ANDRÉS NEUMAN
Alfaguara, 2019
“En
realidad es imposible estar completamente en un lugar o irse del todo. Los que
se quedan siempre pudieron haberse ido o podrían hacerlo en cualquier momento,
y los que se han marchado quizá pudieron quedarse o podrían volver. Casi todo
el mundo vive así, ¿no?, entre irse y quedarse, como en una frontera”. [Cita
del libro]
El
viaje como elemento de aprendizaje, como huida, como movilidad, de amplitud de
miras en nuestras vidas, puesto que los viajes pueden ser geográficos o
mentales: el discurso humano se puede realizar con los pies o con la mente.
De ambas direcciones de viajes es de lo
que se ocupa este libro, entre otras muchas cosas. Premio (y bien merecido) Alfaguara de Novela 2009,
el libro de Andrés Neuman Galán (narrador, poeta, traductor, bloguero y
columnista hispano-argentino) nos sitúa en una imaginaria y pequeña población
alemana de mediados siglo XIX. Wandernburgo es definida por el propio autor
como una “ciudad móvil”, lo que la convierte en otro personaje más de esta
novela. La ciudad y sus casa, fuentes, torres, relojes, parecen cambiar de
sitio según van pasando las horas y los días, o al menos, el protagonista,
Hans, lo percibe así. Los personajes de
esta historia también van cambiando: fluyen, como un río. Cada día, la ciudad
es diferente. Son pequeñas diferencias, pero recibidas por Hans como una
necesidad de permanecer para contrarrestar los cambios, la fluidez permanente
que parece aquejar a la ciudad.
Hans es un traductor,
aficionado -no sabemos muy bien por qué- a la vida trashumante, que no
acostumbra a permanecer mucho sitio en ninguna parte. Sin embargo, su llegada
–con nocturnidad y sin alevosía- a Wandernburgo cambia esas costumbres. Sus
intentos de retomar su trayecto y seguir viaje a Dessau, paulatinamente se ven truncados por una
sensación, una incomprensible necesidad de aplazar el viaje. Se hospeda en una
posada de la calle del Caldero Viejo, cuyo posadero, curiosamente, se llama
Zeit, que en alemán significa Tiempo. Y el Tiempo parece detenerse con él. Lo que iba a ser una sola noche se
convertirá en días, meses, un año.
Muchos personajes tienen
un encanto especial: el organillero y su perro Franz, muestra el lado “natural”
humano; la dulce, bella e inteligente Sophie, que juega en dos equipos
distintos y habrá de decidirse al final;
el enamorado Rudi, incapaz de una reflexión y discurso intelectual, pero
honesto y fiel; el pobre señor Gottlieb, cuya amistad con Hans le acarreará
conflictos. En cuanto a los otros componentes de la tertulia, Don Álvaro de
Urquijo es un exiliado español, un liberal que tras establecerse en Inglaterra,
ha recalado en Wandernburgo y atrapado bajo su influjo, es incapaz de irse. Se
convertirá en el amigo inseparable de Hans, en sus recaladas en el Café Europa,
y participará en la otra tertulia, la que se reúne muchas noches en la cueva
del organillero; una tertulia muy humilde, donde los miembros (Lamberg, obrero
del textil, y Reichardt, un viejo jornalero) pertenecen a las clases bajas, con
la excepción de Hans y Don Álvaro. Allí los temas de conversación son muy
otros.
Las discusiones en el salón
de los viernes de la señorita Sophie Gottlieb (en alemán, Amadeus, Dios amado) son de un nivel cultural altísimo: sobre la
Europa de la Restauración; la educación sentimental decimonónica; la novela
clásica y la narrativa moderna. Así, repasa en múltiples digresiones la
emigración, el multiculturalismo, las diferencias lingüísticas, la emancipación
femenina y la transformación de los roles de género. Los componentes, además de
Hans y Álvaro, son. el profesor Mietter, filólogo; la señora y el señor Levin,
corredor de comercio; la señora Pietzine, viuda; y finalmente, el prometido de
Sophie, Rudi Wilderhaus, poco interesado por los temas culturales pero muy
interesado en Sophie.
Tanto en una tertulia como
otra, los tertulianos viajan en sus conversaciones. Viajan por el mundo de la
cultura, por la política del momento, por la literatura, se deleitan con la
observación de la naturaleza, escuchan o interpretan música, y degustan
manjares que, según qué tertulia, difieren bastante por su cantidad y calidad.
Sophie se convierte en el
eje de las miradas, pensamientos y sueños de Hans. Mas adelante el lector se
dará cuenta de que es correspondido, y si bien al principio su interrelación se
compone de, miradas, juegos de abanico, formas de servir el té o arreglos
florales, palabras pronunciadas o escritas, …poco a poco la
relación se irá haciendo más cercana y más íntima. La situación es peligrosa y
condenada a un futuro más que incierto: la dama está prometida y tiene fijada
la fecha de la boda. Rudi la ama profundamente, aunque el enlace se ha
arreglado al modo tradicional, como un contrato entre padres. Alvaro y Elsa, la
criada de Sophie, se convierten en los intermediarios y los confidentes de la
relación. La historia de amor tiene un giro cuando surge el tema del trabajo de
Hans: la traducción, y Sophie es incorporada con pleno derecho. Este tema esta
íntimamente relacionado con la posición de la mujer en el siglo XIX, y plantea
jugosas reflexiones, que se desarrollan en la tertulia.
Andrés Neuman |
Si esta es la historia
principal, además se desarrollan historias colaterales (algunas creo que
prescindibles); además, es curioso que el autor no solo desplaza el punto de
vista sino que incluso usa la primera persona. La historia paralela de las
violaciones del enmascarado; las anotaciones del padre Pigherzog, párroco de
San Nicolás; las tribulaciones del obrero Lamberg; la señora Levin; Lisa, hija
de la posadera; hasta Franz, el perro del organillero, tiene un cierto
protagonismo al final.
Una historia de amor, de
amistad, de lealtad y de ternura. Narración muy cuidada en su lenguaje, en la
contraposición de los diversos ambientes y los personajes; es posible que, como
dice Alejandro Gándara en su reseña en El
Mundo (jun-2009) al libro le sobren páginas y divagaciones. Muchas divagaciones son francamente
interesantes y los diálogos atractivos, pero su longitud a veces hace
olvidar la trama. Aun así, el libro es
muy ameno si uno lo que busca es algo más que simple acción. La acción es a
veces casi inexistente, o simplemente discurre lenta como un río en su
desembocadura, pero el viaje mental nos lleva a un recorrido por los
principales temas culturales del siglo XIX, con los que se pueden ver
afinidades en la actualidad.
Fuensanta Niñirola
-->
No hay comentarios:
Publicar un comentario