WILLIAM BOYD
Reseña previamente publicada en Ciberanika.com:
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William Boyd (Ghana, 1952) es un autor británico (escritor, guionista, director de cine) de origen escocés, nacido en África, donde pasó su infancia, hasta que en su preadolescencia sus padres lo enviaron a un internado en Escocia para que se educara y entrara en los moldes británicos. Después de pasar años viajando de África a Escocia en vacaciones, pasó toda su temporada escolar del modo contrario: viajando de vacaciones a África, donde vivían y trabajaban sus padres. Tras acabar sus estudios en Oxford se estableció en Europa. Primero Francia y posteriormente, Londres. Publicó su primera novela, Un buen hombre en África, en 1981, luego ha publicado más de una docena de libros, y recibido unos cuantos premios literarios.
Boyd, cuya imagen, de semblante amable y pacífico, no en balde ocupa la portada del libro: Bambú es una recopilación de diversos escritos en los que se transluce su personalidad, sus ideas y sensaciones, sus recuerdos y sus reflexiones sobre arte y literatura, su vida, fondo de esta colección de textos, reseñas, prólogos, algunos explícitamente autobiográficos, otros de modo implícito. Los textos se agrupan en seis apartados, según el tema de que se ocupen.
Boyd es para mí como un amigo un autor afectuoso y cordial; y con estos textos se nos aproxima aún más, nos habla como muy cercano, susurrando historias, recuerdos, ideas. Nos los cuenta como si estuviéramos cómodamente sentados al lado de una fogata de campamento, en la sabana africana, en una noche austral, o ante un fuego de hogar en una lluviosa y fría noche escocesa.
En el primer bloque de textos, De la vida, claramente autobiográfico, Boyd nos habla de su infancia africana, feliz, despreocupada, así como de sus años escolares, donde su trayectoria es la corriente en ese tipo de instituciones, los internados británicos, ni muy destacado ni poco, simplemente uno más. Cierra el apartado con una maravillosa semblanza de Londres, increíblemente tierna y crítica a la vez.
En el segundo, De la literatura, nos habla de unos pocos autores, pero cuya influencia le es grata: Evelyn Waugh, autor que admiro también, y del que presenta una imagen que desconocía, relacionando su vida con su obra, ya que las considera íntimamente trenzadas. Otros son Cyril Connolly, una antítesis de Waugh, y Chejov, al que le dedica jugosos capítulos (prólogos a libros suyos y una reseña), es, igualmente un autor cuya vida y obra se entrelazan. Dedica un extenso pero claro y conciso texto a analizar el concepto de “relato”, relacionándolo con los autores que han dedicado su obra más a esa forma literaria que a la novela o al drama.
El tercer bloque, Del arte, trata sobre cómo se organiza una exposición (por su participación en una de ellas) y analiza muy atinadamente las distintas posibilidades de la fotografía en un texto que sirvió de introducción a un libro sobre fotos anónimas. Este texto me ha resultado especialmente ilustrativo.
En el cuarto, De África, sobre el injustamente ajusticiado escritor todoterreno africano Ken Saro-Wiwa, que fue su amigo y al que rinde un homenaje con estas letras.
Del cine es el quinto apartado, y cuenta su andadura como director de La trinchera, película inspirada en la vida de su tío abuelo Sandy, que pasó dos años en las trincheras francesas en la Gran Guerra. Siguen textos sobre su trabajo cinematográfico, su experiencia en el festival de Cannes, etc.
Y por último, De personas y lugares con el que cierra el libro, es una mezcla de distintos escritos: sobre Chaplin, la Duquesa de Windsor, Ian Fleming, etc.
En suma, un repertorio de escritos variopintos con interés literario y humano, que se pueden leer en distintos momentos, y que suponen una amable conversación con un buen escritor y una persona de muy agradable charla.
Boyd, cuya imagen, de semblante amable y pacífico, no en balde ocupa la portada del libro: Bambú es una recopilación de diversos escritos en los que se transluce su personalidad, sus ideas y sensaciones, sus recuerdos y sus reflexiones sobre arte y literatura, su vida, fondo de esta colección de textos, reseñas, prólogos, algunos explícitamente autobiográficos, otros de modo implícito. Los textos se agrupan en seis apartados, según el tema de que se ocupen.
Boyd es para mí como un amigo un autor afectuoso y cordial; y con estos textos se nos aproxima aún más, nos habla como muy cercano, susurrando historias, recuerdos, ideas. Nos los cuenta como si estuviéramos cómodamente sentados al lado de una fogata de campamento, en la sabana africana, en una noche austral, o ante un fuego de hogar en una lluviosa y fría noche escocesa.
En el primer bloque de textos, De la vida, claramente autobiográfico, Boyd nos habla de su infancia africana, feliz, despreocupada, así como de sus años escolares, donde su trayectoria es la corriente en ese tipo de instituciones, los internados británicos, ni muy destacado ni poco, simplemente uno más. Cierra el apartado con una maravillosa semblanza de Londres, increíblemente tierna y crítica a la vez.
En el segundo, De la literatura, nos habla de unos pocos autores, pero cuya influencia le es grata: Evelyn Waugh, autor que admiro también, y del que presenta una imagen que desconocía, relacionando su vida con su obra, ya que las considera íntimamente trenzadas. Otros son Cyril Connolly, una antítesis de Waugh, y Chejov, al que le dedica jugosos capítulos (prólogos a libros suyos y una reseña), es, igualmente un autor cuya vida y obra se entrelazan. Dedica un extenso pero claro y conciso texto a analizar el concepto de “relato”, relacionándolo con los autores que han dedicado su obra más a esa forma literaria que a la novela o al drama.
El tercer bloque, Del arte, trata sobre cómo se organiza una exposición (por su participación en una de ellas) y analiza muy atinadamente las distintas posibilidades de la fotografía en un texto que sirvió de introducción a un libro sobre fotos anónimas. Este texto me ha resultado especialmente ilustrativo.
En el cuarto, De África, sobre el injustamente ajusticiado escritor todoterreno africano Ken Saro-Wiwa, que fue su amigo y al que rinde un homenaje con estas letras.
Del cine es el quinto apartado, y cuenta su andadura como director de La trinchera, película inspirada en la vida de su tío abuelo Sandy, que pasó dos años en las trincheras francesas en la Gran Guerra. Siguen textos sobre su trabajo cinematográfico, su experiencia en el festival de Cannes, etc.
Y por último, De personas y lugares con el que cierra el libro, es una mezcla de distintos escritos: sobre Chaplin, la Duquesa de Windsor, Ian Fleming, etc.
En suma, un repertorio de escritos variopintos con interés literario y humano, que se pueden leer en distintos momentos, y que suponen una amable conversación con un buen escritor y una persona de muy agradable charla.
1 comentario:
Muchas veces he querido comprar el libro de Un buen hombre en África pero al final siempre ganó alguna otra opción. Pero ahora, leyendo tu reseña, creo que preferiría empezar por éste que comentas. No sólo por la variedad de temas sino por lo que comentas que permite acercarse al autor de un modo bastante personal y que parece entablar una charla coloquial con el lector. Me atrae ese aspecto benévolo porque uno se cansa de la soberbia con la que se disfrazan los discursos de los que no tienen mucho que contar.
Así que gracias por la recomendación y, como siempre, un saludo.
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