre sus vidas privadas. Tampoco hablan propiamente de sexo, como podría pensarse. Lo que realmente les atrae no es el sexo, es la personalidad del otro. El misterio de sus edades, su físico, sus pensamientos...el juego de verdad y mentira, que es una poderosísima atracción. Hay un encuentro físico entre ellos. Lo sabemos por los mensajes del día siguiente. Y ocurren otras cosas, también, acabando el primer libro abruptamente por la intervención de un tercer personaje, y los mensajes se interrumpen.
Y es aquí donde comienza la segunda parte.

¿Quién da el primer paso? Emmi, por supuesto. Desde el comienzo ha sido ella la que ha dado siempre los primeros pasos. Recomienza, pasados tres meses de silencio, un intento de establecer contacto. La excusa es que sigue un tratamiento terapéutico y le es recomendado dar este paso. Tras una cierta insistencia, se restablece la comunicación. Volvemos al tira y afloja de etapas pasadas, pero hay un nuevo factor: Leo, en su estancia bostoniana ha conocido a una mujer, Pamela, con la que se prepara para convivir. Esto trastorna un tanto inconscientemente a Emmi, que a su vez ha marcado unas distancias con Bernhard, aunque sigue ligada a los niños, a los que no quiere abandonar. A lo largo del libro, se van produciendo encuentros físicos, un total de siete (de ahí el título): muy sutiles, siempre en lugares públicos, cafés, restaurantes, pero cada encuentro aumenta sensiblemente la ligazón emocional entre ellos. El asunto con Pamela origina situaciones verdaderamente tensas, tiempos muertos, temporadas de silencios y distancias. Las carencias de información y las revelaciones repentinas trastocan dramáticamente las posiciones de cada uno. Poco a poco los mensajes van recomponiendo las piezas que conforman la relación entre Emmi y Leo. Van colocando a cada uno en el lugar que les corresponde.
Cuando creemos saberlo todo acerca de ellos, y que ya está todo dicho, el autor va extrayendo información y nos va sorprendiendo.
Los siete encuentros son comparados al efecto de las siete olas, leyenda que descubre Emmi en unas vacaciones  pasadas en la Gomera (Canarias): “aquí cuentan la historia de la indómita séptima ola. Las primeras seis son previsibles y equilibradas. Se condicionan unas a otras, se basan unas en otras, no deparan sorpresas. Mantienen la continuidad. (...)Pero ¡Cuidado con la última ola! La séptima es imprevisible. A veces estalla. Siempre ella, siempre la séptima.”
Y en la obra, efectivamente, el séptimo encuentro decide sus vidas.

En parte minimalista, en parte poético, en parte realista y prosaico, el discurso que la obra –que no llamaría novela, porque no lo es- nos muestra es algo tan cotidiano como el comienzo y desarrollo de una relación: la casualidad, la curiosidad, la necesidad de comunicación, de afecto, de sentirse escuchado, aunque sea a través de un medio tan impersonal como una pantalla y un teclado, donde no se usa más que el lenguaje escrito. Los malentendidos, la soledad y la inseguridad de la vida cotidiana, que adopta sus formas contemporáneas pero reproduce sentimientos universales, humanos, absolutamente humanos.
El amor/desamor, el orgullo, la humillación, la compasión, el perdón y sobre todo, la necesidad de sentirse arropado, unido de algún modo a alguien que te acompaña, aunque sea virtualmente, a distancia, pero cuyo corazón late al mismo ritmo, y cuyo deseo aumenta cada minuto que pasa, mientras que cada silencio crea el pánico al olvido, al abandono.

Utilizando la terminología informática actual, los medios tan en boga en la era de Google, llega a un amplísimo público entre los veinte y los cuarenta que se identificará fácilmente con los protagonistas. Aparentemente superficial, llega a profundizar en la psique humana y en las bases de la relación amorosa. No es Madame Bovary, ni Anna Karenina, pero transmite un mensaje muy parecido, aunque en un tono más de comedia que de drama. Comedia urbana, ya que está escrito como una representación teatral, comedia no en el sentido jocoso, sino en el sentido de expresar con un fondo de humor las preguntas trascendentales de la vida: quienes somos, de donde venimos y adonde vamos.  Con un medio tan aparentemente simple como es el mensaje de correo electrónico, se construye un castillo de naipes, un encaje de bolillos, se engarza una trama que consigue interesar, emocionar y mantener la tensión de lectura, con lo que leemos Cada siete olas con fruición.



22/11/10

I JORNADAS DE NOVELA HISTÓRICA EN MURCIA (2)

El pasado sábado tuvo lugar la segunda sesión de las I Jornadas de Novela Histórica en el Museo Arqueológico murciano. En esta ocasión, la ciudad presentaba el aspecto limpio, fresco y brillante tras recibir una breve lluvia, recibida por la ciudad como Dánae el polvo de oro de Zeus.
La sala estaba más concurrida que la semana pasada, lo cual celebramos, ya que con la lluvia, en estas poblaciones no habituadas al agua del cielo, las salidas se retrasan o se cambian cuando el tiempo no acompaña. Pero no, más público llenaba la sala del Museo.

Tras una breve presentación a cargo del conservador del Museo y la representante de Hislibris,  los tres ponentes, Isabel Barceló,  autora de Dido, Antonio Penadés, autor de El hombre de Esparta, y Josep Asensi, autor de Layos, ocuparon su lugar en la mesa. Y fueron interviniendo por este orden.

Isabel Barceló habló sobre los mitos, y comenzó contando la historia de Ceres y su viaje al Hades, explicativo de las periódicas renovaciones de las estaciones, el resurgir de la vida en la naturaleza, los ciclos de la vida. Habló del mito como forma arcaica de la Historia y a su vez, como primera manifestación literaria, primero oral y más adelante, escrita. Los héroes, que protagonizan las historias míticas, junto a los dioses, encarnan la conciencia colectiva, y proponen modelos de conducta. Así los grandes poemas homéricos plenos de héroes, las historias de Teseo, rey de Atenas y vencedor del Minotauro, Jasón y los Argonautas, Dédalo e Ícaro, y muchos otros que llenan la riquísima mitología griega, continuada por la mitología romana, que bebe de las fuentes griegas, con Virgilio y Ovidio como sus grandísimos representantes. Surge de la Eneida la historia de Dido y Eneas, que sirvió a Isabel para desarrollar su novela.
Toda la literatura occidental está impregnada de mitología, así como nuestro lenguaje cotidiano rezuma expresiones procedentes de ella.

Antonio Penadés comenzó a su vez hablando del concepto de mito y citando a García Gual como uno de los mejores expertos españoles en la materia. Habló del concepto del mito el la época antigua, como explicación de la vida cotidiana, de los fenómenos naturales cuya explicación científica desconocían; hoy en día el significado de la palabra mito se ha ampliado y diversificado, haciéndose muy distinto. Sin embargo, el mito es inherente a la naturaleza humana, aunque cada cultura desarrolle sus propios mitos dentro de su particular cosmovisión.  El mito presenta tres  facetas: como explicación del origen de las cosas, como narración de su historia antigua, y como desarrollo de un sistema religioso. Todo ello fue transmitiéndose vía oral a través de los siglos hasta que Homero y Hesíodo lo plasmaron por escrito. Esa fue la peculiaridad de la mitología griega: fue expresada  y divulgada por poetas, grandísimos poetas en cuya épica, poesía y tragedia nos transmitieron toda una concepción del mundo.
Por otra parte, de los relatos mitológicos se fue desgajando la explicación filosófica y racional, el logos, que trataba de encontrar razones para las cosas, no ficciones, y que originó el pensamiento científico.
Pasó luego a hablarnos de Heródoto, (autor que le apasiona, y sobre el que ha investigado mucho y pronto veremos su trabajo a la luz), donde se extendió con gran placer y delectación. Nos habló de la historia rey Creso y del mito de Giges, y aseguró que la armónica conjunción entre Historia, mitología y literatura es el ideal a seguir.

Josep Asensi tomó la palabra en último lugar, y tras mostrar en la pantalla una foto suya vistiendo la toga romana, pasó a ver qué puntos unifican las tres novelas cuya autoría  pertenece a los tres conferenciantes. Nos hizo ver que es el tema del Destino la idea central que las recorre. El Destino, el Fatum, siempre se cumple, en la mitología griega, aunque no siempre se conozca y tampoco esté en nuestras manos cambiarlo. El destino, gestionado por las Moiras, que tejen y destejen los hilos de donde dependen las vidas humanas, no pueden controlarlo ni siquiera los dioses.
Dido y Eneas estaban destinados a enamorarse, pero también a separarse, ya que Eneas debía fundar Roma, como Dido fundó Cartago.
En El hombre de Esparta, aunque es una novela que se ciñe más a lo histórico que a lo mitológico pero el Destino se infiltra en el cruce de sus personajes Neleo y Alcínoo.
En Layos, es precisamente la culpa por la relación entre Layos y Crisipo que hereda Edipo y en él se cumple el terrible hado.
Habló también de los Hititas, naturalmente, ya que es un tema sobre el que está investigando para su próximo trabajo literario.

Finalmente hubo un ameno debate sobre el concepto de areté (virtud), el concepto de armonía, el papel de las mujeres entre las diosas, la relación de la idea del destino con la predestinación calvinista, el mito como sistema pedagógico, el auge de la novela histórica en España, y algunas otras cosas más. Puso el colofón y la despedida Luis Miquel, conservador del Museo.





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