2/4/10

HOMBRES EN ARMAS /EVELYN WAUGH


Reseña previamente publicada en: http://libros2.ciberanika.com/desktopdefault.aspx?pagina=/letras/W/p05328.ascx

Evelyn Waugh, (Londres, 1903, Somerset, 1966), escritor británico, novelista, alcanzó la fama con su obra Retorno a Brideshead, que fue llevada a la pantalla televisiva; y puesto que nos hemos referido a él ya en la reseña de Oficiales y caballeros, no considero necesario repetir datos.

La obra que analizamos, Hombres en armas, es el primer libro de la trilogía Espada de Honor, sobre cuya segunda parte, Oficiales y caballeros, ya se ha publicado la reseña en estas páginas también.

Introducida, como la anterior, por un magnífico análisis de Carlos Villar, que nos entronca esta obra en la trilogía y a su vez, en la totalidad de la obra waughiana, acotando toda una serie de autorreferencias que el autor se hace a lo largo de aua páginas, así como referencias literarias en general.

La novela, Hombres en armas, se divide en tres partes, precedidas de un prólogo: Apthorpe Gloriosus, Apthorpe Furibundus. Apthorpe Inmolatus. Podría pensarse que Apthorpe es el protagonista, pero no es así. El protagonista de toda la trilogía sigue siendo Guy Crouchback, desde luego. Pero Apthorpe es un compañero de armas, oficial como Guy, bastante particular en su comportamiento y en sus hazañas, con algunos secretos inconfesables (su enorme y oculta impedimenta, sus tías ficticias, su pasado ignoto) y que por azar aparece ligado a Guy en las situaciones más diversas. La amistad que les une es superficial pero en algunos momentos parece crearse un vínculo mayor, entre ellos.

La acción, tras un prólogo que introduce la historia de la familia Crouchback, de antiguo abolengo, aunque destinada aparentemente a la extinción, y la de la persona de Guy y su historia particular, que le lleva a la soledad de una mansión italiana, desde donde, al recibir la noticia de la guerra, decide marchar e incorporarse a filas, a pesar de haber sobrepasado la edad para ello. Se nos describe el largo proceso de incorporación, a base de casualidades, encuentros y desencuentros, la fase de adiestramiento militar en Inglaterra, y finalmente, su entrada en acción en una misión en la costa africana de Dakar. La misión resulta ser un fiasco, y los singulares acontecimientos que la acompañan implican a Guy en un proceso de investigación militar por supuestas irregularidades.

Como bien señala Carlos Villar en su interesantísima introducción, la versión que nos presenta Waugh de la guerra, desencantada y pesimista, no usa la habitual técnica de presentarnos un panorama de violencia arrolladora o de crueldad injustificada, unas situaciones fuertemente dramáticas; no: Waugh utiliza un tono completamente diferente; recurre a la ironía, y a mostrarnos la parte absurda, banal y fútil de toda la maquinaria cotidiana, de las bambalinas del teatro bélico. Reglamentaciones absurdas, cambios constantes de órdenes y contraórdenes, contraposición entre lo que está ocurriendo en el escenario real europeo (las noticias de Tony, sobrino de Guy, destinado a Francia) y la vida cotidiana en los cuarteles de adiestramiento, los pensamientos de los oficiales, en cuyo grupo se encuentra el protagonista, y de los mandos, completamente ajenos a la acción, y más concentrados en una especie de continuación de la vida civil, sus familias o amigos, sus rutinas y sus hábitos.

La ingenuidad del personaje central, Guy, que concibe la guerra como una contienda del Bien contra el Mal, de la Democracia contra la Tiranía, paulatinamente va deviniendo en un pesimismo profundo, y la aparición de personajes secundarios con sus obsesiones, sus tretas, sus traiciones y sus lealtades colorea el cuadro gris que se presenta al principio. El brigadier tuerto Ritchie-Hook, homenaje al fiero pirata peterpaniano; el enloquecido oficial Apthorpe, cuyo pasado africano le une a Guy, pero sus descomunales borracheras y su obsesión por sus posesiones le lleva a continuos conflictos; Virginia, la ex esposa de Guy y ex de otros muchos guys, encarnando la tradicional infidelidad femenina; el inútil y tramposo Trimmer, que reaparecerá en Oficiales y Caballeros con un cambio de identidad; Leonard, en su eterno oscilar entre el Ejército y su familia; todos ellos conforman un paisaje penoso, mostrado en el detalle minucioso de lo cotidiano y absolutamente trivial, para hacernos ver la decadencia de una sociedad cuya desintegración no sólo se va a deber a la guerra, sino a sus propios mecanismos internos, caducos y obsoletos. Waugh, como ya mostramos en la anterior reseña, tiene unos temas recurrentes: la inocencia perdida, la amistad y la lealtad, el amor traicionado, el pasado histórico honorable, el refugio en la fantasía y en la religión. El objeto de la ironía waughiana no sólo se concentra el la guerra, sino que se amplía a la sociedad victoriana británica, a la que mentalmente pertenece, pero que le produce un terrible malestar.

Así como en Oficiales y Caballeros hay una ruptura de tono entre el comienzo y el final del libro, en Hombres en armas el tono es uniforme: ingenuo, superficial, casi diríamos colegial: la instrucción y el adiestramiento militar es equiparada a la instrucción en la escuela, así el ánimo y la actitud de soldados y oficiales, siempre atentos al humor del jefe de turno.

Quedamos a la espera de que se publique la tercera parte de la trilogía, Rendición Incondicional.







2 comentarios:

Gonzalo Muro dijo...

Me encanta estas reseñas sobre Eveyn Waugh, en parte porque sólo conozco, al margen de Retorno, su obra más satírica y un libro de viajes que, más bien, es una recopilacíon de su pensamiento. Pero estas novelas que aquí comentas parecen recoger todos los elementos que se recogen en las anteriores y, en particular, cirto desencanto con su tiempo, un desajuste que sufrieron muchos otros autores pero al que sólo algunos supieron sacar el mejor partido.

Un placer leerte.

Soledad dijo...

De Waugh sólo leí Retorno a Brideshead -ya hace muchos años- y tengo un muy buen receurdo de él. Gracias por esta recomendación, la tendré en cuenta. Saludos,

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