IRÈNE NÉMIROVSKY
Ed. Salamandra, 2013
Primera novela de Irène
Némirovsky, El malentendido se publicó en la revista Les Oeuvres Libres en 1926 y se editó como libro en 1930, un año
después de David Golder, la obra que
la hizo famosa. Nada que ver con la obra
teatral homónima de Albert Camus, estrenada en 1944.
En El malentendido, la autora
profundiza en una relación difícil: por una parte, Denise, una rica casada,
cuyas únicas ocupaciones consisten en vigilar su peinado, ir a las modistas, a
la ópera y dar paseos en coche por el Bois de Boulogne, una vida absolutamente
superficial, con una hija de la que se ocupa la niñera, un marido que viaja
mucho y que no parece demasiado interesado en ella.
Por otra, Yves, un joven
miembro de la alta burguesía, educado, sofisticado, acostumbrado al mundo al
que también pertenece Denise, pero venido a menos tras la muerte de sus
progenitores y los desastres de la guerra, lo que le obliga a buscar un trabajo
para poder mantener al menos su antigua mansión, refugio ante los agobios que
se ve obligado a pasar.
La psicología de Yves Harteloup
está dibujada a la perfección. Hombre consciente de sus problemas y realista en
su modo de afrontar su vida, aunque le duela
levantarse por las mañanas a horario fijo para ir a la oficina, vive
soportando la tensión entre su educación y la vida que se ve obligado a llevar
para sobrevivir.
Durante unas vacaciones en
Hendaya, conseguidas con gran esfuerzo económico, pues se hospeda en un gran
hotel, viste y usa los mismos lujos de los que le rodean, se encuentra con un
viejo camarada militar, con quien coincidió en un hospital de guerra. Este
amigo tiene una buena posición, …y una joven esposa: Denise.
Denise pasa casi todo el
verano sin la compañía de su esposo, al que retienen los negocios en
Inglaterra. Y la relación surge.
La joven casada es por
completo inconsciente respecto a la agobiante posición de Yves, y éste, por
honor, se la oculta constantemente. De ahí el malentendido: ella cree –o quiere
creer- que están en igualdad de condiciones. Desea un amante que la entretenga,
alguien de su posición, con educación y modales. Que salga a la ópera cualquier
noche, que la acompañe a cenas y bailes, y que la trate con dulzura, como se
trata a una niña, como un padre que esté
a su disposición en cualquier momento.
Yves es incapaz de
negarse, porque la ama, o más bien ha caído en sus redes porque necesita amar a
alguien, necesita la ternura de esos momentos en los que se olvida del drama de
su vida. Los días vacacionales son como un dulce sueño, una ilusión que tarde o
temprano se desvanecerá. Poco a poco, desde su retorno a París, a la oficina y
a los problemas económicos, la relación va deteriorándose.
Irene Nemirovsky |
Denise, incapaz de hacer o
pensar en nada que no sea su encuentro diario con Yves, se desespera cada día
hasta que su amante sale del trabajo y va a reunirse con ella. Yves, por el
contrario, ha de hacer verdaderos esfuerzos para mostrarse alegre, ocurrente y
tierno. Y con la rutina, el aburrimiento comienza a manifestarse, Yves se agota y es incapaz de seguir el ritmo
vital (y económico) de su amante, la cual, aconsejada por su madre, intenta un
modo de atracción que resultará fatal.
La psicología de los dos
personajes principales, sobre los que se centra la novela, está profundamente
desarrollada, sobre todo, la personalidad y circunstancias de Yves y su
continuo conflicto entre sus principios y la cruda realidad.
Fuensanta Niñirola