4/3/14

LA HEREDERA

WASHINGTON SQUARE
HENRY JAMES
Trad.: Andrés y Teresa Barba
Ilustraciones de Jonny Ruzzo
Ed. Sexto Piso, 2014


Obra magnífica y redonda, probablemente la mejor de Henry James, esta novela en una excepcional muestra de un clásico. Decimonónico ya la vez modernista, James es el precursor de la corriente que luego se llamará “flujo de conciencia” (stream of conciousness), así como de la técnica del “punto de vista”. James se erige en esta novela como el narrador omnisciente, dando a entender que es él mismo el que nos cuenta la historia, una historia que empieza treinta años antes del tiempo en el que la escribe (1881), situándola hacia la mitad del siglo XIX en su amada Nueva York.

Esta obra podría equipararse a una partida de ajedrez, con cinco personajes que van moviendo sus posiciones más o menos hasta llegar a un final inevitable. Un rey , el doctor Austin Sloper; una torre, su hija, Catherine; un alfil, la tía Pennimam; y un caballo, el señor Morris Townsend. Cada uno tiene movimientos propios y juega su papel en esta partida que es la vida. Luego hay otros peones que ocupan papeles secundarios, como la señora Montgomery o la señora Almond. Pero la principal trama se desarrolla fundamentalmente entre las paredes del edificio sito en Washington Square, que en el momento en que cuenta la narración, es la zona privilegiada de una Nueva York en continuo crecimiento y expansión.
James describe a todos, pero lo hace desde el punto de vista de cada uno. Si dejar de recordarnos que es el narrador, y destilando una sutil ironía, entra en los pensamientos y deseos de los personajes, mostrándolos al lector, que ve desde una posición privilegiada cómo se trazan las estrategias del juego y cómo este se va desarrollando.
La historia es muy conocida; de hecho, ha sido tratada en el cine magistralmente por William Wyler, en The heiress (1949) e incluso ha habido un remake en 1997. Un cazafortunas intenta enamorar a la sumisa, poco agraciada y simple (pero rica heredera) hija de un afamado y adinerado médico, que se opondrá con todas sus armas a bendecir esa posible unión. El elemento de la tía Pennimam, viuda fantasiosa y romántica que interviene constantemente para darle forma a ese romance, y que por una parte genera en su sobrina la ilusión de ser amada, y por otra, en el pretendiente, la ilusión de que algún día podrá disfrutar de una gran fortuna poco menos que caída del cielo.
En la película de Wyler, una magnífica Olivia de Havilland recrea el papel de la protagonista, mientras Montgomery Clift (probablemente no la mejor elección, le falta el toque malvado) hace de Morris Townsend. El papel del padre lo borda el veterano actor británico Ralph Richardson, y la tía Pennimam es una estupenda Miriam Hopkins.

La descripción de Catherine por parte de James es casi cruel, de puro realista. El padre, un viudo que vive recordando a su bella, inteligente y amante esposa fallecida en la primera infancia de su hija, hombre de talento y de buen gusto, dotado de inteligencia y frustrado por la progresiva apreciación de la simpleza y mediocridad de su hija, advierte inmediatamente las intenciones del pretendiente. Las reflexiones interiores y los diálogos del doctor Sloper con su enamorada hija son una muestra impecable de la poca fortuna que tiene el razonamiento más evidente contra la ceguera de la pasión amorosa. Cuando, agotadas todas las barreras e impedimentos ante la terquedad de la hija y la insistencia del pretendiente, juega su última baza -la de la esperada herencia- es el momento de su victoria. Pero a su vez, es el momento en que pierde el amor de su hija, que da un giro glacial a su comportamiento y a su vida.

La lucha interior que se desarrolla en la persona de Catherine, azuzada por Morris a desobedecer al padre –al principio- y a obedecerle después, cuando se anuncia el viaje a Europa, mantiene una fuerte tensión. La insistencia de Townsend también se debe a la insidiosa intervención de la tía Pennimam, personaje que tiene su importancia, ya que es la que inserta la falsa esperanza en el pretendiente y la falsa ilusión en su sobrina, y a su vez, se autoengaña haciéndose partícipe de un quimérico romance, como si ella misma formase parte de un imaginario triángulo amoroso.

EL ilustrador Jonny Ruzzo usa, como es habitual en su trabajo, una mezcla de dibujo y pintura, línea dura y mancha muy colorista, al modo de Dufy, imprimiendo a sus imágenes un cierto carácter de cómic. En cuanto a las ilustraciones, si bien dan un toque moderno que contrasta con lo decimonónico del tema, me han dado la impresión de estar más inspiradas por la película que por el propio texto. Porque, efectivamente, hay algunas diferencias entre la película de Wyler y la novela original. Y curiosamente, los cambios fílmicos parecen mejorar la novela: el momento de la ruptura entre Catherine y Morris, y la escena del reencuentro final. Ambas secuencias tienen una intensidad dramática mucho mayor con la imagen que con las palabras. James mantiene durante toda la novela un talante de ironía y de distanciamiento emocional, en su empeño de mostrar los distintos puntos de vista y la cadena de movimientos de los personajes en el tablero de sus vidas. La profundidad psicológica de sus personajes de que hace gala el escritor estadounidense es impactante. En suma, una obra maestra: James da lo mejor de sí mismo en esta novela magistral. Y Sexto Piso introduce una novedad interesante al presentarla ilustrada.


Henry James (Nueva York, 1843 - Londres, 1916) Narrador, crítico y dramaturgo estadounidense de obra psicológica y estructuralmente compleja, considerado uno de los grandes maestros de la ficción moderna. Era hermano del filósofo y psicólogo W. James. Estudió en Nueva York, Londres, París y Ginebra, y en 1875 se estableció en Inglaterra. A los veinte años comenzó a publicar cuentos y artículos en revistas de EE.UU.,  estableciéndose finalmente en Inglaterra, país que acabaría otorgándole la nacionalidad. En Europa trabó amistad con escritores de la talla de Goncourt,  Maupassant o Balzac.
Jonny Ruzzo  nació y creció en Rhode Island, mudándose a Nueva York en 2008, donde trabaja como ilustrador y pintor. Ha recibido reconocimiento por publicaciones como Society of Illustrators, 3x3, así como ha exhibido su obra en galerías de Nueva York, destacando en el Top 100 de nuevos creadores  de la CMYK Magazine.



Ariodante

Febrero 2014

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