19/7/14

EN LOS MARES DEL SUR BUSCANDO PERLAS

PASAJE A TAHITÍ

 Eva García Sáenz

 Espasa Libros, 2014


Esta es la segunda novela de Eva García Sáenz, tras el éxito internacional de La Saga de los Longevos. En esta ocasión, la escritora alicantina cambia de registro, manteniendo un punto común: una saga familiar. Con esta novela transportará al lector a tierras exóticas, le bañará en aguas cristalinas y acogedoras del océano Pacífico, y asimismo le sumergirá en las aguas frías y turbias del mar del Japón. Buscará y encontrará brillando en sus manos las deseadas perlas negras…que le cobrarán un alto precio en su vida.
No es uno, sino varios pasajes a esa isla polinesia, los que componen esta historia, porque no hay un único protagonista, sino tres, aunque no al mismo nivel. Y cada uno de los tres nos cuenta su versión de la historia común. La narración está situada en el último tercio del siglo diecinueve y el primero del veinte, y centra su atención en una intriga familiar, en las relaciones entre sus miembros, desarrollando dos opciones vitales masculinas y dos concepciones del mundo, entre las que oscilará la femenina de Laia. Una serie de sucesos inquietantes hacen que Denis decida investigar el pasado familiar que se remonta a Tahití. La documentación histórica está muy cuidada, así como la técnica tanto sobre la extracción de las perlas como sobre su cultivo y recreación artificial. Hay personajes reales, algunos muy conocidos, como el pintor Gauguin, o Matisse, que transitan, de modo secundario o como simple cameo, a lo largo de la obra. 
No la considero, sin embargo, una novela histórica, tampoco de historia-ficción como lo era la anterior, ni se trata de una novela psicológica. Es, esencialmente, una historia de amor, de amor entre personas muy diferentes, amor pasión y amor filial, y también de amor a la naturaleza y a la vida. Una novela de sentimientos, donde priman las emociones. Y si bien la autora se decanta más por una de las figuras masculinas, no es a costa de demonizar a la otra. Una, la de Bastian, representa el idealismo, la vida natural, lejos de la civilización occidental, una vida de salvaje, como la opción de Gauguin; la otra, la de Hugo, representa el realismo, el hombre emprendedor occidental que no solo trata de enriquecerse con su proyecto industrial sino de crear trabajo y prosperar, cubriendo un vacío productivo en una zona venida a menos, como en el caso de Baleares.   No todo el mundo está dispuesto a quedarse en una isla del Pacífico viviendo de lo que da la naturaleza. Tan valiente es el que se va como el que se queda. Ambos han de salir adelante partiendo de cero, pero las perspectivas y metas de uno y otro son abismalmente diferentes. Y Laia, la protagonista femenina, es el pivote, el fulcro sobre el que oscilan las dos vidas en el balancín. Ciertamente, es más romántica la opción idealista de Bastian, pero la vida que Hugo ofrece a Laia, a pesar de ser más tradicional, no deja de ser una opción viable, que muchas mujeres comunes desearían. Pero Laia no es una mujer común. Y ese es su atractivo.
Para que no nos perdamos en el rompecabezas de los distintos puntos de vista, y las distintas épocas desde las que se narra, cada capítulo lleva el nombre del personaje y la fecha desde la que se sitúa  su versión. Y tanto la versión de Laia como la de Bastian están narradas en primera persona, contando los hechos desde su perspectiva. La tercera versión, está narrada en tercera persona y por ella conocemos los hechos sucedidos desde 1929 en Manacor (Mallorca), donde la familia Fortuny, encabezada por el primogénito Denis, dirige una próspera empresa de perlas artificiales.


En realidad, diría que es Bastian el verdadero protagonista. Al menos, la autora nos hace comprender mejor a este hombre contradictorio, asilvestrado, individualista, que resulta atractivo. El choque de costumbres entre los europeos que llegan a Tahití, las distintas reacciones ante un mundo tan exótico y tan impregnado de naturaleza, ante los indígenas, la supervivencia de unos y otros, son contemplados por el lector, que va recorriendo junto a los personajes todos esos paisajes y paisanajes. El personaje de Laia es más difícil de comprender, más complejo y menos definido, al menos hasta el final de la novela no sabemos muy bien sus más íntimos motivos. Los personajes indígenas, la familia polinesia que acoge a Bastian así como las ama japonesas, son muy curiosos y llamativos, muy humanos. La contraposición del mundo japonés con el polinesio es interesante. Vemos en todo caso como es Bastian el que se adapta a las costumbres y usos locales, no al contrario. Occidente se pliega ante Oriente.
La novela desarrolla una buena trama y cierra el círculo que se abre al principio. Entretenida, intrigante, exótica, emotiva, con todos los ingredientes de un buen melodrama…una novela atractiva para el gran público, sin duda.

Eva García Sáenz de Urturi (Vitoria, 1972) vive en Alicante desde los quince años. Se diplomó en Óptica y Optometría y durante una década ocupó varios puestos de dirección en el sector óptico. En la actualidad trabaja en la Universidad de Alicante, además de impartir ponencias y cursos de redes sociales. Casada y madre de dos niños pequeños, durante tres años dedicó todas las noches a documentarse y escribir su primera novela: La saga de los longevos. Después de esperar una respuesta por parte de las editoriales, decidió autopublicar su novela en Amazon, la mayor librería online del mundo. Para ello contrató su propia portada, diseñó su página web y se lanzó ella sola a dar a conocer su novela en Internet. Luego fue publicada por La Esfera de los Libros. Tras La saga, llega ahora su segunda novela.


Ariodante


15/7/14

IMAGINARIO DE ALBERTO MANGUEL

LEER IMÁGENES

ALBERTO MANGUEL

Alianza, 2011

Comienza el libro citando a Laurence Sterne, y lo vuelve a citar en el prólogo “rara vez llego al lugar hacia el cual parto”, nos dice Manguel para justificar que si bien su propósito era escribir sobre nuestras emociones y el modo en que afectan nuestra lectura de las obras de arte, lo cierto es que ha ido desviándose a otras metas, otros caminos. Lo cual presenta agradables sorpresas. Insiste, eso sí en que no intenta probar nada, su discurso no es el de un historiador del arte ni el de un especialista, sino el de un aficionado…a la lectura, que, llevado por la simple curiosidad, se acerca a la pintura convencido de que  es posible extraer un mensaje de ella, puesto que de un lenguaje se trata, aunque sea visual.
En doce capítulos, eligiendo a un artista en cada caso y una obra en concreto, Manguel se explaya y hace girar su mirada, deambulando por la obra, el artista, el contexto, …y nos muestra que, efectivamente, se puede leer una imagen, podemos descubrir al artista que hay tras ella, y entablar un diálogo o simplemente, escuchar lo que nos cuenta. Porque las imágenes nos proporcionan información, eso es evidente: símbolos, signos, mensajes y alegorías. Como las palabras (y cito a Manguel, que parafrasea a Shakespeare) “son la materia de que estamos hechos”.
Así, en los doce capítulos estudia diversas facetas de la imagen: como relato, ausencia, acertijo, testigo, comprensión, pesadilla, reflejo, violencia, subversión, filosofía, memoria y teatro.
El primer capítulo habla, pues, de la imagen como relato.  El cuadro que elige es “Barcas de pesca en la playa de Saintes Maries”, de Van Gogh, pintura que Manguel vio por primera vez a los nueve años y que recuerda como su primer contacto consciente con el arte. Su mirada sobre el cuadro, muchos años más tarde, le provoca otras reacciones. Lo que vemos es el cuadro traducido a nuestra propia experiencia, nos dice. Solo podemos entender un texto si conocemos el lenguaje, si disponemos del abecedario adecuado. Con las imágenes pasa igual, nos viene a decir Manguel.
La imagen como ausencia  centra su digresión en una obra de Joan Mitchell, “Dos pianos”, que le da pie para hablar del expresionismo abstracto, como un modo de trabajo fuera del lenguaje o con un lenguaje ausente. Pero aun así, los colores per se producen un placer material, además de ser emblemas de nuestras relación emocional con el mundo. Y ahí Manguel entra en Leon Battista Alberti, Newton, Diderot, Goethe y Locke….etc. sobre los sistemas elaborados para analizar, clasificar y entender el color. Dos pianos sugiere una escritura borrada o revisada por medio del color. Como un palimpsesto.
En el siguiente capítulo, la imagen como acertijo, el cuadro que da pie a su discurso es “La Virgen de la pantalla de mimbre”, atribuida a Robert Campin…y nos sorprende su capacidad de observación y de sugerir  connotaciones, de sacar consecuencias de todos los detalles que el cuadro encierra.
La imagen como testigo, tiene elegida una fotografía de Tina Modotti, y en ese capitulo gira su reflexión sobre la fotografía y la reproducción de la realidad, y la trayectoria de Modotti.
La comprensión tiene como  imagen una pintura de Lavinia Fontana (hacia 1570), “Retrato de Tognina”, una especie de niña lobuna, y analiza en el capítulo los retratos de seres aberrantes, hombres-lobo o mujeres peludas o barbudas, así como diversos cuadros de mujeres artistas, y los motivos que escogían.
Para la imagen como pesadilla usa una pintura casi surrealista de  Mariana Gartner, “Cuatro hombres de pie”, estudiando la obra de esta pintora y comparándola con otras procedentes del surrealismo.
El reflejo como imagen usa el mosaico de la batalla de Isos, de Filoxeno de Eretria, analizando  una serie de retratos o supuestos retratos, considerándolos como espejos, reflejos de la realidad.
Violencia está representada por el cuadro “Mujer llorando” de Picasso, que considera como uno de los más memorables, previo y en relación a su “Guernica”, en el que analiza su relación con Dora Maar.

La imagen como subversión toma una escultura el San Pedro, de El Aleijadinho, escultor  brasileño Antonio Francisco Lisboa, llamado El Aleijadinho, ( El Lisiadito), que fue maestro del barroco escultórico colonial, y analiza su obra en relación a la situación de la época.
En la imagen como filosofía pasamos a la arquitectura, concretamente a Claude Nicolas Ledoux y su construcción de la Casa real de la Sal en Arc-et-Senans. Pero las reflexiones giran con ese motivo, sobre las ciudad ideal vista por distintos teóricos del arte y los utopistas.
La memoria como imagen presenta la maqueta al monumento al Holocausto de Peter Eisenman : la obra de arte ha de dar pie a un compromiso, debe obligar al espectador a una confrontación, y así ofrecer una lectura esclarecedora.
Finalmente el teatro donde nos presenta la pintura del Caravaggio, “Las siete obras de misericordia”, que entiende Manguel como prototipo de escenario donde se nos muestra una serie de actos, a modo de representación teatral.

En un tiempo como el que vivimos, donde priman las imágenes sobre los textos escritos, Manguel plantea en conjunto reflexiones como que “adoramos las imágenes, pero no aprendemos a fondo con su ayuda”, carecemos de un vocabulario compartido, cuando en otras épocas en las que el analfabetismo era mayoritario, las imágenes tenían una función informativa que suplía la  lectora. El autor argentino canadiense cree que deberíamos disponer de ese vocabulario, y que de ese modo estaríamos en condiciones de desvelar el contenido de las imágenes artísticas. Lo cierto es que, como luego el propio autor nos advierte, si bien esta es la idea principal, las digresiones son continuas aunque muy interesantes y curiosas,  pero a veces nos alejan demasiado con la idea que nos ha querido mostrar al principio.

El escritor, traductor y editor argentino Alberto Manguel (Buenos Aires,1948) pasó su infancia en Israel, país donde su padre era embajador. De regreso en su tierra natal, el joven que tuvo la suerte de conocer a Jorge Luis Borges (a quien le leía libros cuando el autor ya estaba casi ciego). A lo largo de su vida, este argentino que escribió junto a Gianni Guadalupi el libro titulado “Diccionario de lugares imaginarios”, vivió en Tahití (donde fue editor de “Les Editions du Pacifique”) y en Toronto, (Canadá) donde permaneció cerca de veinte años y trabajó, de forma regular, para diversas publicaciones y editoriales.
“Noticias del extranjero”, “Historia de la lectura”, “En el bosque del espejo”, “Stevenson bajo las palmeras”, “Nuevo elogio de la locura” y “La biblioteca de noche” son algunos de los títulos que pertenecen a la obra literaria de este escritor nacionalizado canadiense que ha fijado su residencia en Poitou-Charentesen (Francia).



Ariodante
Julio 2014



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