CONSTANCE DE SALM
Postfacio de Laura Freixas
Ed. Funambulista, col. Intempestivos, 2011
Esta breve novela es una deliciosa obra epistolar: consiste en una serie de cartas –cuarenta y seis- en las que una dama abre su corazón al lector durante veinticuatro horas, en las cuales asistimos al desarrollo de una pasión febril. A través de cada carta vamos descubriendo –in crescendo- el origen de los hechos que han motivado tal pasión, aunque por el momento sólo conocemos su versión, y más adelante, la de un ferviente admirador, que, queriendo ser de ayuda, acaba por echar más leña al fuego. El broche final lo pone la versión, también por carta, del amante de la dama, desembocando todo en un final que recompone el caos pasional con el orden y la lógica de la razón.
Constance Theis de Salm, (Nantes, 1767-1845) poetisa y escritora francesa, hija del conde de Nantes, alto funcionario que le proporcionó un ambiente cultural inmejorable después princesa por matrimonio, en 1802 con el príncipe Joseph de Salm-Reifferscheidt-Dyck, -un aristócrata que goza de las simpatías de Bonaparte- tras su divorcio del cirujano Jean-Baptiste Pipelet de Leury, su primer marido, con el que se había casado en 1789 y del que tuvo a su única hija, Agathe. Alternó sus estancias entre el castillo de Renania y París, donde mantuvo un Salón Literario, al que asistían, entre otros, Lafayette, A. Dumas y Alexandre von Humboldt.
Menos conocida que Madame de Stäel, pero en una línea semejante, Madame de Salm publica poemas en revistas literarias como el Almanach des Muses, es la primera mujer admitida en el Lycée des Arts, y podría encarnar perfectamente la Corinne de la Stäel. Como Laura Freixas destaca en el postfacio, esta novela se inscribe en la tradición comenzada con La princesa de Clèves, (1678),de Mme. de Lafayette, tradición en la que destacan otras famosas obras epistolares y en el que la pasión amorosa y los celos son tema principal, como las Cartas (1734-7) de Mme, de Sevigné, o Las amistades peligrosas(1872) de Ch. Laclos, Asimismo, la obra de Madame de Salm puede verse culminada, -según Freixas- en el mismísimo Proust, concretamente en Albertine desaparecida.
En un breve texto introductorio, la autora, en la dedicatoria, le cuenta los motivos que le llevaron a escribir esta obra tan diferente de las anteriores, y cómo fue su realización. La finalidad de la obra es moralizante; Madame de Salm quiere mostrar del modo más evidente posible, el grave tumulto que organizan las pasiones en el cerebro humano, sobre todo en el femenino, trastocando todo orden lógico y razonable de juzgar los hechos. La imaginación desbordada causa una profunda perturbación, cercana a la locura. El vaivén pasional, que observamos entre una carta y otra, según su emoción va en aumento o va conociendo nuevas informaciones que la perturban aún más, lleva a la protagonista hasta el borde de la muerte. El sistema de comunicación de los amantes, mediantes billets o notas, entregadas en mano por mensajeros fieles, hacía que la vida de una mujer dependiera de si recibía o no el billet acostumbrado o si las noticias eran buenas o malas. La protagonista está perdidamente enamorada de un hombre que la corresponde, pero que necesita asentar su situación económica y social antes de comprometerse oficialmente. Unos hechos de ambigua interpretación dan pie a que la dama amada desboque sus celos, que durante veinticuatro horas llegan hasta el más alto límite de la locura, haciéndole cometer imprudencias peligrosas que podrían haberle acarreado una grave desdicha.
En las cartas, la autora desgrana y entremezcla reflexiones muy razonables sobre las pasiones, la relación hombre-mujer, y la posición de la mujer en la sociedad. Sin embargo, el final es convencional, la situación se resuelve de modo tradicional. Queda claro que la intención de Madame de Salm es puramente moral, un “aviso” a las demás mujeres de la esclavitud que supone una pasión y de la libertad que su dominio nos conlleva.
La edición de Funambulista y la traducción, impecables.
Reseñado en :http://www.elplacerdelalectura.com/2011/08/veinticuatro-horas-en-la-vida-de-una.html