JOSEPHINE TEY
Editorial: RBA
Primera edición: 2012
Fecha de publicación original: 1951
Publicada un año antes de morir su autora, Elizabeth Mackintosh, utilizó este seudónimo, Josephine Tey, para sus novelas policiacas. El título de esta obra es una parte del viejo refrán que afirma «La verdad es hija del tiempo». La verdad acaba generalmente por aflorar, aunque a veces tarde un tanto.
El protagonista es Alan Grant, inspector de Scotland Yard, personaje que ya ha protagonizado otras obras de la escritora escocesa. Grant está fuera de circulación tras haberse roto una pierna y la larga y tediosa estancia en el hospital le aburre sobremanera. Los amigos van pasando y unos le cuentan noticias, chismes, otros le traen flores o libros. Su amiga Marta Hallard, le trae algunas fotografías de personajes históricos, sugiriéndole que intente averiguar por las caras cómo son, ya que Grant se tiene por un entendido en la materia. Mirando un retrato de Ricardo III, el malvado rey le parece, sin embargo, un hombre incapaz de ser un cruel asesino. Y le pica el gusanillo de la investigación, comienza a leer biografías de Ricardo III y a descubrir contradicciones, lo que le lleva a sumergirse aún más en esa época histórica. Un joven estadounidense, investigador en el Museo Británico llamado Brent Carradine, le es presentado e, inmediatamente, se establece un vínculo entre ellos puesto que, al contarle Grant sus sospechas sobre la verdadera historia del malvado rey, consigue interesarle y pone todo su tiempo a disposición de esa investigación.
Y van descubriendo que los hechos han sido distorsionados históricamente y se ha creado una leyenda popular en la que se achacan a ese rey unos asesinatos monstruosos, un carácter malvado y maquiavélico…pero los hechos constatados en documentos de la época, llevan a conclusiones muy distintas. Esta distorsión es algo que ha ocurrido a través de la historia con otros muchos sucesos, y que llaman el fenómeno «tonypandy», mostrando en sus reuniones investigadoras diversos y muy curiosos ejemplos de hechos malinterpretados que crean leyenda.
En la medida que tras la muerte de Ricardo, el último Plantagenet, la dinastía cambia a los Tudor con Enrique VII, todas las publicaciones de la época Tudor son, obviamente, contrarias y desastrosas para los Plantagenet. Y esas publicaciones incluyen la Crónica de Croyland, Santo Tomás Moro, John Morton, …¡y Shakespeare! Y la leyenda se afianza. Grant investiga como policía, buscando pistas, beneficiarios de los luctuosos sucesos que finalizan con la muerte de Ricardo y la subida al trono de Enrique. Y busca los hechos probados, de los que va sacando conclusiones que razonablemente le llevan a una visión muy distinta a la presentada y a la leyenda creada. Lo que aparentemente es una investigación histórica se convierte a lo largo de las páginas en una investigación policial.
Los argumentos que la autora pone en boca de Grant parecen extraídos o parcialmente coincidentes con una biografía escrita por Clements Robert Markham (1830-1916), y publicada en 1906. En suma, la lectura se hace interesantísima, se devora con fruición, y puede convencer o al menos crear la duda acerca de la verdad histórica…precisamente bajo una mirada nueva y transcurrido el tiempo necesario.
Fuensanta Niñirola