MESAS REDONDAS
Este nuevo encuentro anual de
Hislibris que nos ha reunido en el encantador y monumental entorno de la
sevillana Carmona, ha finalizado después de tres días de intensiva actividad,
descubrimientos, reencuentros, y de emociones diversas…además de algunos gintonics. En suma, han sido unos días
en los que el espíritu que desde hace años alienta Hislibris ha florecido en
todo su esplendor.
Humor, camaradería, amor al Arte y a la Historia, además de
muchas ganas de pasárselo bien. Una importante afluencia de hislibreños,
autores, acompañantes y amigos varios, se ha reunido entre esos muros
ancestrales cargados de historia. Cada año crece el número de participantes y
público en general, pero en éste ha sido muy destacable la calidad y cantidad
de autores y personalidades, con resultados excelentes en las sesiones de
ponencias, principalmente. Es en éstas en las que voy a centrar mi reportaje,
ya que las otras actividades están cubiertas en la página de Hislibris y muy
imaginativamente presentadas, con un derroche de humor y de agudeza, tan
sevillano como su autor.
Mesa inicial del Encuentro, presidida por el alcalde de Carmona |
Quisiera, ante todo, agradecer
desde estas líneas a los autores que expresamente se han desplazado desde
diversos y a veces muy alejados puntos de nuestra geografía para participar en
las sesiones de mesa redonda, con unas colaboraciones que han levantado el
listón de nuestros ya de por sí
interesantes debates habituales. Agradezco, pues, a Maria José Rubio, Herminia Luque, Olalla García, Javier Negrete, Sebastián
Roa, Arturo Aizpiri, Jose Vicente Pascual, Arsenio Moreno, Jose Mª López
García, Maria José Galván y last but
not least, la inestimable y poderosa presencia de Juan Eslava Galán, con su habitual simpatía, buen humor y
profesionalidad. Todos los autores han tenido intervenciones acertadas,
ilustrativas y jugosas, tanto las que se ceñían a los temas a tratar como las
opiniones surgidas del posterior diálogo con el público, que por supuesto
intervino largo y prolijo.
Tanto la entrega de premios como
la presentación del libro de relatos El
monje y la pulga, resultado del Concurso anual de relato histórico deHislibris, discurrieron dentro de un tono informal, con detalles emotivos y humorísticos. Las
mesas redondas, sin embargo, tuvieron un nivel que, sin perder el buen humor y
sin vestir chaqué, mantuvo cotas muy interesantes. Tuvieron lugar la mañana del
sábado en el Centro Olavide, dependiente
de la Universidad Pablo de Olavide, y cuya
sede es la Casa Palacio de los Briones, encantador
recinto donde se imparten cursos de postgrado y otras actividades culturales y
universitarias a lo largo del año. En el delicioso patio donde las hiedras
colgaban desde el tejado dando una amabilísima sensación de frescor, nos fuimos
reuniendo público y ponentes.
La primera mesa redonda tenía
como tema La Novela Histórica y la Historia del Arte. Componían la mesa el
profesor y novelista sevillano Arsenio
Moreno, la historiadora y escritora madrileña Maria José Rubio, el profesor carmonense José María López García;
la profesora y novelista granadina Herminia
Luque, y la historiadora y novelista madrileña Olalla García.
Javier Baonza, administrador de Hislibris, presentando el acto |
Con este plantel, ¿qué podíamos
esperar? Las ponencias resultaron brillantes, comenzando Arsenio Moreno que nos habló de cómo a través de la historia ha
habido siempre interés por las vidas de los artistas, y cómo el género
biográfico y artístico se había desarrollado a través de los siglos, citando
las magníficas Vidas del renacentista
Vasari, que recoge la tradición helenística y romana, y posteriormente, en
España, seguirá el mismo esquema Palomino en su tratado, combinando vida y obra
del artista. Sin embargo, hasta el siglo XIX no se produce la eclosión del
artista independiente, unido en cierto modo al movimiento romántico, donde se
idealiza al creador, dándole características de genialidad (unidas a otras,
como la rareza, la melancolía, las manías…) Se han hecho infinidad de
biografías noveladas de artistas y novelas cuyo tema es o el artista o la obra
artística. Citó a Caravaggio, a Artemisia Gentilleschi, Sofonisba Anguissola,
Camille Claudel, todos ellos artistas con vidas muy novelescas, y también
sugirió otros motivos artísticos para la
ficción literaria: la arquitectura, una obra pictórica o escultórica, una pieza
musical,…habló del conocido texto de Balzac La
obra maestra desconocida, que como Zola y los hermanos Goncourt se han
ocupado de temas similares. Añadió, por último, otro tema muy literario unido
al arte como es la relación modelo/artista
y artista/obra (Pigmalión).
Primera mesa redonda |
Jose Mª López precisó, en una breve intervención, que hablaría como lector, y abundando en los temas artísticos como base
de la ficción literaria, recordó Bomarzo, de Mújica Láinez, en la que los
propios jardines y las famosas esculturas monstruosas que los pueblan
constituyen el eje de la novela. Así, los elementos escultóricos o
arquitectónicos pueden ser motivo o tema central de una novela histórica tanto
como los propios artistas.
Maria José Rubio comentó que la novela histórica es el retrato de
los acontecimientos por medio de los sentimientos, para lo que la historia del arte es el motivo ideal.
Habló de la importancia de la documentación, que situó en un 70% (luego hubo
discusión sobre este punto en el debate posterior), y también de la aportación
visual, iconográfica, que supone la Historia del arte. Sugirió tres
opciones para abordar una novela en
relación con el arte: las que acuden al arte como escenario; las que usan la
propia vida del artista como eje y centro de la narración, y finalmente, los
objetos artísticos (cuadros, edificios, esculturas, etc) como protagonistas de
la trama.
Herminia Luque habló sobre el origen de la novela histórica en el
siglo XIX, ligado al desarrollo de la disciplina historiográfica, el desarrollo
de la arqueología y la iconografía, así como el comienzo en los primeros años
del siglo XIX el estudio universitario del arte, todo lo cual supuso un apoyo documental enorme para el
novelista. Hay, ciertamente, autores anteriores a estas fechas, pero sin esas
perspectivas historiográficas, hablando desde su propia perspectiva. Por otra
parte, distinguió las funciones de la obra de arte en relación a la literatura
histórica: establece un vínculo, unos anclajes en el lector; la novela aspira a
crear un mundo en cada obra, y la obra de arte le sirve de referencia y marco
para la historia. Asimismo, la obra de arte estimula la imaginación, ayudando a
documentar plásticamente una obra literaria y reforzando su verosimilitud. Y
por último, los objetos artísticos son elementos
muy elocuentes acerca del ser humano y del paso del tiempo.
La última intervención fue la de Olalla García, cuyo próximo libro trata
sobre una parte de la vida de Caravaggio, y comentó que, a la hora de escribir, el autor
se inspira en las lecturas previas, en la experiencia propia y la ajena, …y en
los museos: las obras de arte son narraciones plásticas, que dialogan
directamente con la época que representan o en la que han sido creadas.
En las intervenciones del
público, Eslava Galán destacó la
importante vinculación del cine como estética en la creación literaria, y
Arsenio lo remarcó, comentando la famosa frase de la estatua y el pedestal y el
equilibrio que deben guardar entre ficción y documentación, y salió a relucir
la novela Salambó, en la que Flaubert
tiene verdaderas incorrecciones históricas… como la de la chumbera. Arauxo hizo una intervención apasionada
–muy aplaudida- defendiendo la primacía del personaje sobre el marco histórico
y la documentación fidedigna y detallada. También se aportó la idea de la influencia de
la ilustración en el mundo literario.
Tras un breve receso, iniciamos
la segunda mesa redonda, sobre la propia Carmona y su historia. La mesa estaba
compuesta esta vez por Jose Vicente
Pascual, Juan Eslava Galán, Javier Negrete, Arturo Aizpiri y Sebastián Roa.
Segunda mesa redonda |
Comenzó Jose Vicente, que ha vivido unos años en esta población, diciendo que
consideraba que Carmona tenía un aire becqueriano, un misterio nocturno (doy fe
de ello, pues en el tiempo que tardé en encontrar el hotel tras la primera
cena, nos perdimos por un entramado de callejas oscuras, solitarias y sin
locales públicos, tal que parecíamos haber caído en otra época…) Juan Eslava destacó, por su parte, el
origen romano, barroco y cristiano frente a la idea –equivocada en su opinión-
de una Carmona árabe, en la que según él, nunca hubo alianza de civilizaciones.
Para Eslava, el mundo musulman aunque acumula y asimila la cultura precedente,
no admite mestizaje. A Negrete Carmona le recordaba Plasencia y aseguró que
el espectáculo de la ciudad, plena de monumentalidad y rebosante de tradición
le había hecho renacer la vuelta a la novela histórica. Arturo se expandió con otro punto de vista que complementa el
anterior: él veía la Carmona púnica, lugar donde el experimento helenístico de
los bárquidas va a desaparecer. Ciudad fenicia y púnica, Carmona está situada
cerca de donde ocurrió la batalla de Ilipa, que supuso el descalabro final de
los cartagineses, y el paso del modelo cartaginés de diversidad helenística al
modelo homogeneizador romano. Como todo este tema lo ha trabajado Arturo para su novela, se explayó
bastante. Sebas afirmó que Carmona
es cruce de culturas y se lanzó a la polémica: en la literatura ancha es
Castilla, por lo que el autor tiene licencia para poner y quitar, con tal de
emocionar al lector. Juan Eslava
abundó en lo mismo, siempre que se
guarde un equilibrio, poniendo el símil de la construcción de un edificio:
primero se acumulan materiales y luego se levanta el andamiaje. Y a veces sobra
material del acumulado y hay quien lo quiere introducir en la novela, venga o no
a cuento, y quien sabe refrenarse y no epatar
al público con su erudición.
Jose Vicente intervino para referirse al uso del lenguaje,
comentando que aunque lo habitual es usar el lenguaje de nuestros días (del
mismo modo que los pintores vestían sus personajes pictóricos con ropas de su
misma época) si situamos la novela en alguna época de la que tenemos buena
documentación estilística, podemos acercarnos a ella, si bien acondicionando
las palabras de modo que el lector pueda entenderlas. El usar un lenguaje un
poco similar a la época en que se ambienta la novela puede dar más
verosimilitud y ayuda a colocarse. A lo que Arturo comentó que hay otras épocas más antiguas (cada cual arrima
el ascua a su sardina…) en las que carecemos de ese dato, por lo que el
escritor debe crearlo, tratando de evitar expresiones demasiado coloquiales y
contemporáneas, que no canten y
descoloquen al lector, cuidando que los tratamientos y las relaciones entre los
personajes correspondan a las del momento en que se sitúa la acción. Juan Eslava insistió en que lo
principal es mantener en lo posible la mentalidad de la época, evitando que los
personajes razonen o reaccionen como contemporáneos, captando la atención del
lector en la narración.
Y en esto se hizo la hora de
comer y hubo que acabar, pero continuamos ya con charla aún más distendida y personal en torno a las
mesas del restaurante, donde degustamos con placer las viandas y refrigerios
que tuvieron a bien de servirnos.
Como despedida quisiera agradecer
a los organizadores materiales del evento y a sus familias, que entre todos han
participado y ayudado con dosis inmensas de cariño y calidez. Nos hemos sentido
arropados como si perteneciésemos no solo a la “familia” hislibreña, sino a la
suya propia.
Vista general de la ciudad |