AMOR Y VEJEZ
Postfacio de MARC FUMAROLI
Traducción de Jose Ramón Monreal
Ed. Acantilado, 2008
Esta edición consta de un breve
texto de François-René de Chateaubriand
Combourg, 1768-París, 1848), de apenas veinte páginas, seguido de un estudio en
el que el autor marsellés Marc Fumaroli analiza y engarza el
texto en el conjunto de la obra del
insigne compatriota de Combourg. Texto que impacta por su hondura y emotividad,
puesto que abre el corazón del viejo René ―hasta el punto de pedirle a su secretario
que lo destruyera, cosa que éste no hizo―que nos habla de su pasión erótica,
contrastando los sentimientos y emociones que le exaltan con la inevitable
barrera física impuesta por la vejez, puesto que lo escribe habiendo pasado
largamente los sesenta años (murió a los ochenta, longevo para su época).
«En toda mujer hay una emanación
de flor y de amor» comienza diciéndonos el viejo Chateaubriand. Y más tarde:
«Sé mía, y luego déjame traspasar tu corazón y beber toda tu sangre. […] Objeto
encantador, te adoro, pero no te acepto. Ve a buscar al joven cuyos brazos
pueden entrelazarse con gracia con los tuyos; pero no me lo digas»
Un hombre del historial amoroso
de Chateaubriand, reflexiona al descubrir que, al igual que una extremidad
amputada sigue percibiéndose tiempo después, en la vejez sigue sintiendo el
deseo y la pasión con gran fuerza, pero no sólo el gastado cuerpo ya no
responde o responde mal a los impulsos del alma, sino que los sentimientos
pasionalmente juveniles que alberga chocan ante la razón de la madurez y la
veteranía que pone freno a lo que llevaría a un fracaso y derrota emocional. «Envejecido
en la tierra sin haber perdido nada de sus sueños», el viejo René se siente
tentado por la fuerte atracción de una joven, pero prefiere abstenerse, incapaz de soportar un
seguro abandono: «Flor encantadora que no quiero coger, te dirijo estos últimos
cantos de tristeza». Maravillosas y entrañables palabras de un alma apasionada
en un cuerpo atormentado.
El estudio de Fumaroli remarca
que el eros moderno de Chateaubriand
oscila entre dos extremos, ninguno de los dos tibio, ambos ardientes: el libertinaje
y la violencia sacrílega de un Casanova o de un Sade y el éxtasis religioso
cristiano. Ese éxtasis que le hace vibrar escuchando el canto de los castrati en el oficio nocturno del
Viernes Santo. Fumaroli cita a su vez a Sainte-Beuve ―que en 1862 hizo públicos
algunos extractos de estos textos, cuando aún eran desconocidos― « ¡Qué
ebriedad hasta en las reflexiones, qué fuego!» dice Sainte-Beuve «El rechazo de
Chateaubriand es ardiente, apasionado, voluptuoso». Efectivamente, a pesar de
su refreno, el aristócrata, viajero, gran autor y político francés reconoce que
no le importaría, aunque sólo una vez más,
hacer vibrar a esa joven, dejándole una huella perturbadora. Pero se
contiene.
Marc Fumaroli (Marsella, 1932), catedrático de la Sorbona y del
Colegio de Francia, es un especialista en el siglo XVII francés, sobre cuyos
autores más representativos tiene diversos ensayos y estudios. En esta edición
presenta un estudio bastante detallado e
interesante de la idea del eros cristiano en la modernidad, analizando las
distintas obras de autor galo, comparando los escritos de juventud y la propia
vida, con los textos de madurez y el texto que ocupa el centro de estas
páginas.