¡Espumoso mar! ¡Sonoro mar! De nuevo retorno por unos días a la cercanía marina, que me llama periódicamente, con ese sonido a caracola, ese sabor a salitre, ese azul brillante, a veces turquesa, y a veces plomo. Los marinos dicen: la mar; los de tierra, el mar. Como un hermafrodita, el/la mar, no importa cómo le nombremos, seguirá atrayéndonos a sus riberas y seduciéndonos como sirena en dulce canto. Aguas procelosas, siempre en movimiento, siempre activas, eternamente ahí. Y a él acudimos los mortales, ávidos de eternidad y de azul. Aguas que a veces surcamos en pequeñas o grandes naves, aguas homéricas que nos transportan, como a Odiseo a otras tierras, a otros mundos jamás soñados, depositándonos sobre arenas oscuras.
Una conversación con David Zurdo sobre ANÍBAL BARCA en RNE 5
Hace 2 semanas
2 comentarios:
Ario, muy bonito este apunte sobre la mar. Es como sentarse en la playa por la noche, a escuchar con las estrellas el rumor de las olas cercanas... y soñar.
Hombre, Capa! ¡Tú por aquí!Muchas gracias por tu comentario. Sí, cuando estoy junto al mar, me motiva muchísimo. Será el yodo...no sé. También me abre el apetito, jajaja!
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