GEORGES SIMENON
Ediciones
B, 1990
Las Memorias íntimas de Georges Simenon ( Lieja, 1903- Lausanne, 1989) son todo un
compendio de anécdotas, recuerdos, reflexiones, comentarios y un repaso
exhaustivo de aspectos de la vida del escritor belga y familia. Desde el primer
momento se dirige en segunda persona a sus hijos, principalmente a su hija
Marie-Jo, que se suicidó muy joven tras una larga serie de trastornos
emocionales. Mantiene una extensa conversación con ella, con su recuerdo. Sin
embargo, también amplía su conversación
a sus otros tres hijos: Marc, Johnny y Pierre. Así, tras una
introducción dirigida a su amada e inestable hija, se dirige primero a Marc,
para contar brevemente los años previos a su nacimiento. Marc era hijo de la
primera esposa de Simenon, Regine Renchon, artista plástica.


Simenon irá
narrando - a veces con detalles muy prolijos- la vida que llevaron mientras
este hijo crecía, primero, durante la guerra, en un pequeño pueblecito francés,
Vendèe, donde la guerra parecía lejana, y donde llevaron una vida de
campesinos, cultivando verduras y
frutas, cazando y pescando, mientras seguía escribiendo y publicando novelas a
un ritmo siempre extraordinario( una media de seis o siete novelas al año),
como extraordinario es el número incontable de amantes o de relaciones amorosas
ocasionales que tuvo. Como se dice en la ópera mozartiana Don Giovanni, “Mille tré!”. Cientos, diríamos. Algunas tan sonadas como Josephine Baker,
mismamente.

Llegado un
punto, en 1956 decide volver a Europa, realizando el inevitable recorrido de
país en pais hasta encontrar residencia
en Lausana (Suiza). Allí nacerá su cuarto hijo, Pierre.
Las relaciones
con su esposa Denise se van deteriorando, su alcoholismo va en aumento, y ha de
ser internada en diversas instituciones sanitarias. Finalmente la separación es
un hecho. Y los problemas se complican entre la madre y la hija, produciéndose
finalmente el suicidio de esta.
Los días
postreros de Simenon los vivirá apaciblemente junto a su última compañera,
Teresa.

En cada año va
contando qué novelas escribe. Cuándo son policiacas de Maigret y cuándo lo que
él llama «novelas duras». También escribía relatos, reportajes de viajes, etc.
Desde muy pronto sus novelas tuvieron mucho éxito de ventas y pudo permitirse
vivir de un modo lujoso, sobre todo desde que llegó a Estados Unidos. Cuenta
cómo se levantaba siempre a las 6 de la mañana y se encierra a escribir hasta
las 9. Y cómo conseguía espacios donde pudiera escribir completamente solo.
Alguna vez, en sus múltiples viajes, era el baño donde se encerraba con su
máquina de escribir y su pipa. Sus relaciones con cineastas y otros escritores
y artistas también es comentada en todas estas páginas, con jugosas anécdotas.
En suma, se
presenta como un hombre afectuoso y amante de sus hijos, a los que dedicó mucho
tiempo y atención, en juegos, confidencias, preocupación por su salud,
estudios, etc. Y a la vez no oculta su pasión por los coches, por los barcos,
por los viajes, por conocer la naturaleza humana y llegar a poder comprenderla y
mostrarla en sus obras. Desarrolló una actividad enorme, además de su
dedicación literaria, se dedicó a muchas otras cosas, y sobre todo, buscó la
relación humana en todas sus experiencias. No solo muestra al lector su vida y
la de sus allegados, sino, a la vez,
también el tipo de vida que llevaba la gente en cada uno de los
escenarios donde vivió, en cada momento histórico.
Es un texto
quizás excesivamente largo, al que se le podrían haber evitado muchas páginas
de detalles en mi opinión innecesarios, cotidianos, pero escrito con el corazón
en la mano, el corazón de un hombre ya viejo, que ha vivido mucho y que lamenta
profundamente la muerte de su única hija.
Fuensanta Niñirola