Leyendo estoy, estos días lluviosos vacacionales, una maravillosa biografía de Miguel Angel, escrita por Antonio Forcellino. Disfruto enormemente con ella y ya conoceréis los resultados de este goce. Porque no sólo es la vida del artista, sino la historia de la Italia convulsa y pariendo una nueva visión del mundo y de la cultura: el abandono del mundo medieval y el paso a la época moderna.
Pero rememoro los días en que visité la Capilla Sixtina, y me impresiona pensar en este gran hombre, tumbado en su andamio, luchando contra un medio hostil al que no estaba acostumbrado, ya que él nunca habia usado la técnica del fresco, técnica que por experiencia sé que es muy difícil. La Capilla Sixtina es una maravilla, pero aun más maravillosa me parece, por increíble, el cómo pudo Miguel Angel producirla.
Y no sólo la Sixtina, pensemos en el David, en los Esclavos, surgiendo inacabados de la piedra, tan contemporáneos, pensemos en el Moisés, de la Tumba de Julio II, aquel papa que le puso ante el reto de dedicarse a pintar y dejar los mármoles por bastantes años.
Este libro me ha recordado una lectura prodigiosa, Bomarzo, de Mújica Láinez, que trata también de la historia italiana en época parecida, con las intrigas entre las grandes familias, las luchas de poder, etc. Puede que lo relea cuando acabe éste, me han entrado muchas ganas de hacerlo. Una vez que nos sentimos inmersos en un mundo, y nos gusta, parece natural que deseemos seguir un tanto más.
Nunca llegué a visitar los Jardines de Bomarzo, que están cerca de Roma, lleno de monstruos de piedra. Y no sé si lo haré alguna vez, aunque lo he visitado con la imaginación mientras leía la novela.
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5 comentarios:
Es verdad, Ario, no puede uno dejar de sorprenderse ante el prodigio logrado por Miguel ángel en la Capilla Sixtina -como en toda su obra, en realidad-. Hace poco releí la biografía del artista escrita por Marcel Brion, y uno de los mejores capítulos era justamente el referido al trabajo que Julio II le encargara en la capilla. Ya imagino lo maravilloso que debe ser apreciar dicho trabajo ‘in situ’.
"Bomarzo" es uno de tantos libros que espero leer alguna vez.
Afectuoso saludo transoceánico.
Yo tampoco he leído Bomarzo (y tantos otros libros...) pero estoy totalmente de acuerdo contigo en cuanto a lo impresionante de la obra de Miguel Ángel que abarca todas las ramas del arte de su época, descoyando en todas.
¿Qué clase de aliento habitaba en hombres como aquellos? Pienso en Miguel Ángel, Rafael, Leonardo Da Vinci y tantos otros. Sus ambiciones parecían tener sólo por límite el Olimpo y quizá por eso lo alcanzaron. Quizá también por eso, nosotros apenas sí podemos levantar las alas del suelo.
Un besazo.
Si, Rodrigo, plantarse bajo el David es algo que tira de espaldas...y acercarse a los Esclavos, los inacabados, y ver como surgen de la piedra, a mi me pone los pelos de punta de emoción. Por supuesto, la Sixtina, pero casi me emociona más la escultura.
Y GWW, es cierto lo que dices; los genios parecen estar hechos de otro material...No dejes de leer Bomarzo, es una gran obra.
Acabo de leerme otra biografía sobre Miguel Angel, más cortita y nada técnica, sino todo lo contrario, la de Emil Ludwig, que era un biógrafo más psicológico, y me ha encantado también.Ludwig te hace entrar bajo la piel del genio...
Este libro es, por mucho, uno de mis favoritos. Cuando fui a Italia lamentablemente no pude visitar Bomarzo, pero con las fotos me puedo imaginar ese mundo tan estupendamente recreado por Mujica Láinez.
Un saludo.
Yo también estuve en Roma y no lo ví, no me acuerdo qué pasó, pero tenía mucho interés...y ha quedado para otra visita. Pero debe ser impactante.
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