En el ensayo que nos ocupa, el autor estudia a fondo la obra de Homero, su biografía o lo que podemos saber de ella; sus influencias, sus comentaristas, la simbología de la Ilíada y la Odisea: toda vida es una batalla y toda vida es un viaje, nos dice.
Resume todos los capítulos de la Ilíada y la Odisea; analiza su relación con Virgilio: qué ha tomado el poeta romano de Homero y qué le diferencia. Cómo han generado una inmensa bibliografía estas dos inmensas obras y cómo se han desplazado de tradición oral a texto escrito. Todo ello y mucho más es mirado con lupa por el autor: la literatura hasta nuestros días.
¿De qué se nos habla en el libro? Del conjunto de la literatura: porque Homero es la literatura, por antonomasia. Ambos poemas son los dos grandes pilares de todo lo que se ha escrito en Occidente a partir de la Ilíada y la Odisea. De hecho, si nos fijamos en el título original del ensayo, es de los poemas de los que habla Manguel: constituyen el legado de Homero, efectivamente. Homero pudo muy bien no existir, viene a decirnos, como persona física. Incluso ha habido quienes han sugerido que fue una mujer (y aunque no lo cita Manguel, Robert Graves, en La hija de Homero hace una velada concesión a esta idea); también hay quien piensa que hubo muchos homeros, que tanto la Ilíada como la Odisea son un producto de la destilación centenaria de miles de relatos míticos y legendarios de la tradición oral.
Pero el ensayo de Manguel también nos habla de cómo se impregnó históricamente el quehacer literario, a partir de esos grandes pilares homéricos. Nos habla de sus relaciones con Roma, Virgilio y la Eneida, una especie de hibrido de guerra y viaje. De las relaciones con la Iglesia cristiana: San Jerónimo y San Agustín, dos versiones. De la difusión medieval y de la importancia de la Reforma y de la Inquisición para que se prefiriera la tradición latina o la griega en según qué países de Europa.
Del mismo modo nos analiza el desarrollo de la tradición homérica en los países anglosajones frente a los católicos. La polémica francesa en torno a los ilustrados, que la rechazaban; las confrontaciones de Goethe con Nietzsche: dos visiones distintas de lo heleno. Los análisis freudianos, el Ulysses de Joyce. En fin, todo un alarde de erudición que inevitablemente nos abruma un poco pero también nos proporciona una serie de vías de investigación, una serie de caminos y puertas abiertas.
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