EN TIERRA DE NADIE
OLALLA GARCÍA
PÀMIES, 2016
Olalla García sorprende en esta ocasión
cambiando de tercio: tenía acostumbrados a sus lectores a novelas de cariz
histórico, muy bien ambientadas y con tramas atractivas e interesantes. Ha
demostrado largamente su buen hacer literario y quizás para demostrarse a sí
misma que no sólo puede escribir buena novela histórica sino que puede hacer
bien otras cosas en el campo literario de la ficción, se ha presentado al
público con este texto de difícil clasificación: a caballo entre el thriller,
la novela psicológica, la novela fantástica…o quizás una mezcla de todos ellos.
Hay en sus páginas una referencia a
Homero, concretamente al episodio de la Odisea en que el ingenioso Ulises
engaña al cíclope Polifemo, diciéndole que su nombre es Nadie. Pues bien, un equivalente de ese Nadie es la protagonista de la novela. Nadie es una ficción, pero una ficción basada en una persona real,
viviente y doliente, una joven que, sumergida en sus sueños o más bien en sus
pesadillas, acaba por perder tierra bajo
sus pies, esa tierra de nadie que va
a ser su territorio.
La novela recrea un ambiente muy
contemporáneo: el mundo de las editoriales, de los best sellers, de las estellas literarias de lujo, de la ficción que
se crea alrededor de ellas, así como el mundo de los videojuegos, de su consumo
y de su creación. Todo un montaje empresarial al más alto nivel que acaba en
las pantallas domésticas con niños, jóvenes (y no tan jóvenes) apretando
enloquecidamente unos botones con los ojos clavados en las imágenes en
movimiento, imágenes de un mundo de ficción pero que por unos momentos, o por
unas horas, hacen creíble su trama como si fuera real. Ojo: pero todo eso es el
escenario, el ambiente, el marco. La verdadera historia va por dentro, y no
sabemos bien -hay que leer hasta el
final y les garantizo que leerán- si Adela Soriana es quien cree ser, si su amiga Tris/Patricia llega o se va, si su
pareja Francisco es Fran o es Cisco, si Ana I. Rosaleda es una gran
escritora o una gran ficción; tampoco sabemos dónde ha ido a parar la iguana
del pasillo, los pósters de las paredes y las continuas sorpresas que la
protagonista ( y el lector) van llevándose.
Las últimas generaciones de videojuegos
cautivan al jugador de tal modo que se implica hasta el punto de poder elegir
diferentes soluciones a los embrollos en
los que se ve metido, con lo que se
salta las rigideces de los antiguos juegos en los que, o seguías las normas o game over! Actualmente los juegos pueden alargarse
mucho, a veces es imprevisible lo que va a pasar, porque el jugador impone o
cambia las normas a su gusto, introduce o elimina personajes, les camba la
forma, en fin, el jugador se siente creador, un deus ex machina que mueve los hilos de sus personajes a su antojo.
Algo así pasa en esta novela. Pero, llegado un punto…las marionetas pueden
cortar sus hilos y la historia convertirse en un laberinto.
A medio camino entre películas como The
Game y La red, o incluso Twin Peaks en las que lo inverosímil
invade lo cotidiano y el personaje vive en una continua pesadilla de la que no
ve la salida, el lector se sumerge en una acción trepidante, continua, donde
los parámetros van cambiando y las referencias se pierden. No hay donde
agarrarse y Nadie es responsable de
la angustia generada, una angustia indecible dentro de la aparente normalidad: como
en las películas de David Lynch, todo
parece de lo más aburrido y cotidiano, y de pronto…empiezan a suceder cosas que
no lo son. Síntomas de algo más profundo que habita en el interior del alma
humana, que elimina sus referencias y seguridades, las amarras a este mundo
real, la tierra que pisamos. Y cuando fallan las referencias…todo es posible.
Nuestro mundo se hunde, se dispersa y nos damos cuenta de que no somos Nadie…¿o quizás sí? Ese es el problema
principal.
Imposible contar más: han de leerla. Es
una novela totalmente contemporánea, que se devora de un tirón, y que
recomendamos no leer por la noche a los posibles insomnes o a aquellos
susceptibles de sufrir pesadillas. Y a
los que suelen escuchar ruidos por el pasillo o arañazos en la puerta a altas
horas de la noche, mejor abstenerse.
Olalla
García (Madrid, 1973). Durante su infancia vivió
además en Castellón, Alcázar de San Juan y Cartagena, antes de que su familia
se instalara en Alcalá de Henares. Tras terminar sus estudios de Historia ha
vivido en Nottingham, Bolonia, París, Rávena, Estrasburgo y Dresde. Cada lugar
le ha dejado su propia marca, la ha ayudado a atesorar vivencias, a descubrir
más sobre la alteridad y sobre sí misma, y a confrontar experiencias. En tierra
de nadie es su quinto libro.
Fuensanta Niñirola