SINSONTE / WALTER TEVIS
Mockinbird, 1980
Ed. Impedimenta, 2022
Trad.: Jon Bilbao
El mundo que recrea Sinsonte, allá por el siglo XXV, muestra un fuerte retroceso en la humanidad, por distintos factores, a destacar el analfabetismo generalizado, que genera ignorancia y sumisión, dejarse dirigir, no tomar decisiones ni responsabilidades, etc. Novela de ciencia ficción, en la línea Bradbury en Fahrenheit 415, retomando también elementos comunes con otras obras de este género como Soy leyenda, de Mathewson, y llama la atención por destacar situaciones que hoy en día ya empiezan a ser dramáticamente bastante reales.
Los habitantes de ese mundo futuro no saben leer, ni siquiera saben qué es leer, no conocen la historia, no saben de dónde vienen ni adonde van, viven determinados por los sonidos, en forma de órdenes, es decir, viven sometidos, sumisos, ante unas jerarquías de robots que les organizan la vida, y que a su vez realizan los trabajos básicos para el mantenimiento de una sociedad de seres solitarios, somnolientos, incomunicados y desesperanzados que generalmente acaban en el suicidio.
Sin apenas nada que hacer, los habitantes de ese mundo imaginario son aconsejados para que miren televisión como único entretenimiento, mantengan las distancias, no miren a los ojos de la gente (como en la canción de Golpes Bajos), no tengan contacto físico salvo el sexo rápido, tomen regularmente drogas —sopor— para aturdirse y evadirse, de modo que sigan siempre las instrucciones y no tomen decisiones personales. Las drogas que les dan les inhiben la fecundidad, y por tanto desde hace siglos ya no hay niños, ni familias, la población va envejeciendo y poco a poco los únicos que van quedando son los robots.
Hay tres personajes principales, si bien uno de ellos es el que más espacio narrativo cubre, por medio de un diario. La narración comienza en tercera persona con el primer personaje, Spofforth, un robot Máquina Nueve que es el no-va-más de lo tecnológico y es el último de su especie desde hace siglos, porque no está programado para morir, aunque ese es su más íntimo deseo. El segundo personaje es un humano, Paul Bentley, cuyo diario no solo informa de sus actividades, sino de sus reflexiones, emociones y sufrimientos. Sorprendentemente, ha aprendido a leer y escribir por su cuenta. Saber leer amplía su aprendizaje convirtiéndole paulatinamente en un hombre independiente y libre. Y el tercer personaje es la vitalista Mary Lou, una deliciosa rebelde marginal que vive a contracorriente hasta que descubre a Bentley y este le enseña a leer y escribir, lo que genera una situación explosiva, y Spofforth interviene. Ella también cuenta en primera persona sus actividades y reflexiones.
Así, la narración alterna los relatos de cada uno y el lector se va haciendo una idea de lo que va sucediendo, a la vez que se le sugieren reflexiones muy jugosas sobre lo que podría pasar —y de hecho, ya se están dando situaciones muy parecidas—cuando se abandona el librepensamiento y se relega la toma de decisiones a superpoderes que requieren sumisión y anulan la libertad individual. El paulatino desarrollo mental de Bentley y su recorrido desde el confinamiento carcelario hasta su retorno —en plan road movie— a Nueva York es una narración llena de aventuras que atrapa al lector, dejando un final abierto a la esperanza.
Publicada cuando los ordenadores estaban dando sus primeros pasos, no existía internet y apenas se intuía la telefonía móvil…esta novela —que podría ser un cuento largo— promueve una reflexión moral sobre la dirección hacia la que deriva nuestra sociedad.
Fuensanta NIÑIROLA
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