CARTAGENA LITERARIA: BREVE PERO INTENSA VISITA

¡¡¡YO ESTUVE ALLÍ!!!

Con un atardecer cálido y azul, oliendo a mar y escuchando a las gaviotas, bajé del tren en el que encontré a Santiago Posteguillo, que también hacía el viaje Valencia- Cartagena,  para participar en la Maratón Literaria en la librería Escarabajal, en donde estaba previsto celebrar la maratón literaria, en apoyo de dicha librería.  De la mano de un excepcional guía, Luis Delgado Bañón, hice un previo y breve recorrido por el puerto, el Museo Naval y los bellos edificios que rodean la zona. Finalmente nos dirigimos a la librería, donde Luis había de intervenir en una de las ponencias. 

La librería, dos plantas muy amplias, bullía de público, en animosa exaltación; amigos que se saludan, presentaciones de rigor, reencuentros, ...el mundillo literario en pleno, además de ocasionales visitantes. ¡Allí está María Dueñas! ¡Allí Javier Sierra!¡ Y Paco López Mengual, Manuel Moya, Lola López Mondéjar, Teresa Simal,! Y,y. y...imposible nombrar  a todos.

Cuando conseguimos acomodarnos todos, abrieron el acto María Dueñas y Javier Sierra. (Ninguno necesita ser presentado) Javier comentó que todo esto surgió a partir de un artículo en prensa de María sobre las dificultades que estaba pasando la librería, la segunda más antigua de España, y defendiendo el papel del librero, los libros y el poder de la palabra. Un grupo decidió llevar a cabo la organización de la Maratón y convocar a una larga lista de autores dispuestos a poner su granito de arena y a colaborar por una causa nobilísima. Tras la presentación del acto, intervinieron en primer lugar Teresa Pérez Crespo presentando a Paco López Mengual y a Luis Delgado Bañón, los cuales nos hablaron un poco de sus obras. Y a partir de ahí la maratón empezó a correr. Intervenciones, música, descansos con pinchos especialmente diseñados por Paco L. Mengual, poesía, historias con historia, ...una noche incomparable.
Mmm...! ¡¡Qué bueno!!Un papeo literario delicioso.

Pero para mí lo realmente indescriptible fue el amanecer: aun oscuro el cielo, subimos las escalinatas que llevan al Teatro Romano, en cuya puerta había dos soldados griegos, de hermosas grebas, custodiando la entrada. Un  narrador nos incitó a pasar, y el público se aposentó en las ilustres piedras que tantos años han seguido viendo amanecer y recordando los ecos de actores del pasado.

Allí, mientras el cielo iba entrando en esa hora azul que tiñe de prusia la bóveda celeste, haciendo resaltar el brillo de una luna como una "c" dibujada en el cielo, y con un fondo de gritos de gaviotas sobrevolándonos, un grupo de troyanas gimientes encabezadas por Hécuba, ya viuda del rey Príamo, se lamentó de su destino con las palabras del gran Eurípides. Asimismo, pudimos escuchar el monólogo de Casandra, la hija de Príamo a la que Apolo castigó por su rechazo moroso con el don de las profecías que nadie creería nunca. Y el parlamento de Eros, ese diosecillo que dispara sus flechas de amor. Todo ello muy bien interpretado por el grupo teatral Ditirambo, de Cartagena, compuesto por miembros de una misma familia.

Finalmente el cielo ya blanqueaba, y el momento pasó. Volvimos a la realidad, es decir, al chocolate con churros que nos esperaba en la librería, riquísimo, excelente, el mejor chocolate con churros que he tomado en años. La maratón continuaba, aunque, en mi caso hube de partir, deseándoles suerte y ánimo. Y encantada de poder decir que YO ESTUVE ALLÍ.