27/2/10

UNA EXPOSICIÓN DE PINTURA EN MADRID

Estos días pasados he tenido el placer de visitar la exposición IMPRESIONISTAS, U N NUEVO RENACIMIENTO, organizada por la Fundación Mapfre del Paseo Recoletos, en Madrid. Aunque hube de soportar una espera de una hora, en la cola donde una gran cantidad de amantes de la pintura pacientemente soportábamos el paso del tiempo y veíamos con cierta inquietud cómo grupos de escolares de la más tierna edad, gozosos y silenciados constantemente por sus profesores-vigilantes, entraban decididamente por delante de nosotros, encantados de pasar la mañana en una lúdica clase que con toda seguridad importase más a los profesores que a los niñitos.
Una vez accedido al recinto, respiramos a fondo y nos disponemos a admirar una importante cantidad de cuadros procedentes del Museo D’Orsay, de París. Aunque lógicamente esto no es más que una pequeñísima muestra de los inmensos fondos del Museo que tuve el gozo de haberlo disfrutado en años pasados, se agradece volver a verlos, en mi caso y para los que no hayan tenido la ocasión, resulta un magnífico descubrimiento.
La idea base sobre la que se ha organizado la exposición es que, aunque el impresionismo supuso una ruptura respecto a la pintura académica realizada hasta el momento, no se originó de la nada, sino que surgió codo con codo entre otros tipos de pintura, que, si bien no eran tan radicales, también representaban un cierto tipo de desviación respecto a la norma académica, creando entre todos un clima que finalmente floreció con un grupo de pintores y artistas que representaban una nueva mirada hacia el arte y hacia el mundo a representar por ellos.

Así, mientras que Manet sigue siendo considerado como el padre de los impresionistas, y sus cuadros nos reciben a la entrada de la exposición con un delicioso Pífano, que nos saluda e introduce, hay otros muchos artistas no impresionistas pero contemporáneos suyos, como los simbolistas Gustave Moreau, con sus ambientes oníricos y irreales, Puvis de Chavannes, con tres deliciosas pinturas casi monocromáticas, los realistas Courbet y Millet; el norteamericano James Whistler; el altísimo y algo naif Bazille; a caballo entre el academicismo y el pre-impresionismo, Fantin-Latour, del que recientemente pudimos disfrutar una exposición antológica en Madrid el otoño pasado; el propio Degas, que sólo parte de su obra puede ser considerada como impresionista, y los rechazados al Salón, que conforman propiamente el grupo: Monet, Renoir, Sisley, Berthe Morissot, Pissarro, y el primer Cezanne.
Todos ellos fueron discípulos de Manet, que estaba en la frontera del realismo y el impresionismo, pero nunca se consideró a sí mismo como impresionista. Fue, eso sí, un gran director de la nueva orquesta pictórica. Un introductor de una nueva manera de mirar, y sugirió no sólo nuevos métodos sino nuevos motivos, nuevos objetos a quien dirigir la mirada artística. Mientras el academicismo (romanticismo y neoclasicismo) se concentra en los temas clásicos, en retratos aristocráticos, en grandes temas mitológicos o históricos, los realistas ya empiezan a mostrarnos a la gente de la calle, a los campesinos, a las modistillas, a las fulanas, a los borrachos en la taberna. Manet, con su Olimpia, o con su Desayuno en la hierba, desató furores en la crítica, al plasmar en un cuadro los rasgos de una mujer vulgar en una pose de diosa o gran señora. La total ausencia de un motivo elegante, el reconocimiento de que cualquier motivo puede ser pictórico, era ya de por sí una revolución en la pacata sociedad victoriana europea. Manet fue un gran admirador de la gran pintura española, de hecho pasó tiempo en España contemplando a Velázquez y a Goya, y produciendo muchos cuadros en los que la influencia de nuestros grandes artistas es evidente. Y ello supuso el paso siguiente. Manet actuó como intermediario entre Velázquez y Goya y el impresionismo. Las ligeras pinceladas velazqueñas con que pinta los retratos de los enanos, o del Esopo, o la Lechera de Goya, junto a sus pinturas, previas a la serie negra, son un claro antecedente de lo que vendrá después. El paso que dan los impresionistas es no sólo en los motivos: paisajes, figuras sin nombre, bodegones, caballos, etc., sino en la técnica: color, luz y color. Olviden el dibujo, olviden la línea negra, pinten con el color: con los miles de matices que la luz crea sobre las formas de la naturaleza, sobre los vestidos de las mujeres, sobre la hierba, sobre el agua, en el cielo...Salgan a pintar al aire libre, miren lo que hay al exterior del estudio, del taller. Olviden el taller y disfruten el espectáculo de la primavera, o de la nieve, o de las regatas en el río, o de los desfiles callejeros, explosivos de luz y color. Eso es lo que supuso el impresionismo: la alegría de vivir traspuesta a un lienzo de dos dimensiones.


Y de esa alegría fuimos partícipes los que paseamos por las salas a media luz, admirando las bellezas que se nos muestran y disfrutando del goce estético, transportados por unas horas a otros mundos, lejos del ruido y la furia de las calles, de las zanjas, del tráfico y de la ajetreada vida cotidiana.

21/2/10

CUENTOS VAGABUNDOS

Reseña anteriormente publicada aqui:http://www.la2revelacion.com/?p=1153

Gisbert Haefs (Wachtendonk, Renania, 1950), autor, traductor y editor germánico, realizó sus estudios de filología inglesa y española en la Universidad de Bonn. Como él mismo cuenta en una entrevista, “he nacido en una familia católica, pasando mis años de escuela en un colegio de jesuitas – me había costado bastante trabajo ganarme la libertad intelectual, y después de luchar contra el adoctrinamiento cristiano, no me apetecía dejar mi cerebro a los marxistas, sino pensar por cuenta propia. Entonces, la filología y la literatura” fueron su elección universitaria. Ha trabajado como traductor independiente y más tarde como traductor y editor en alemán de diversos autores como Bioy Casares, Borges, Kipling, Conan Doyle, Chesterton, Mark Twain o incluso Bob Dylan y Brassens, ya que también, como un virtuoso renacentista, le interesa la poesía y la música, habiendo publicado en 1981 unos Cantos Grotescos, canciones que compuso, interpretó y editó en disco.
En España conocemos más su vertiente como autor de ensayo y novela histórica, pero hay otros aspectos de su amplia obra literaria que se nos muestran ahora, en esta compilación de cuentos que presentamos aquí. Y nos sorprendemos al descubrir casi a un autor desconocido, nuevo, distinto y muy atractivo. Siempre se ha dicho que es más difícil escribir un buen relato que una buena novela, porque ha de concentrarse en un breve espacio y ha de atraer y atrapar al lector para dejarlo satisfecho a su final. En España no hay demasiada tradición de relato, pero creo que precisamente por ello, podemos augurar que estas historias van a encontrar una acogida en hambrientos lectores de un género no muy abundante por estos lares.
En estos dieciocho cuentos, de muy diversa factura, obras que ya han sido publicadas en Alemania anteriormente y de donde algunos personajes han sido recogidos en obras posteriores, encontramos un nexo de unión, vago, sutil y vaporoso: la inquietud y el desasosiego. Son narraciones inquietantes, ciertamente. Porque descubren tras una fachada de cotidianeidad, en algunos casos, o de normalidad, un mundo oscuro, agazapado cual monstruosa criatura a la espera de ser liberada.
No es casualidad que Haefs haya traducido a Conan Doyle o a Kipling, o a Bioy Casares y a Borges, todos ellos con una faceta inquietante en sus obras. Traducir es como recrear una obra, recrear a un autor. Un buen traductor ha de meterse en la piel del autor al que traduce y adivinar qué ha querido decir; qué y cómo lo dice, realmente. Y en esa empresa ha de haber una simbiosis, una interrelación entre ambos. Leer entre líneas antes de verter al otro idioma, finalmente, la obra ajena, que, en una pequeña pero importante parte, el traductor hace propia, le impregna.
El espíritu de Kipling sobrevuela muchos de estos relatos. También descubrimos un humor muy especial, muy borgeano, una mezcla de inquietud y de goticismo, como en Monstruo o El anatomista azul. Clima onírico, impactante, en El fin de Jürgen Soberg. Hay en algunos una cierta intención de sátira muy fina, de paradoja, como en la Parábola con varios conocidos. Errores y virutas toca el tema de las sectas pseudorreligiosas, que es reiterativo en varios relatos, como En la frontera.
Algunas narraciones se enmarcan dentro del más puro estilo de la novela policíaca, siendo altamente destacable El triunvirato, que me parece de una estructura y elaboración redonda (a pesar de ser triangular), y en menor grado, Matzbach y un par de buenistas, de la que destacaría este párrafo: “Quien pone eufemismos en circulación, cambia el lenguaje, cambia el contenido de las palabras para mejorar el mundo conforme a su modelo, acaba llamando, probablemente pronto, “auto de fe” a la quema de herejes y “limpieza étnica” o, por qué no, “purificación religiosa de la población”, al genocidio.”
Otras, como Un feliz acontecimiento o como, sobre todo Ángel en la penumbra, a pesar de su apariencia de dirty realism, contiene diversas connotaciones, absolutamente terribles: el amor/odio al héroe, el repudio a los que nos protegen pero que necesitamos, a la inevitable herencia paterna, la mediocridad que no soporta al diferente, al que ayuda, precisamente porque se le necesita, el resentimiento contra todo ello, ...son relatos parabólicos, que lanzan una potente carga de profundidad contra una sociedad en franca decadencia, y algunos dejan un regusto de amargura, como el de Retorno al hogar, que es mucho más dramático y parece un mal sueño. Tanto el comienzo, con El testigo, como el final del libro, con Los dones de los tres reyes, tienen un marco de tema histórico judeocristiano, romano y, si se quiere, religioso. Y ambos son muy curiosos y con un toque de humor muy especial, francamente divertido.
Sin embargo, se echa de menos al final de cada relato, la fecha en que fue escrito, que consideramos un dato más para ubicarlos, así como su título original. Tampoco una introducción o breve prólogo sobre la obra del autor hubiera sido desdeñable, al ser una colección de cuentos tan variopinta, y tan diferente a lo ya conocido de Haefs en España. Vaya, de todas formas, nuestra enhorabuena a Evohé por esta nueva publicación, que nos muestra otra cara de un autor que tiene aún mucho que contarnos.

Etiquetas

 Mis Reseñas (1) Antología (3) Anuncios y Notas (1) arqueologico (1) arte (1) Artículos literarios (2) Articulos viajes (1) autobiografía (6) Cartas (2) ciencia ficción (1) Clásicos (1) Comentarios Artísticos (8) Comentarios Cinéfilos (11) Comentarios Cotidianos (7) Comentarios especiales (9) Comentarios Literarios (5) Comentarios Nostálgicos (6) comentarios poéticos (3) Comic (1) Cómic (2) Conferencias (1) cuento (2) cuentos (1) Cuentos Ilustrados (1) Drama (1) ensayo (11) Ensayo arte (1) Ensayo biografico (14) Ensayo de arte (1) ensayo histórico (7) Ensayo literario (6) Ensayo Viajes (1) Ensayos arte (1) Entrevistas (2) Eventos (33) Eventos artísticos (2) Eventos Literarios (35) libro ilustrado (2) Libros de viajes (3) literatura viajes (3) lliteratura de viajes (1) Memorias (5) Microrrelatos (2) Mis lecturas (9) Mis Reseñas (530) mitologia (1) mitología (2) naval (2) Notas (1) Novela (80) novela aventuras (14) Novela biográfica (6) novela ciencia ficcion (1) novela corta (19) novela de viajes (2) novela decimonónica (7) novela del oeste (3) Novela épica (2) Novela espías (3) novela fantastica (2) novela fantástica (5) novela historica (38) Novela histórica (33) Novela histórica naval (19) novela intriga (20) novela japonesa (2) Novela polciaca (8) Novela policiaca (5) novela psicológica (1) Otros (1) POESIA (1) poesía (4) policiaca (1) Recomendaciones literarias (2) Reflexiones literarias (1) Relato (8) relato histórico (2) relato mitologico (2) relatos (12) Relatos Oeste (1) Relatos. (18) Relatos.  Mis Reseñas (3) Reportaje (3) reportaje biográfico (2) reportaje viajes (3) reseñas (1) Reseñas (1) Teatro (1) Textos Memorables (4) Thriller (6) Western (7)

Seguidores

Archivo del blog