BALTASAR
MAGRO
Roca editorial,
2012
A lo largo de las páginas de este
libro, asistirá el lector al proceso de gestación y desarrollo del mundialmente
famoso cuadro realizado por Picasso en 1937. Escrito como un reportaje
novelado, el texto se divide en dos partes, separadas por veinte años de
diferencia. Una primera, a modo de introducción, situada en el año 1917, año en
el que, mientras sigue la guerra europea, Picasso viaja a Roma acompañando al
grupo de Diaghilev, para el que estaba diseñando decorados y trajes. Le atraía,
además, la presencia de la bailarina Olga Koklova, con la que más tarde
llegaría a casarse. Desde Roma hace Picasso una excursión individual a
Florencia, y allí contempla extasiado una pintura de Rubens, Los desastres de la guerra, que le
dejará una huella indeleble.
La segunda y principal parte del
libro es la que desarrolla la elaboración del Guernica, la inmensa pintura que fue encargada a Picasso por el
Gobierno de la República española, en plena guerra civil, con el objeto de
mostrarla en la Exposición Internacional de París. Quieren una obra que atraiga
la atención del mundo hacia España. Que irradie luz sobre la destrucción y la
muerte.
Cuando inicia el viaje italiano,
Picasso está abandonando la fase cubista y a punto de comenzar su fase clásica, sobre la que
debió influenciarle mucho todo el arte que absorbió en ese viaje. Es un pintor
conocido y reconocido, joven y pleno de empuje. En 1937, Picasso es un hombre
maduro, famoso y con toda una «corte» alrededor, una tropa de ayudantes,
sirvientes, amigos fieles, amantes y ex amantes. A pesar de vestir como un
mendigo, Picasso en 1937 es un hombre rico, su obra está cotizadísima y posee
varias casas, varios estudios, coche y chófer, mantiene a varias mujeres, su
aún esposa Olga, su ex amante Marie Therese, y a Dora Maar, la actual amante y
compañera. Su secretario y amigo Sabartés, cuya adoración y eficacia le solucionaba
los problemas cotidianos de la vida, era
su sombra, cuidador, garante y vigilante de todos sus negocios.
Picasso está preocupado por la
guerra española, y muy impresionado cuando conoce el bombardeo de Guernica.
Hace ya un tiempo que recibió el encargo de realizar una gran pintura para la
Exposición Internacional de París, pero no se acaba de decidir, es un hombre
voluble, caprichoso, que prefiere pintar a su aire y al que le molesta verse
condicionado por un encargo. Además, tras el bombardeo de Guernica, todos
parecen presionarle para que «haga algo» al respecto, ya que la figura de
Picasso es simbólica, y una obra suya en la Exposición lanzaría un mensaje al
mundo.
El autor refleja bien las dudas
del artista, su indecisión, las conversaciones con unos y otros, las distintas
ideas llevadas al papel a modo de ensayos, bocetos o tanteos. Finalmente,
inicia el proceso y la maquinaria se pone a funcionar: toma de medidas, encargo
del inmenso lienzo, decisión del lugar donde realizar el trabajo (el ático,
antiguo granero de su casa de Grand-Augustins), las dificultades de colocación
de un lienzo tan enorme, etc. Cuando comienza
a pintar, el lector va a seguir paso a paso, en capítulos breves, los avatares
del trabajo artístico, (que Dora Maar plasmará en cientos de fotografías), toda una serie de dibujos preparatorios, que ayudarán
a seguir el proceso. Unos cuantos amigos ―pocos, y elegidos―podrán ver las
distintas fases que va tomando la pintura.
Picasso tiene una idea de
conjunto, pero no precisa, y a medida que las figuras van cubriendo el inmenso
lienzo vacío, cambia varias veces su ubicación, tamaño proporciones, en
relación al conjunto. No quiere hacer algo concreto sobre Guernica, aunque lo
titule así: quiere implicar la Guerra, con mayúsculas. La desolación que sigue
a la guerra. Eso sí, hay figuras muy relacionadas con España, de cuya contienda
recibe constantemente noticias: el toro y el caballo, cuyas posiciones en el
cuadro son importantes y de fuerte presencia. Pero en él, con el estilo que le
caracteriza en esa etapa, fuertemente expresivo y duro de líneas, van a surgir
figuras que el artista lleva guardadas en su mente desde hace años: las figuras
de Rubens que le impresionaron en Florencia. No desea color. Picasso siempre
fue más aficionado a las líneas que al exceso de cromatismo. Como buen español,
el negro está presente y tiene en esta pintura un simbolismo excepcional.
Blanco, negro, gris. Luces y sombras. Leves veladuras azules, ocres. Y una
composición de una titánica presencia, que podrá generar cualquier cosa menos
indiferencia.
Hay un detalle curioso: al
principio del libro se produce un encuentro simbólico, dos modos de ver la
vida: la artística y la militar. Durante el viaje en tren a Florencia, el autor
hace coincidir a Picasso con alguien que en un futuro será una importante pieza
en la guerra civil: el entonces comandante Emilio Mola. Y ambos intercambian
puntos de vista sobre la fotografía, afición común, en relación con la pintura y
con la vida. No coinciden, claro, en la manera de ver la situación de España.
El encuentro será fugaz, pero dejará una grata impresión en Picasso. Además,
Mola olvida en su asiento una pequeña y sofisticada brújula, que es
inmediatamente «fagocitada» por Picasso, que era un coleccionista nato. A lo
largo de la guerra, Picasso sigue con interés el nombre del general Mola….y
conserva la brújula. Y curiosamente, al finalizar el Guernica, tiene noticia de la muerte del general. Un círculo que se
cierra.
Baltasar Magro presenta, con buena
prosa y narración amena, el relato de cómo surge una gran obra artística, y nos
acerca a la difícil personalidad de un gigante, a pesar de su corta talla, un
hombre extraordinario y genial, aunque conflictivo y contradictorio,
probablemente insoportable en su cotidianeidad, pero seguramente encantador, ya
que no hay más que ver la devoción que le profesaban sus íntimos. El libro gustará
a los amantes del arte pero también al gran público, ya que presenta de modo
sencillo y claro todo el proceso artístico, y además, el Guernica no es solo
una obra de arte, sino, ante todo, un símbolo.
Baltasar Magro Santana (Toledo, 1949) estudió Filosofía y Letras en
la Universidad Autónoma de Madrid y, más tarde, Periodismo. Durante más de
treinta años ha trabajado en diferentes televisiones como guionista de
programas culturales, documentales y de entretenimiento, y como director de
diferentes espacios informativos, entre los que destaca su vinculación al
mítico Informe Semanal. En la actualidad, desarrolla su actividad
profesional en los medios impresos. Su obra literaria se inicia con El
círculo de Juanelo (2001), novela que obtuvo un gran éxito, con
diversas ediciones y buena acogida de la crítica. Le siguieron La
sangrienta luna (2002), Carrosanto(2002), Los
nueve desconocidos (2004), En primera línea (2006), La
hora de Quevedo (2008).
Ariodante