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Nikolai Vasilievich Gogol (Soróchintsi, Ucrania 1809- Moscú, 1852), escritor, novelista, y dramaturgo, nació en el seno de una familia de la baja nobleza rutena. En San Petersburgo ejerció como administrativo. En 1828 conoció a Pushkin, con quien desarrolló una amistad que le ayudó en su carrera como escritor. Más adelante, impartió clases de historia en la Universidad. A diferencia de Pushkin, que no salió nunca de Rusia, Gogol estuvo varios años viviendo por Europa (Italia, Alemania, Suiza y Francia), época en la que escribió su obra más famosa, Almas Muertas, así como la novela histórica Tarás Bulba. En el 48 Gogol, en un fuerte arrebato religioso y conservador, peregrinó a Jerusalén, tras lo cual, influenciado por un sacerdote fanático, decidió abandonar las letras, quemando la segunda parte de Almas muertas, de la que sólo han podido salvarse unos fragmentos, así como otra serie de escritos, convencido de que eran fuertemente pecaminosos. En un estado de enloquecimiento y quebrantamiento físico tuvo lugar su muerte. Veladas en un caserío de Dikanka está escrita en 1831, justo en la época en que trabajó en la Universidad y conoció a Pushkin, y consiste en un grupo de ocho relatos de tema campesino y rural, inspirado en el romanticismo alemán a la vez que en la tradición ucraniana, rebosante de humor y leyendas fantásticas donde los elementos mágicos y religiosos se imbrican con los realistas. Tras recibir el apoyo de su amigo Pushkin, fueron publicadas, hacia 1836, en la revista El Contemporáneo, creada por éste. Tuvo, al parecer, muy buena aceptación por el público, lo que le animó a seguir escribiendo.
Gogol es situado como un autor que no se distancia de los grandes escritores rusos: Pushkin, Tolstoi, Dostoievski, Turgeniev. La intención de la escritura de Gogol es reformadora, más moral que política. En su obra se aprecia una mezcla de realismo social con gran sentido del humor, y elementos fantásticos y mágicos, en la tradición de E.T.A. Hoffmann. Se podría imaginar que, en la época en que Gogol escribía, la censura era férrea, y su derivación hacia lo fantástico podría ser un intento de eludirla.
La obra está estructurada en dos partes, precedida por una Introducción a cargo de un imaginario colmenero del pueblo, un tal Rudi Panko, que es el supuesto narrador de las siguientes historias. Aunque algunas le son atribuidas a un diácono de una iglesia cercana. La feria de Soróchinets, La noche de San Juan, La noche de mayo o la ahogada, La carta perdida, componen la primera parte, y La Nochebuena, Terrible venganza, Iván Fiodórovich Shponka y su tía, y por último, Un lugar embrujado, la segunda.
Al leer estos bucólicos relatos, imaginamos a rollizos mozos, rebosantes de alegría y de deseo, rubias y dulces jovencitas a la espera del amor, padres amargados por la monótona vida del mujik , fantasmas, diablos y brujas, borrachos cantando al son de sus balalaikas y toda una colección de personajes que pululan por aldeas bajo la crujiente nieve y alrededor de inmensas estufas donde se cuentan una y otra vez historias increíbles que todos creen y con las que sueñan, en las largas noches invernales bajo los inmensos colchones en sus pobres camastros. El Diablo es un personaje recurrente, adoptando todo tipo de formas, apareciendo y desapareciendo y tramando maldades por doquier. La ingenuidad de las gentes campesinas, sus anhelos y goces simples, las vidas de estas gentes, entre las alegrías cotidianas y los miedos nocturnos, oscilan siempre entre la vida y la muerte, el día y la noche, Dios y el Diablo en una tierra blanca, donde el Invierno domina creando un mundo especial, encerrando a los campesinos en sus casas al calor de las estufas y del vodka, originando miles de leyendas que inmediatamente pasan a formar parte de las tradiciones locales a través de generaciones y que al llegar la primavera estallan en miles de canciones y bailes, en la alegría de vivir. Este es el mundo que Gogol refleja en estos relatos.
5 comentarios:
He leído algunos de estos relatos y creo que la tuya es una muy correcta apreciación, Ario.
Puede que no sean de lo mejor que haya en su género -como creo que ocurre- pero no dejan de tener un cierto encanto; el encanto de lo primitivo, por decirlo de una vez, y además bien narrado.
De Gogol , yo he leido Almas Muertas y quede con una buena sensación. Las historias de Gogol me recuerdan a Humillados y Ofendidos de Dostoesvsky.
Las ediciones de Alianza siempre son muy bellas.
Precisamente, Dostoievski era admirador y deudor de Gógol. Sobre todo la obra temprana de aquél denota claramente la influencia del autor de "Almas muertas".
Tomo nota, Ariodante, leí hace años El capote y otros cuentos. Recuerdo en especial La nariz (creo que viene en esa compilación). También me gusta mucho El Viyi.
Tengo que releer tantas cosas que no sé por dónde empezar.
Me encantó tu reseña, se nota que esos cuentos son una gozada.
¡Saludos!
Hola Ariodante, aquí sigo repasando entradas antiguas y ésta es una auténtico gozada porque no conocía demasiado de este autor. He leído El capote pero hace tanto tiempo que ni siqueira recuerdo si venía acompañado de otros relatos.
Me ha gustado el aspecto biográfico que has señalado sobre la brusca "conversión" de Gogol ya que parece una tendencia bastante propia de los grandes escritores rusos, que basculan entre el reformismo y el tradicionalismo sin solución de continuidad.
Estupenda la reseña y estupenda la recomendación.
Saludos.
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