Tremor of Intent, an
Eschatological Spy Novel (1966)
ANTHONY
BURGESS
Trad.
David Horacio Colmenares
Acantilado, 2009
Como el subtítulo original
avanza, esta es una novela de espías escatológica.
¿Por qué escatológica? Vayamos al título, magníficamente traducido por
Colmenares. Vacilación, o lo que es lo mismo: duda. Literalmente, el título original sería,
literalmente, algo así como temblor de
intención; y cuando las intenciones
«tiemblan», es que estamos dudando entre tomar una u otra decisión.
Efectivamente, el protagonista es el espía británico Hillier hombre que ha
subido ―y bajado― muchas colinas (hills, en inglés), que se ve inmerso en una suma de dudas, no
sólo sobre lo que ha de hacer ―porque las circunstancias cambian constantemente
y debe resolver nuevos problemas― sino porque ya en su historia personal
acumula unas dudas de tipo religioso y trascendental sobre la vida y la muerte.
Y ahí enlazamos con el adjetivo «escatológico»: las digresiones sobre el más
allá, la muerte, el pecado y la culpa,
alternando con el otro sentido de lo escatológico, es decir, con la
parte más cotidiana: sexo, bebida y comida, así como la muerte real, la que
salpica; todo ello parece ser un
conjunto de fuerzas determinantes en el protagonista y que le colocan en
situaciones francamente desagradables en una fase postrera.
El agente Hillier, cuya moral es
bastante dudosa, ―aficionado, además, al
sexo, al alcohol y a la buena mesa― está a punto de realizar la que espera ser
su última misión para el MI6: recuperar para Occidente a un científico que se
ha pasado al lado soviético. Para ello debe viajar, bajo identidad falsa, en el
barco Polyolbion hasta Yarylyuk, en
el Mar Negro, donde Roper, casualmente amigo de la infancia, participa en una
convención científica. En la primera parte de las cuatro en que se divide la
novela, nos cuenta justamente cómo se conocen y qué relación amistosa
mantuvieron en sus años infantiles y juveniles.
Pero en el trayecto marino, que
ocupa la segunda parte, Hillier tiene diversos encuentros con personajes
variopintos: la atractiva jovencita Clara y su hermano Alan, un insoportable sabelotodo, la voluptuosa Devi, a la que
conoce fortuitamente en la ducha, y
que es la secretaria de Theodorescu, un magnate gordo y desagradable que oculta
intenciones aviesas, y que recuerda al Hombre Gordo de El Halcón Maltés. En la tercera parte se desarrolla el encuentro con
Roper; las situaciones dramáticas se disparan y hay inesperadas apariciones y
desenlaces. En la cuarta y última parte, a modo de epílogo, vemos al
protagonista con una nueva identidad, años más tarde, reencontrándose con sus
viejos conocidos del barco.
Una novela que, a la par que
sigue el esquema habitual de las novelas de espías, plantea, como en casi toda
la obra de Burgess, los eternos problemas que le preocupan: la cuestión del
Bien y el Mal, la muerte, el amor y el sexo, la fidelidad, la traición. Todo
ello ensamblado con dosis de humor ―a veces, un humor negro― y con jugosas
digresiones sobre el arte y la cultura. Escrita en los años sesenta, en los que
aún la guerra fría y las inquietudes sobre el incierto futuro político, la
cercanía de las grandes guerras, etc. son elementos que gravitan sobre los
escritores de esos años. En suma, una obra que mantiene el interés, que tiene
suficientes dosis de intriga y tensión, como de humor y reflexiones más allá de
la simple acción.
Anthony Burgess (Manchester, 1917-Londres, 1993) seudónimo de John
Burgess Wilson, fue todo un virtuoso en
el sentido renacentista del término: escritor, guionista, poeta, compositor,
lingüista, traductor y crítico literario. Nacido en el seno de una familia
católica, cursó estudios de literatura y filología, y tras servir en el
ejército durante la II Guerra Mundial, realizando labores de inteligencia
militar, debido a su dominio de diversas lenguas, ejerció como docente en la Universidad de
Birmingham. En el 54 pasó unos años trabajando en Malasia y Brunei, en el
Servicio Colonial británico. De sus experiencias allí surgió la Trilogía Malaya. Su novela más famosa, La naranja mecánica, fue llevada al cine con gran éxito. Una larga
lista de novelas le confirma como un escritor de reconocido prestigio, si bien
personalmente era un hombre muy conflictivo, y con los inevitables problemas
que el catolicismo provoca en los escritores británicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario