EMMANUEL CARRÈRE
Anagrama, 2014
Novela corta donde la maestría de Carrère
se despliega por completo, fue adaptada al cine en 1998
por Claude Miller y titulada La clase de
nieve, con guión del propio Carrère. La “semana blanca” que es tradicional
en los colegios franceses y en algunos españoles, es el escenario donde se
desarrollan los hechos de esta novela. Pero no solo los hechos, sino también
los sueños, el imaginario que bulle en la mente de Nicolás, protagonista de
esta narración. Un niño de ocho años, sobreprotegido por sus padres, que va a
pasar una semana en un albergue de montaña con sus compañeros de clase.
Desde el principio ya hay problemas:
primero, el padre se niega a que el niño vaya al albergue en el autobús
escolar, junto a sus compañeros de
clase, lo que implica que lo llevará él mismo en su coche. Si ya en las clases
Nicolás ha estado considerado como un niño especial, demasiado protegido, “un
niño de papá”, presentarse en el albergue de la mano de su padre pone la
puntilla. Pero eso no es todo: cuando se vienen a dar cuenta, el padre se ha ido con la maleta de Nicolás
en el maletero del coche. Nicolás se encuentra sin ropa de recambio, sin
cepillo de dientes y lo que es peor, sin el hule preventivo de posibles aguas
nocturnas. No podía entrar de peor manera.
Si hay algo que los colectivos infantiles
(y muchos adultos) desprecian es la individualidad, la diferencia, y lo
castigan con bromas, burlas y a veces, con la violencia física. Nicolás lo sabe
y lo teme.
En su clase hay un líder, un chicarrón mas
grande y de humor variable, llamado Hodkann que parece tomarle bajo su
protección: elige la litera de arriba de su cama para situarlo. Nicolás oscila
entre el pánico y el deseo de hacer amigos y agradar.
Carrère sabe sumergir al lector en la
mente infantil, haciendo que el relato de los hechos pase por ese tamiz, con lo
que muchas veces la imaginación y la verdad se superponen, se mezclan, como el
sueño y la realidad en una ensoñación. La verdad no la sabremos por él, ni
siquiera la sabremos por el autor de la novela, puesto que el lector solo
recibe la información desde el punto de vista de Nicolás, lo que imagina, lo
que piensa, lo que cree, y finalmente lo que teme escuchar, pero que parece ser
cierto.
Los monitores, la maestra, el padre, la
madre, …todos los personajes adultos están mostrados desde la óptica infantil,
con lo que la información acerca de ellos es relativa, está expresada “desde
abajo” desde la altura del niño. Únicamente hay un capítulo, el 26, en el que
Nicolás se encuentra, veinte años después, con Hodkann, convertido en un
vagabundo. Después continua con la narración del albergue.
Ocurren hechos luctuosos durante la
estancia en la nieve; hechos terribles, en los alrededores de la zona, y de
algún modo nos iremos dando cuenta de que indirectamente afectan a Nicolás.
Pero en ningún momento tendremos completa
certeza, porque seguimos la mirada del niño.
Es una historia que marca un antes y un
después. Es la novela que el protagonista de El Adversario leerá en prisión y le hará decidirse a contactar con
Carrère. A partir de aquí, el escritor francés cambiará su modelo de escritura.
La novela tiene una fuerza tremenda, que hace al lector leer de un tirón las
168 páginas. Si alguno ha olvidado su infancia, la recordará leyendo este
libro.
Escritor, director de cine y guionista
francés, Emmanuel Carrère (París,
1957) estudió en el Instituto de Estudios Políticos de París, pero pronto
comenzó a interesarse por el mundo del cine, escribiendo críticas para revistas
como Télérama y pasando al ensayo con libros sobre autores como Werner Herzog.
En lo literario, Carrère logró un gran
éxito con El adversario, novela de la
que él mismo escribió el guión para su adaptación cinematográfica. Además,
Carrére se ha encargado posteriormente de dirigir las versiones de sus novelas
para el cine.
A lo largo de su carrera, Carrère ha
logrado diversos galardones, como el Renaudot, el Femina, el Duménil o el
otorgado por el diario Le Monde.
Fuensanta Niñirola