30/10/10

TARDE LITERARIA VALENCIANA

PRESENTACIÓN EN VALENCIA DEL LIBRO DEL I Y II CONCURSO DE RELATO HISTÓRICO HISLIBRIS.

Ayer, en una preciosa y agradable tarde del otoño valenciano, entre nubes y claros, nos desplazamos al recientemente inaugurado Bibliocafé, espacio que combina muy acertadamente la cafetería con la librería, la cultura gastronómica con la cultura literaria. Así, rodeados de libros y de amigos, ante un cappuccino o una caña, asistimos a la presentación del magnífico libro editado por Evohé, (editorial que dirige Javier Baonza) y que agrupa relatos históricos resultantes de los dos concursos de Hislibris.


El acto corrió a cargo del siempre oportuno y correcto escritor Antonio Penadés, y de dos de los autores de los relatos: Raúl Borrás  y José Manuel Gil. El público, que llenaba el local, compuesto de amigos, familiares y alumnos, escuchó las tres intervenciones con placer. Antes que nada, José Luis Rodríguez, el dueño del local, tuvo unas brevísimas y simpáticas palabras de introducción al acto.

Pasó a hablar Antonio Penadés, que comenzó por el origen: la confluencia del empresario y el poeta –según sus palabras- José Luis, por una parte, y Javier Baonza, por otra.  A ambos les reconoce una parte de cada: el negocio y la poesía. De esa fructífera unión, de difícil equilibrio, surgen eventos como el que hemos tenido el placer de asistir esta tarde. Tras esta introducción, Antonio consideró necesario explicar al público qué es eso de Hislibris, explayándose en sus elogios a las reseñas diarias en ese blog, (y a sus cabeceras, diseñadas por Sandra Delgado) y sobre todo, a los jugosísimos comentarios de los hislibreños, y el espíritu que predomina de compañerismo y buen humor, además de un amplio conocimiento de la historia y de la literatura. Luego presentó a los dos autores: a Raúl y a José Manuel.

 Interviene a continuación Raúl, que estaba algo nerviosillo pero que poco a poco fue haciéndose con el público. Y nos cuenta de sus pinitos escribiendo desde hace tiempo, siempre relatos, incluso microrrelatos, cómo conoció Hislibris y participó en el I Concurso, luego conoció a Penadés y a Posteguillo, siguiendo sus talleres literarios. Que se decidió por llevar un diario para ejercitarse en escribir acerca de lo cotidiano, siguiendo una sugerencia leída a Virginia Woolf. Y nos explica un poco de qué va su relato, y por qué se decidió por el tema de la guerra de Filipinas: la época colonial le interesa, y piensa que ha sido poco tratada en la literatura histórica española, cuando la británica, por ejemplo, ha sabido sacar tanto jugo del tema. Y a propósito se descuelga con una divertida anécdota sobre la guerra en el Pacífico que nos hizo carcajearnos a todos. Además de comentar un poco más su relato, Raúl nos habla de algunos otros relatos del libro que a él personalmente le han gustado más. Tanto Raúl como José Manuel e incluso Antonio, coinciden en que el relato que más les gusta es el de Luis Villalón. Y los tres destacan la gran variedad temática del conjunto, en el que se combinan las aventuras, la novela griega, le gótica, la medieval, la ucronía...

 La intervención de José Manuel, cuyo trabajo en la enseñanza le ha proporcionado unas tablas frente al público, resulta desenfadada y distendida.  Disfruta con su trabajo, con la Historia y...hablando. Y sabe transmitir ese gozo. Nos habla de su relato, cómo le vino la idea, en una fiesta del barrio, y por qué eligió la época: la que mejor domina, por ser la materia de su tesis. Insiste que la novela que más le gusta es la de aventuras, que desde niño disfrutaba con Julio Verne y con Salgari, y ya después de hacer la licenciatura en Historia empezó además a leer a otros autores, como Manfredi o Colleen McCullough, lo que le llevó a Julio César...y ahí empezó su pasión juliana, creó un blog, organizando todo tipo de actividades con sus alumnos: concursos, obras de teatro, etc.  Despliega todo un torbellino de ideas, y reconoce que le resulta más fácil escribir relatos cortos y pasar de una cosa a otra, antes que enfrascarse en una larga y farragosa actividad (¡a pesar de estar con la tesis!); en fin, nos cuenta cómo también desembocó en Hislibris, como conoció a Antonio, (alma y eje de muchas actividades literarias valencianas relacionadas con la Historia); una cosa llevó a la otra y concursó, con el feliz resultado plasmado en el libro que esta tarde ha sido presentado y que esperamos tenga una acogida y amplia difusión entre el público.

25/10/10

TOLSTOI EN EL RECUERDO

Reseña publicada en:http://www.melibro.com/recuerdos-de-tolstoi-chejov-y-andreiev-maximo-gorki-ed-nortesur

Alexéi Maximovich Peshkov, más conocido por el seudónimo de Máximo Gorki (Nijni-Novgorod, 1868-Moscú, 1936), fue novelista y dramaturgo autodidacta, primera figura del realismo socialista, y con una abundante producción. Proveniente de una familia pequeñoburguesa de escasos medios económicos, en su adolescencia emprendió una serie de largos viajes y vagabundeos, que luego reflejó más tarde en Mis universidades (1923). Comenzó su éxito literario en 1892, y fue un prolífico escritor, poco a poco escorándose a favor de los nuevos aires políticos revolucionarios, lo que legó a su culmen con la publicación de La madre (1907), utilizada como propaganda política del nuevo régimen y alabada por el propio Lenin.  En 1911 fue desterrado por las autoridades zaristas y se instaló durante dos años en Capri. A su retorno se implicó en la revolución, pero finalmente tuvo agrias polémicas con Lenin, por defender a intelectuales represaliados y se volvió a Capri. En el 28 regresó a Moscú, retomando su defensa del realismo socialista, lo que le marcó negativamente, oscureciendo su trayectoria puramente literaria. Murió en circunstancias no muy diáfanas, en pleno apogeo del estalinismo.

La obra que nos ocupa, Recuerdos de Tolstói, Chéjov y Andréiev, fue publicada en 1927, y es un ensayo donde combina sus impresiones sobre estos autores, derivadas de un trato personal directo, conversaciones y cartas, así como de otras referencias indirectas. Chéjov y Tolstói son, aunque contemporáneos, maestros y mentores, modelos a los que referirse  y padres espirituales. Andréiev, por el contrario, es contemporáneo, y amigo personal, con el que mantuvo durante años una estrecha relación, a pesar de sus contrapuestas ideas y modos de ver la vida. En sus retratos de personajes, mezclando rasgos externos e internos, Gorki los presenta como hombres vivos, absolutamente reales y cercanos, usando diálogos, recuerdos, citas, y diversos textos, lo que en total da una idea de frescura y de inmediatez a la imagen que quiere presentarnos de cada autor.
Lev Tolstói es el retrato al que dedica casi la mitad del libro, porque además, incluye un breve texto sobre Sofía Andreievna Tolstaia, su denostada esposa; en él realiza una acalorada defensa de esta abnegada mujer, de sus largos años de convivencia, apoyo y soporte del gran escritor, de su heroica resistencia y ofrece una indulgente mirada sobre la última etapa de su convivencia, acosada por la cizaña que grupos tolstoianos, y sobre todo, la perniciosa influencia de Chertkov sobre el propio Tolstói, su hija Alexandra, y  los médicos de la familia, aprovechándose de los desvaríos seniles del gran hombre.
Gorki conoció a Tolstói en Moscú en 1900, pero la base de los textos aquí presentados se localiza en la estancia que ambos coincidieron en Crimea, Oleis y Gaspra, entre 1901-1902. Las principales divergencias que Gorki mantenía con el viejo escritor ruso eran respecto al tema filosófico-religioso-naturista, su teoría de la no violencia y el difuso cristianismo libertario y panteísta del viejo Tolstói. Gorki se dice a sí mismo “¡este hombre se parece a Dios!”. En sus paseos, ambos escritores hablan de literatura, de la vida, de la muerte, de Dios, de las mujeres...Gorki nos traslada sus sensaciones ante la volubilidad del viejo escritor, que unas veces se comportaba de modo violento y otras amable y dulce, como si dos personalidades convivieran bajo ese aspecto huraño y a veces hostil, aparentemente un campesino, pero que escondía al aristócrata, al purasangre de que pronto lanzaba una mirada terrible y gélida al adversario. Nunca pudo desprenderse totalmente, por más que lo deseara, de su íntimo ser noble y orgulloso, que emergía de pronto demostrando su poderío.

Chéjov y Gorki se encontraron por primera vez en Yalta, en 1899. Volvieron a coincidir en Moscú al año siguiente, y fue finalmente en Crimea donde estrecharon lazos de amistad. Gorki destaca la inmensa libertad interior de Chéjov, su integridad y su declarada lucha contra la vulgaridad y la mediocridad. Pienso que Chéjov indudablemente debe situarse entre los más grandes de los nuestros, afirma Gorki, recordando su funeral, al que asistió. Remarca también la importancia que para Chéjov tenía el trabajo como fundamento de la civilización. En su opinión, toda Rusia era un país de gente codiciosa y perezosa a la vez; les gusta dormir de día y roncar cuando duermen. -decía- Se casan para que la casa esté en orden y se echan amantes para adquirir prestigio ante la sociedad.

Con Andréiev, al que conoció en 1898, la relación fue mucho más cercana; en el relato nos lo muestra en su faceta desmadrada, alcohólica, recorriendo la noche de taberna en taberna entre la niebla petersburguesa; el punto donde divergían más radicalmente era en su idea del pensamiento, que Andréiev consideraba como “una broma malvada que el diablo gasta al ser humano”. Mientras que Gorki amaba al ser humano, considerándolo como fuerte e inteligente, Andréiev lo veía como espiritualmente indigente, trenzado por las contradicciones irreconciliables del instinto y el intelecto. Tras la muerte de su esposa, que le afectó profundamente, se volvieron a encontrar en Capri; allí Andréiev  volvió a animarse a escribir y tras sus largas conversaciones y paseos, surgieron temas para nievas novelas y relatos. Volvió a Rusia repentinamente, ya que pensaba que era allí donde debía vivir. La relación entre ellos decayó, aunque nunca la dejaron por completo.

La edición de esta obra incluye un interesante postfacio de Lidia Spiridonova, donde se nos dan detalles tanto de la vida de Gorki como de su relación con los tres escritores retratados. En suma, un libro cuyo interés es evidente para los aficionados a la literatura rusa pero también para los que deseen acercarse a la parte más humana de los grandes escritores, conozcan o no su obra.


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