En la mesa se encontraban para presentar el libro, en primer lugar, el autor; su editor, Fernando Fernández; el también autor y viejo amigo Alfons Cervera; Anika Lillo, administradora de una muy conocida web literaria valenciana( Anika entre Libros), y por último, el actor y también poeta Sergio Villanueva, que leyó maravillosamente algunos pasajes de cada una de las novelas que componen el libro.
Comenzó la introducción el editor Fernando Fernández, con una afortunada cita de Kafka: el libro ha de ser un hecho que rompa el mar helado que llevamos dentro. Ha de emocionarnos, ha de llegarnos al alma. Nos habló de la estructura del libro, de la elección de las novelas que lo componen, en fin, de una visión general de la obra del autor y de sus influencias berlanguianas y garciamarquecianas.
Primera lectura del comienzo de Las lágrimas de Henan. El hielo salta por los aires, decididamente: la lectura es sumamente impactante y emotiva, habla por sí sola.
Tomó la palabra Anika, simpatiquísima, contándonos un poco -lo suficiente para engancharnos- del argumento de cada una de las novelas que componen el libro. La primera, una tragedia situada en China, y con un final impactante. La segunda, en la Austria decimonónica, mostrando a un dudoso joven con tendencias totalitarias. La tercera, contemporánea, narra un triángulo amoroso. Aparentemente dispares, pero unidas por su estructura, son tres obras sobre la naturaleza humana. Tan simple, tan difícil.
Segunda lectura de El alma de los peces. Nadamos en aguas cálidas, no queda ni pizca de hielo en ellas. La voz de Sergio nos envuelve y arropa emotivamente.
Alfons Cervera, con su retranca habitual, habló a continuación, y justificó su presencia allí por su vieja amistad con Gómez Rufo. Aseguró que se había dejado las notas -lo cual es terrible, porque siempre suelen extenderse el doble- y comenzó recordando cómo conoció a su amigo Antonio, y de ahi fue divagando de una cosa a otra sobre la obra literaria, sobre el carácter artesano del escritor, sobre la importancia de los libros para reunir a la gente, y destaca la sencillez inhóspita (citando a Emily Dickinson) como característica principal de Gómez Rufo. Sencillez aparente, que encierra la gran tragedia humana. Se refirió a las distintas clases de lectores, a los que dividió entre los inteligentes, que saben bucear más profundamente en el sentido de la obra y los que nadan en la superficie, (a los que definió con un calificativo que prefiero no reproducir). Finalmente, resumió la obra de su amigo en dos palabras: personajes y tiempo.
Última lectura, esta vez de Adiós a los hombres. Entrañable. El hielo ha entrado en ebullición. Las vibraciones de entonación hierven en el aire.
Finalmente, el propio autor presta su voz para agradecernos la presencia, agradecer su intervención a los precedentes presentadores. Luego nos habla acerca de su novela, aclarando que si bien el estilo usado, el envoltorio, era bastante lírico, lo necesitaba para envolver el drama, las tres trágicas historias cotidianas: la primera, que trata la violencia ejercida sobre una mujer; la segunda, sobre la maldad y la corrupción; y en la tercera, la imposibilidad de relacionarse los hombres con las mujeres. Las tres utilizan la misma arma: el silencio. Tan importante es lo que se dice como lo que no, en una obra literaria. Es más, los silencios permiten al lector pensar, contestar mentalmente las preguntas formuladas. Vivir el drama.
Acabamos la velada con el autor firmando ejemplares y el público charlando en alegre mezcolanza, y degustando un cava ...en los inevitables vasitos de plástico.
Deseamos desde aquí una feliz andadura a la obra de Gómez Rufo, y esperamos leer la reseña de Anika que se publicará en breve en su página.
Deseamos desde aquí una feliz andadura a la obra de Gómez Rufo, y esperamos leer la reseña de Anika que se publicará en breve en su página.
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