LEV TOLSTOI
Ed. Acantilado, 2010
Lev Tolstoi (Yasnaia Poliana,1828 -Astapovo,1910) tiene veintiocho años cuando escribe este relato, de resultas de los años de milicia en el Cáucaso, acompañando a su hermano Nikolai, adonde va un poco huyendo de una inestable situación personal en su vida. En 1953 estalla la guerra de Crimea, y el oficial artillero Tolstoi se lanza a la batalla de modo temerario y audaz, ocasionándole situaciones que luego reflejará en sus novelas y relatos. Los cosacos, Hadji Murat, Tormenta de nieve y otros, son relatos que muestran ecos de aquellos impactantes años. Por otra parte, el escritor es un amante de la naturaleza, que desde niño había disfrutado en su amada mansión de Yasnaia Poliana y con la que mantuvo siempre en una relación muy íntima. Y ante los inmensos y abruptos paisajes del Cáucaso, Tolstoi se siente impresionado y emocionado, lo cual queda patente en los textos donde evoca aquellos días. Tras participar directamente en el frente con y desilusionarse viendo el comportamiento de los mandos militares, pide el retiro, y dedica su ardor guerrero a la escritura.
Este es un relato casi impresionista. Somos capaces de percibir las mil y una tonalidades de la nieve durante la larga marcha nocturna, el sonido de los caballos golpeando con sus cascos la nieve crujiente, las campañillas de los trineos, los gritos de los cocheros y las canciones y cuentos de los viajeros, que matan aburrimiento y miedo haciendo oír su voz en la oscuridad luminosa de la noche. En setenta y cinco páginas nos vemos transportados a la estepa rusa, blanca y reluciente en una noche de fuerte tormenta, gélida y desoladora. Desde el primer momento, el viento nos envuelve, y como el protagonista que habla en primera persona, un aristócrata del que apenas sabemos nada, salvo que está decidido a ir –tampoco sabemos por qué esa prisa de viajar de noche en plena tormenta― en una dirección determinada y quiere llegar cuanto antes. El trineo está preparado, lo comparte con un compañero, Aliosha, y el cochero. Van bien provistos de bebida y algo de comida, bien abrigados, y además, cuentan con que el tiempo va a cambiar en breve y llegarán en seguida a su destino.
Pero el hombre propone y la naturaleza dispone: en la noche blanca caucasiana la tormenta les envuelve, les engulle, y los viajeros se pierden, van, vuelven, encuentran a otros trineos sin una dirección clara, y finalmente viajan juntos, medio congelados, medio dormidos, cantando o dormitando en una suerte de pesadilla que parece llevarles directamente a una muerte segura.
En ese duermevela, el viajero nocturno tiene sueños. Sueños que le transportan a estancias veraniegas, gozosas, en plena naturaleza ―una clara reminiscencia de Yasnaia Poliana―pero salpicadas de situaciones dramáticas: la imagen del ahogado en el río donde suele bañarse los veranos, pone un contrapunto inquietante en un sueño donde lo real y lo irreal se confunden constantemente. La nieve sigue cayendo, el viento soplando, y la helada noche rusa se introduce por todos los resquicios, creando un clima onírico y de fuertes connotaciones místicas. Y la descripción de los primeros rayos del sol refulgiendo sobre la blancura cegadora de la capa nevada que cubre todo, son momentos sublimes.
Tolstoi aún no es aquí el gran autor que escribirá Guerra y Paz o Anna Karénina, pero ya podemos percibir que de esa narración convulsa se desprende un hálito, una fuerza que producirá grandes obras. La editorial Acantilado ha rescatado este texto poco conocido para mostrarnos un Tolstoi casi surrealista, terrorífico. Una visión de la parte oscura de los sueños de esa prodigiosa mente que concibió las más altas cotas de la literatura rusa.
Publicado en: http://www.elplacerdelalectura.com/2011/12/la-tormenta-de-nieve-lev-tolstoi.html
3 comentarios:
Una magnífica reseña que consolida mi pasión por la literatura de Tolstoi. Es un autor que nunca nos cansamos de leer. Tu comentario me llevará a la nieve rusa.
Abrazos
Vaya, no sabía nada de este relato (será que efectivamente es poco conocido, como dices). Me lo apunto diligentemente, la reseña motiva a su lectura.
Saludos, Ario.
Gracias a ambos, por vuestros comentarios. Me agrada descubrir textos aún no leídos de mis autores favoritos, así como ir descubriendo autores que no conocía. Y me agrada compartirlo.
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