El individuo sirve para medir la pequeñez de los más grandes acontecimientos. ¡Cuántos hombres hay indiferentes a esos grandes acontecimientos!
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Los partidos no creen nunca en la conversión de los partidos contrarios; la libertad que capitula o el poder que se degrada no obtiene gracia de sus enemigos.
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En el camino de convertirse en barones o en condes, los jacobinos sólo hablaban de los horrores de 1793, de la necesidad de castigar a los proletarios y de reprimir los excesos del populacho.
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El pueblo soberano,como está en todas partes, cuando se convierte en tirano, es ubicuo; es la presencia universal de un Tiberio universal.
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Chateaubriand
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Los partidos no creen nunca en la conversión de los partidos contrarios; la libertad que capitula o el poder que se degrada no obtiene gracia de sus enemigos.
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En el camino de convertirse en barones o en condes, los jacobinos sólo hablaban de los horrores de 1793, de la necesidad de castigar a los proletarios y de reprimir los excesos del populacho.
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El pueblo soberano,como está en todas partes, cuando se convierte en tirano, es ubicuo; es la presencia universal de un Tiberio universal.
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Chateaubriand
2 comentarios:
Buf, estas píldoras de lucidez como que abren el apetito. Ya quisiera tener -y leer- el libro de Chateaubriand. Algún día caerá, espero.
A propósito, Ario: ¿has leído a Joseph de Maistre? Te adelanto que yo no, sólo referencias (de Isaiah Berlin, por ejemplo). La verdad es que me escama un poquito su fama de reaccionario.
Pues no, no le he leído. Me suena, desde luego, quizá haya algo por la biblioteca de mi marido...porque él tiene mucho de Isaiah Berlin. Bueno, parece que no era precisamente un revolucionario...Pero fíjate, Chateaubriand tampoco era favorable a la Revolución -tiene entre sus páginas unas desacripciones espeluznantes del terror- pero sin embargo tampoco era un reaccionario. Simplemente, le parecía que las cosas se podrían resolver de otro modo, sin tanto derramamiento de sangre; además, él, al fin y al cabo, era aristócrata y lógicamente no podía cabiar de chaqueta honradamente como lo hicieron otros muchos, duque de Orleans incluido.
La Memorias son una joya histórica y literaria. Para tenerlas e ir leyéndolas por temporadas.
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