NATHANIEL HAWTHORNE
Ed. Periférica
«Situaciones, no caracteres»
decía Borges para referirse a Hawthorne, a cómo este escritor partía de las
primeras para después crear los segundos…o no crearlos, solo indicarlos. No fue
precisamente Hawthorne un creador de personajes con gran profundidad psicológica.
Y sin embargo, usó mucho de las alegorías en sus escritos. Alegorías que
combinaba con amargas o irónicas paradojas. En sus Cuadernos norteamericanos, libro de cabecera de muchos escritores,
no solo norteamericanos sino internacionales, nos da amplios ejemplos de esa
tendencia. El bien y el mal, pecado y culpa son temas o ideas recurrentes en la
obra de Hawthorne, por otra parte un gran clásico norteamericano.
En este cuento, El espantapájaros, cuyo título original
es Feathertop (=pluma en la cabeza)
ejemplifica esta opinión que arriba citamos. Publicado por primera vez en dos
partes, posteriormente, en 1852, en The International Magazine, fue
recopilado en 1854 en Mosses from an Old
Manse, un libro de relatos.
La narración cuenta la historia de cómo una
bruja, Mama Rigby, construye con retazos de diversos objetos un espantapájaros
para su maizal, arrasado por las urracas. Pero una vez terminado, le viene la
idea de convertirlo en un ser viviente, en insuflarle movimiento, apariencia
humana, y habla. Ayudada por unos juguetones diablillos, le proporciona el humo
vital por medio de una pipa mágica, que debe fumar y rellenar constantemente
para mantenerse vivo.
La vieja bruja lo viste con galas
de caballero, a base de retales llamativos, le pone una peluca de aquí y allá
lo recompone, con una calabaza por cabeza y una vieja peluca y un sombrero con
pluma. Le pone nombre, por el sombrero emplumado con que cubre su peluca:
Feathertop. Y le da la instrucción de dirigirse, como un autómata, a la casa
del señor Gookin y enamorar a su hija Polly. El humo de la pipa le da vida, y
el espantapájaros, convertido en remedo de caballero, se marcha al pueblo. El paseo del espantajo
por la calle central, recibiendo la admiración y envidia de todos, es
memorable. De todos…salvo de los perros y los niños, que huyen asustados
(porque lo ven como realmente es). Los demás ven lo que parece ser, lo que
quieren ver en él, lo que imaginan que es (un noble señor de paseo).
Llegado a casa de Gookin, y ante
la bella Polly, que cae rendida de admiración y amor ante tan elegante señor,
siempre exhalando humo de su pipa llena de diablillos, ocurre lo inevitable: su
figura se ve reflejada en un espejo, el gran espejo del salón. Y lo que refleja
la pulida lámina de cristal no es el noble señor, sino…un espantajo: un
despojo, un engaño. Feathertop huye,
asustado de sí mismo: se refugia en los brazos de Mamá Rigby, que le acoge,
sorprendida, y él mismo tira su pipa, rechazándose como un engendro, intentando
volver a la nada de donde salió. Como dice el propio Hawthorne, «una ilusión
había tenido plena conciencia de sí misma» y también «en lugares desconocidos,
tenemos la impresión de que todo es irreal (…) Poco a poco, conforme nos
adaptamos, perdemos esta percepción». La compuesta imagen del espantapájaros,
conjunto de desperdicios y ropa vieja, se transforma por el arte de brujería en
un caballero: pero lo que hace la magia no es tanto la transformación, como el
hecho de que la gente lo vea como humano y no como un pingajo lleno de paja y
deshechos. Es la gente la que lo mira pasar
pensando que debe ser un caballero, y realmente lo ve como tal. Pero los
niños carecen de esa mirada, carecen de
prejuicios, y los perros tienen buen olfato; finalmente, el espejo nos hace
mirarnos como distintos y nos muestra la verdad.
Alegoría, fábula moral, conjuga a
la vez con ambigüedad la ilusión y la vanidad, la culpa y el placer, lo
puritano y el goce pecaminoso. Deliciosa y fugaz lectura para un rato de
relax, que nos deja un poso de reflexión
para otros momentos.
Nathaniel Hawthorne (Salem, 1804-Plymouth, 1864) era miembro de una
familia de colonos puritanos, trabajó en la Aduana de Boston y después se
trasladó a Concord, y fue vecino y amigo de Emerson y Thoreau. Después viajó
por Europa como cónsul americano. A partir de 1837 comenzó a publicar sus
relatos y luego narraciones más largas. Está considerado como uno de los
grandes referentes de la literatura norteamericana del siglo XIX.
Ariodante