19/1/13

CUENTO MORAL


EL ESPANTAPÁJAROS

NATHANIEL HAWTHORNE

Ed. Periférica

«Situaciones, no caracteres» decía Borges para referirse a Hawthorne, a cómo este escritor partía de las primeras para después crear los segundos…o no crearlos, solo indicarlos. No fue precisamente Hawthorne un creador de personajes con gran profundidad psicológica. Y sin embargo, usó mucho de las alegorías en sus escritos. Alegorías que combinaba con amargas o irónicas paradojas. En sus Cuadernos norteamericanos, libro de cabecera de muchos escritores, no solo norteamericanos sino internacionales, nos da amplios ejemplos de esa tendencia. El bien y el mal, pecado y culpa son temas o ideas recurrentes en la obra de Hawthorne, por otra parte un gran clásico norteamericano.
En este cuento, El espantapájaros, cuyo título original es Feathertop (=pluma en la cabeza) ejemplifica esta opinión que arriba citamos. Publicado por primera vez en dos partes, posteriormente, en 1852, en  The International Magazine, fue recopilado en 1854 en Mosses from an Old Manse, un libro de relatos.
 La narración cuenta la historia de cómo una bruja, Mama Rigby, construye con retazos de diversos objetos un espantapájaros para su maizal, arrasado por las urracas. Pero una vez terminado, le viene la idea de convertirlo en un ser viviente, en insuflarle movimiento, apariencia humana, y habla. Ayudada por unos juguetones diablillos, le proporciona el humo vital por medio de una pipa mágica, que debe fumar y rellenar constantemente para mantenerse vivo.

La vieja bruja lo viste con galas de caballero, a base de retales llamativos, le pone una peluca de aquí y allá lo recompone, con una calabaza por cabeza y una vieja peluca y un sombrero con pluma. Le pone nombre, por el sombrero emplumado con que cubre su peluca: Feathertop. Y le da la instrucción de dirigirse, como un autómata, a la casa del señor Gookin y enamorar a su hija Polly. El humo de la pipa le da vida, y el espantapájaros, convertido en remedo de caballero,  se marcha al pueblo. El paseo del espantajo por la calle central, recibiendo la admiración y envidia de todos, es memorable. De todos…salvo de los perros y los niños, que huyen asustados (porque lo ven como realmente es). Los demás ven lo que parece ser, lo que quieren ver en él, lo que imaginan que es (un noble señor de paseo).

Llegado a casa de Gookin, y ante la bella Polly, que cae rendida de admiración y amor ante tan elegante señor, siempre exhalando humo de su pipa llena de diablillos, ocurre lo inevitable: su figura se ve reflejada en un espejo, el gran espejo del salón. Y lo que refleja la pulida lámina de cristal no es el noble señor, sino…un espantajo: un despojo, un engaño.  Feathertop huye, asustado de sí mismo: se refugia en los brazos de Mamá Rigby, que le acoge, sorprendida, y él mismo tira su pipa, rechazándose como un engendro, intentando volver a la nada de donde salió. Como dice el propio Hawthorne, «una ilusión había tenido plena conciencia de sí misma» y también «en lugares desconocidos, tenemos la impresión de que todo es irreal (…) Poco a poco, conforme nos adaptamos, perdemos esta percepción». La compuesta imagen del espantapájaros, conjunto de desperdicios y ropa vieja, se transforma por el arte de brujería en un caballero: pero lo que hace la magia no es tanto la transformación, como el hecho de que la gente lo vea como humano y no como un pingajo lleno de paja y deshechos. Es la gente la que lo mira pasar  pensando que debe ser un caballero, y realmente lo ve como tal. Pero los niños carecen de esa mirada,  carecen de prejuicios, y los perros tienen buen olfato; finalmente, el espejo nos hace mirarnos como distintos y nos muestra la verdad.
Alegoría, fábula moral, conjuga a la vez con ambigüedad la ilusión y la vanidad, la culpa y el placer, lo puritano y el goce pecaminoso. Deliciosa y fugaz lectura para un rato de relax,  que nos deja un poso de reflexión para otros momentos.

Nathaniel Hawthorne (Salem, 1804-Plymouth, 1864) era miembro de una familia de colonos puritanos, trabajó en la Aduana de Boston y después se trasladó a Concord, y fue vecino y amigo de Emerson y Thoreau. Después viajó por Europa como cónsul americano. A partir de 1837 comenzó a publicar sus relatos y luego narraciones más largas. Está considerado como uno de los grandes referentes de la literatura norteamericana del siglo XIX.

Ariodante


16/1/13

ESPLENDOR Y OCASO DE UN REINADO ANDALUSÍ


LA LOBA DE AL-ANDALUS

SEBASTIÁN ROA

Ed. B, 2012

De nuevo volvemos al mundo medieval épico con la cuarta novela de Sebastian Roa, en un periodo histórico y un espacio concretos: la Península Ibérica, los reinos cristianos y moros, las alianzas y guerras en todas las combinaciones posibles.  Hacia la mitad del siglo XII, Mardanish, al que llamaban legendariamente Rey Lobo, comparte protagonismo con su esposa favorita, Zobeyda, a la cual adjudica el autor un papel determinante, de hilo conductor; casi demasiado importante -diríamos- para los habituales papeles de las mujeres musulmanas en esa época. Sin embargo, literariamente ofrece unas posibilidades humanas y dramáticas enormes. Y a Roa le interesa lo literario tanto como lo histórico. Novela coral, el autor abarca con ella un amplio abanico de miradas, siempre marcando una perspectiva principal, que es la del reino andalusí levantino: el momento de esplendor y la decadencia final. Las luchas internas dentro de cada bando, incluidas las intrigas del harén.

Los pobladores del Sharq-al-Andalus, el reino musulmán andalusí más oriental de la Península, gozan de una floreciente economía, un clima cultural e ideológico liberal, un estado de bienestar, en suma: viven en una especie de paraíso, de oasis entre reinos en pie de guerra permanente. Paraíso que no durará mucho: poderosos movimientos de pueblos empujan tanto por el norte como sobre todo, por el sur, desplazando a los débiles mientras triunfan los fuertes. Y el Sharq se debilita a la vez que su rey, tras años de batallas y luchas, lo que precipita su desaparición final.
Dividida la novela en tres partes, la primera sitúa el momento histórico, para hacer que el lector comprenda la relación de fuerzas y lo que mueve a los principales protagonistas, que oscilan entre deseos y ambiciones. Las luchas internas, la recuperación de Valencia, los intentos frustrados de recuperar Almería, ya en poder de los almohades. El avance de éstos por tierras del sur, haciéndose fuertes en Sevilla, Málaga, Córdoba y Granada, en manos de dos jóvenes pero muy distintos hermanos, Yusuf y Utmán, hijos del califa Abd-al-Munín, que desde el otro lado de Estrecho lanza directrices y prepara huestes y pertrechos para invadir y dominar los reinos peninsulares. Los reyes y caballeros cristianos todavía presentan batalla unidos frente al empuje almohade. Importantes caballeros cristianos, además del emperador Alfonso, aúnan sus fuerzas con Mardánish. Sin embargo, la semilla de la discordia le llega de su propio suegro, Hamusk, germen constante de problemas. Cierra esta sección la muerte del emperador cristiano y la dispersión que se genera inmediatamente en sus reinos.
La segunda parte muestra más detallado el punto de mira almohade, las intrigas entre los hijos del califa, incluyendo una descripción fastuosa del desembarco en Gibraltar de Abd al Mumín y exhibición del poderío almohade, tambor gigante y camella blanca incluidos, reuniendo a sus hijos Yusuf y Utman, así como a sus principales generales junto al Peñón. La acción  se desplaza de Oriente a Occidente: Sevilla, Ecija, Córdoba… mientras en Murcia se gestan intrigas. Finalmente, el terrible asedio a Granada, donde corren ríos de sangre, ya predichos por una vieja bruja a Zobeyda. Con la muerte del viejo califa se cierra esta sección.
La tercera parte avanza la decadencia del Sharq. La reorganización del imperio almohade, con la decidida intervención de Abu Hafs, el hermanastro de Yusuf y Utman, motor –de hecho- de la organización y dirigente político y militar, preludia el asalto definitivo a la Península, mientras los reinos cristianos inmersos en sus propias luchas de poder, abandonan a Mardanish. La cruenta batalla frente a Murcia, donde se consuma una traición, inicia la pendiente de desintegración y debilitamiento que comenzando con el propio Rey Lob llevará a la desaparición definitiva del reino andalusí. El drama familiar de Mardanish y Zobeyda llega a momentos críticos y la ruptura parece inevitable, aunque el amor permanezca y presenciemos una dramática despedida final
Las luchas en toda la novela no solo ocurren, pues, entre los distintos reinos o clanes religiosos y militares: la tensión también surge entre Mardanish y la favorita Zobeyda. Amor, odio, ambición, honor y poder desfilan por las páginas de este libro. Sobre todas estas pasiones, la que parece destacar es la ambición, del universal deseo de poder, tan anclado en la naturaleza humana, y en este caso no hay diferencias entre hombres y mujeres: Zobeyda desea el rango de reina tan fuertemente como Mardanish desea triunfar sobre los almohades y hacerse con todo el sur unificándolo bajo su mandato. Yusuf compite por el poder con Utmán, que a su vez lucha por el amor de la poetisa granadina Hafsa, amante del poeta Abú Yafar.
El autor hace desfilar toda una serie de personajes secundarios interesantes: el consejero Abu Amir, prototipo de librepensador, que prefiere morir antes que perder la libertad; las esclavas de Zobeyda, a cual más bella y seductora, que son utilizadas a veces como espías; Hamusk, el odioso padre de Zobeyda; los hijos que ésta tiene con Mardánish de los que Hilal es descrito con personalidad propia; el violento y brutal Al Asad, guardaespaldas de Hamusk pero con ambiciones ocultas; los caballeros cristianos Armengol de Urgel, Azagra, y Alvar Rodríguez, amigos personales de Mardánish, compañeros de lucha y orgías, aliados en la batalla. Y las personalidades de los dirigentes almohades también presentan su interés: la debilidad y cobardía de Yusuf, la fuerza bruta de Utmán y su amor por la bella Hafsa. El viejo califa, aficionado a las mujeres rubias. Los miembros de la comunidad judía granadinos, siempre ante la disyuntiva de huir o morir. La diáspora o islam.
En cuanto al estilo, el relato discurre en tercera persona y en pasado, saltando de un punto de vista a otro, para ofrecernos una visión lo más completa posible, cosa que estimo lograda. Hay, sin embargo, algunos breves y memorables pasajes (la lucha con el lobo que le da nombre y leyenda al rey, la batalla en Granada y la de Murcia) en los que el autor usa el tiempo presente, haciendo entrar al lector en una complicidad con el narrador, siguiendo la acción de un modo emocionalmente más directo.
Por lo demás, quizás se hubiera podido evitar tal número de páginas, a mi juicio excesivo, descartando o resumiendo algunos episodios que no son imprescindibles o que en mi opinión son de más difícil admisión, como el de la toma de Valencia liderada por Zobeyda, o el viaje que ésta realiza con Al Asad a los reinos cristianos. También se echan en falta algún que otro mapa, que hubiera ayudado bastante.
El autor, a pesar de dotarse de una amplia y exhaustiva documentación, no se demora en exceso en datos descriptivos ni eruditos, salvo los necesarios, y usa un glosario de términos al final del libro con fines explicativos. También hay una nota histórica en la que se informa al lector de qué personajes fueron reales y cuáles ficticios, así como de otros detalles sobre batallas o hechos importantes. Todo ello muy de agradecer. En suma: una narración épica, de lectura apasionante, fácil seguimiento aunque difícil de manejar por su abultado formato (que hubiera dado para una trilogía) pero con momentos que rozan lo legendario y mítico, garantizando el disfrute a los amantes del género histórico, y también a todo aquel lector que busque buena literatura.

Ariodante





13/1/13

LONGEVIDAD


LA SAGA DE LOS LONGEVOS

La Vieja Familia

EVA GARCÍA SAENZ

La Esfera de los Libros, 2012

Cómo este libro vio la luz en el papel es para escribir un relato, pero eso lo dejaremos para la entrevista que acompañará esta reseña. La saga de los longevos oscila entre la ciencia/historia-ficción, intriga, historia de amor intemporal, e incluso aborda temas trascendentales sobre la vida humana: el paso del tiempo, la familia, la lealtad, la amistad…; se nota que ha sido escrita con el corazón en una mano y el cerebro en otra. Por una parte se dirige a nuestros sentimientos y por otra a nuestra razón. Y ambos resultan tocados, impactados por el choque que supone leer estas páginas.
 Sin ser espectacular, sin necesidad de crear un mundo especial, naves que viajen por el espacio y reinos perdidos de humanoides o seres de otro nivel, alienígenas o guerras galácticas, sin salir de nuestro pequeño mundo, la autora imagina una  familia de seres humanos muy peculiar: los longevos, de apariencia igual a la nuestra, que viven junto a nosotros, como actualmente  convivimos con otros seres que han sufrido o sufren distintas mutaciones genéticas, incluso los integramos en la vida cotidiana.  Los longevos de esta novela son hombres y mujeres como nosotros, con una apasionante diferencia: su crecimiento físico se paraliza alrededor de la treintena, aproximadamente, y siguen viviendo durante milenios, adaptándose a las distintas épocas que se suceden, y, salvo muertes violentas (guerras o asesinatos), no enferman y no mueren de modo natural: no envejecen. Por alguna causa desconocida se sus células se renuevan, manteniendo jóvenes y en la plenitud de su fuerza física a los personajes de esta narración. Algo que de siempre el ser humano ha buscado: la vida eterna. Fausto, Frankenstein, Nosferatu… La victoria frente a la vejez, el deterioro físico y el postergamiento de la muerte. Sin embargo, esta longevidad se produce por azar: como todas las mutaciones genéticas. Sus cromosomas son distintos. Iago del Castillo, uno de los personajes centrales, lo resume en un intento de explicárselo a su amada:

«El caso es que no somos inmortales -podemos morir por accidente, enfermedad, armas… -. Simplemente, cuando llegamos a la década de los treinta, cuando un cuerpo humano comienza a envejecer, nosotros no lo hacemos. Eso nos mantiene con una apariencia de eterna juventud durante siglos, milenios, o el tiempo que nuestro instinto de supervivencia nos permita. Lo que quiero decir con esto, es que no somos, para nada, seres sobrenaturales, ni tenemos ningún tipo de superpoder. Somos gente que cuando le tocaba envejecer no lo hizo, y nosotros mismos estamos buscando el motivo científico de nuestra longevidad extrema». 

Lür/Hector, (28.000 años) el patriarca paleolítico cántabro,  Urko/Iago, el primer hijo longevo,(10.300 años) de ojos azul hielo,  Nagorno/Jairo,(2.700 años) el hijo escita, salvaje y brutal, y Lyra/Kyra, (2.500 años) la hija celta que desea tener una familia normal  a través de milenios. Una cuarta hija, Boudicca, muere apaleada en la Britania romana ante los aterrorizados ojos de su longeva parentela, durante una rebelión.
Por otro lado, tenemos un pie en tierra: el personaje de Adriana representa la parte cotidiana y realista; arqueóloga treintañera originaria de Santander, mujer independiente y fuerte, de conflictiva vida familiar, se asienta en su tierra natal tras años viviendo y trabajando en Madrid, después del suicidio de su madre, el alejamiento del padre y la ruptura con su novio. Adriana es un personaje psicológicamente muy trabajado, una mujer que trata de mantenerse en guardia para no ser herida por el mundo exterior,  pero que no puede evitar la tremenda atracción de unos milenarios ojos azul hielo.
La acción, principalmente desarrollada en Santander es situada en esos parajes muy detalladamente por la autora, que los conoce bien. El tempo es paulatino, dosificado,  el ritmo va in cescendo hacia el final. Y hay saltos hacia atrás, empezando por el primer capítulo, con el ataque de amnesia de Iago, y sus subsiguientes recuerdos, que le asaltan en algunos momentos fuertemente emotivos, y que permiten al lector revisitar la Historia.
Dos perspectivas desdoblan el punto de vista, narradas ambas en primera persona;  Iago del Castillo, por una parte, rememorando de vez en cuando momentos pasados, en distintas épocas, momentos que le han marcado profundamente, como es el nacimiento de Kyra, o el de Jairo, y la insoportable vida junto a él;  la muerte de Boudicca, etc., intercalando esos recuerdos históricos con la vida que lleva en la actualidad y las relaciones con su extraña familia y en el trabajo, el Museo Arqueológico de Cantabria (MAC).La otra parte es contada por Adriana, la bella arqueóloga que por azar viene a encontrarse con esta peculiar familia al ser contratada en el MAC por su demostrada competencia en la materia. Cuenta a su vez las obsesiones familiares que la atenazan, hasta que éstas entran en relación con la increíble familia, generándose una trama de intriga que en algunos momentos roza el thriller.

Los longevos, a pesar de su apariencia normal, mantienen tradiciones ancestrales, reuniéndose durante miles de años para las celebraciones de los equinoccios, los ritos lunares y la caza, ejercicio/afición que mantienen y que les identifica. De hecho, es la escena de caza lo que hace que Adriana consiga aceptar con sus ojos lo que su cerebro le niega. Escena muy lograda por la autora, que ha de convencer al lector de que no está contando un disparate, que podría ser así.
Acumulando en sus milenarias mentes historia, lenguas, conocimientos, buscando incansablemente el gen que les ha convertido en longevos, para perpetuarse en otros longevos, hartos de ver morir a sus esposas e hijos a lo largo de cientos y cientos de años, investigando constantemente los últimos descubrimientos científicos relacionados con el ADN y las investigaciones sobre los telómeros, media familia intenta reproducir longevos y la otra media intenta impedirlo, para evitar sufrimientos. Hasta en estos ancestrales personajes se da algo universal: la lucha entre hermanos, Caín y Abel, la eterna tensión entre barbarie y  civilización, violencia bruta y razón. Y al mismo tiempo, un cierto cansancio de vivir, como el lamento de Nosferatu.

La novela atrapa y atrae desde el primer capítulo, está escrita de modo ágil y correcto, se lee bastante bien, incluidas las digresiones científicas o aqueológicas, aunque la trama relativa a la madre de Adriana queda un tanto confusa, o al menos parece un poco cogida con alfileres, quizás no hubiera hecho falta introducirla, ya que la novela igualmente hubiera funcionado bien, o al menos, eso opino. Pero lo fundamental es que la idea de la existencia de los longevos  consigue hacerse verosímil, al contrastarlas con las otras mutaciones existentes actualmente, como la contraria, la de los jóvenes o niños con envejecimiento prematuro, por ejemplo. Y todos recordamos el relato de Benjamin Buttom, de Scott Fitzerald, que aceptamos sin ningún planteamiento científico. La imaginación y la realidad se entremezclan en esta novela. En esta ocasión, la autora nos brinda multitud de datos científicos ampliamente documentados, tanto en la parte arqueológica, paleontológica e histórica, así como la parte científica de química orgánica, que hace aún más verosímil la posibilidad imaginada.
En cuanto a la parte final, donde se precipitan los hechos, resulta un tanto sorprendente; en el epílogo diríamos que queda abierta una puerta a la esperanza…o a una posible continuación de la novela. Quizás nos encontramos ante un símbolo de la eterna lucha entre el azar y la necesidad, el destino y la libertad humana.



Eva García Sáenz (Vitoria, 1972) es diplomada en Óptica y Optometría y durante una década ocupó distintos puestos de dirección en el sector óptico. En la actualidad trabaja en la Universidad de Alicante, donde vive desde los quince años. Casada y madre de dos niños pequeños, durante tres años se dedicó por las noches a escribir su primera novela, La saga de los longevos. Después de esperar en vano la respuesta de las editoriales, decidió autopublicar su novela en Amazon, la mayor librería online del mundo. Sin más ayuda que la de los propios lectores, que la recomendaron entusiasmados, La saga de los longevos se ha convertido en un fenómeno literario en las redes sociales, superando en ventas a los best sellers.

Ariodante


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