HA VUELTO A SUCEDER
Artículo publicado por GABRIEL ALBIAC en ABC del 30/09/2009 :
http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20090930&idn=103252258810
En la asfixiante trama de Chinatown construyó Roman Polanski la que es, con enorme diferencia, su mejor película y una de las más fieles transcripciones fílmicas de la gran novela negra. Hay secuencias en ella que quedarán para la mejor historia del cine. La de Faye Dunaway, por ejemplo, abofeteada por un atónito Jack Nicholson, mientras repite, como una salmodia monótona, trágica: «Es mi hija... Es mi hermana...». La de un descomunal John Huston, en la última, devastadora, secuencia, que eleva una de las más desoladas, más glaciales elegías al triunfo del mal que he visto, al menos yo, proyectarse sobre una pantalla. Rematada por la sentencia de un Nicholson estupefacto y roto, como sólo los grandes héroes literarios de Raymond Chandler y Dashiell Hammett pueden llegar a estarlo: «Ha vuelto a suceder...» La hija, quince años atrás violada por su respetable y multimillonario padre, yace muerta con un tiro en la cabeza. La nieta-hija, que quizá tiene ahora la edad que tenía su madre-hermana cuando sucedió aquello, es entregada a la tutela del intachable abuelo. El detective privado intenta decir algo; lo hace callar, a empellones, un poli que, en el fondo, lo aprecia demasiado para no entender que nada queda ya sino deshacerse en la noche. «Ha vuelto a suceder...», musita Nicholson. Pero no habla para nadie. Y la cámara deja perderse su mirada sobre la calle oscura, en un elegantísimo movimiento de grúa.
«Ha vuelto a suceder...» Tal, para Freud, es la clave de lo siniestro: en la repetición, algo concita misteriosamente a nuestros más oscuros demonios. En la repetición, dice el maestro vienés, nos es dada la metáfora de aquello que nunca entenderemos: nuestra muerte. Y el anillo de las sombras se cierra. La cinematografía de Roman Polanski está obsesivamente marcada por esa amenaza obsesiva del retorno: los ciclos homicidas de la Catherine Deneuve de su primeriza Repulsión del año 1965, daban síntoma de ello; El quimérico inquilino, que reinicia una y otra vez su mismo suicidio, dará, en 1976, su hipérbole. El mal retorna siempre. Nuestras vidas transitan en el vértigo de una aceleración inmóvil, que siempre nos mantiene en el mismo sitio.
Y, al cabo, nada en la biografía del autor de Rosmary´s baby, cede, ni en lo circular ni en lo vertiginoso, a la de todas sus criaturas imaginarias. Horror del ghetto y de los campos nazis, para el niño judío de Cracovia. Talento juvenil, meteórico ascenso que le permite escapar muy pronto del claustrofóbico Este de Europa, éxito temprano, brutal caída... En 1977, cuando suceden los hechos por los cuales sigue hoy perseguido, Roman Polanski ha pasado ya por la gloria cinematográfica y por el infierno privado, bajo la forma de uno de los más horribles crímenes rituales de aquellos años: el de su esposa embarazada Sharon Tate y sus amigos, a manos del clan Manson en abril de 1969; luego, se ha levantado, ha rodado la encantadora What?, la magistral Chinatown, la fallida Piratas, la alucinada The Tenant, que da señal de cómo la angustia sigue horadando su sorda galería... Y, de pronto, en 1977, sucede la hecatombe. Moral, como penal. Bajo la forma sórdida de abuso de menor y posterior fuga de la justicia. Y el refugio en un extraño limbo jurídico, mediante el cual y a lo largo de 32 años, todo en torno a Polanski se ha tejido en un primoroso juego de ficciones: saber, pero hacer como que no se sabe. La realidad retornaría un día. De eso, el creador de Chinatown y del Quimérico inquilino sabía demasiado bien que es de lo único de lo cual jamás se desembaraza un hombre. Ha vuelto a suceder. Ahora. Igual que siempre.
2 comentarios:
Gracias por seleccionar el artículo. La verdad es que la vida de Polanski parace haber estado marcada siempre por aspectos trágicos. No sé si su arte se nutre y engrandece con ellos o si, todo lo contrario, impiden un vuelo más libre de su creatividad. En cualquier caso su obra y su persona siempre nos llevan a la reflexión.
Un saludo.
Buen artículo de Gabriel Albiac. Casi es "El Quimérico Inquilino" la cinta más redundante (una de sus mejores películas), la más patética y decadente, la que mejor puede representar lo que el autor quiere decir.
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