Robert Walser (Biel, 1878-Herisau,1956) escritor suizo muy peculiar en su trayectoria, ya que practicó diversas ocupaciones compaginándolas con la poesía y la literatura; a principios de siglo pasó una temporada en Berlín, (donde escribió las tres novelas que le hicieron más conocido) con su hermano mayor, sufriendo posteriormente depresión y alucinaciones, acabando por hacerse necesario su internamiento en un psiquiátrico, donde pasó el resto de su vida. Su obra está compuesta de poemas, relatos, novelas cortas, ensayos y los textos conocidos como microgramas. Bibliografía de Robert Walser: Vida de poeta (Alfaguara, 1990). El paseo (Siruela, 1996). Poemas. Blancanieves (Icaria, 1997). La rosa (Siruela, 1998). Los cuadernos de Fritz Kocher (Pre-Textos, 1998). Los hermanos Tanner (Siruela, 2000). El ayudante (Siruela, 2001). Jacob von Gunten (Siruela, 2003). Historias de amor (Siruela, 2003). El bandido (Siruela, 2004). La habitación del poeta (Siruela, 2005).
Su solitaria muerte, en la Navidad de 1956, en que fue encontrado su cuerpo inerte en la nieve, ocurrió un tanto como su vida: tratando de pasear y de pasar desapercibido. Paseante compulsivo, no sólo físico sino mental, sus textos se caracterizan por un vagar de pensamientos, una serie de reflexiones encadenadas y un intento de sacar de sí lo que llevaba dentro, como un paseo mental. No fue muy conocido en su momento, porque, entre otras cosas era un autor esquivo y sus inclinaciones eran más hacia el anonimato y a evitar destacar, huyendo de publicidad y de la vida social. Es, sin embargo conocido más por los elogios que otros autores, grandes atores, han hecho de su obra. Kafka, Walter Benjamin, Elías Canetti...todos ellos se han interesado y han proclamado el interés de una obra dispersa y vaga, pero con importantes y maduras reflexiones. En España, Vilá-Matas le incluye entre los autores que considera como Bartlebys en la literatura.
Los límites entre locura y cordura son muy difusos en el caso de los artistas y lo que llamamos genios, la locura siempre roza la genialidad. A veces, es un fenómeno de ida y vuelta y a veces, no. En el caso de Robert Walser, paulatinamente fue alternando entre un polo y otro y llegado a un punto, se sumergió definitivamente en ese profundo pozo de ensimismamiento interior que le desmarca de la vida.
La obra, que se enmarca en el conjunto de su breve producción, es una novela atípica: en realidad, es un monólogo interior, un diario mental que el joven protagonista Jakob, procedente de una familia de alcurnia, lleva desde que ingresa en una escuela privada, el Instituto Benjamenta, regentado por dos hermanos, a cual más críptico y misterioso. Las ideas generales de Walser salen a flote constantemente: el derecho a la pereza, al anonimato, al vagabundeo, el deseo de cortar con toda la cultura que nos rodea y marchar hacia un desierto donde poder vagar impunemente...la transición constante entre el sueño y la vigilia, entre sus ensoñaciones, cargadas de connotaciones crípticas, y su mirada hacia sus compañeros, hacia sus profesores, hacia lo que se supone que es el mundo que ha de acogerle al terminar sus estudios. El deseo de cortar con la familia, con sus padres, con su casa y su jardín, aunque sustituido por la relación con el hermano mayor, que cumple el rol de mentor, también define sus posiciones. Walser, según Luigi Amara en un artículo sobre él en Letras Libres, se interesa por las cosas sencillas, ordinarias, fugaces; por esa concatenación imprevista de minucias que a causa de su fluir y evanescencia invocan una mirada igualmente inestable y contraria a toda pedantería; una mirada que las haga brillar por unos segundos para dejarlas después perderse, irremediablemente, abismadas en su futilidad, hundiéndose en la corriente del hábito que todo lo enmohece y degrada.(...)sellando así una de las más singulares alianzas entre los motivos para escribir y las razones para la vida: la alianza entre la literatura, entendida como paseo, y el paseo como única forma de vida.)
El libro, muy breve, en sus apenas ciento veintiséis páginas, se nos hace una lectura ligerísima y a la vez, nos deja pensativos, nos hace reflexionar sobre las ideas que destila, sobre ese mundo interior que ha salido a la superficie, flotando sobre aguas mansas como Ofelia, con su mirada perdida y sus brazos oferentes.
2 comentarios:
La temática de Walser es muy atrayente, Ariodante, eso que dices me parece fascinante.
Ya veo que Vila-Matas lo incluye en su novela. :D
Besos.
Empezaré, como dije ya en el blog, por "Historias" y "Paseos con Robert Walser". Y después llegará éste...
Gracias por la reseña!
Besos,
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