21/11/09

VELADA LITERARIA VALENCIANA

PRESENTACIÓN EN VALENCIA DEL ÚLTIMO LIBRO
DE LA TRILOGÍA DE SANTIAGO POSTEGUILLO: LA TRAICIÓN DE ROMA.












En la sala multiusos de la FNAC de Valencia tuvo lugar ayer 20 de noviembre, la presentación del último libro de Santiago Posteguillo. Precedió una intervención de Antonio Penadés, autor de El Hombre de Esparta y a punto de estrenar nuevo libro.
La sala estaba a rebosar, los asientos cubrían unas 60 plazas y en el hueco de pie podrían haber unas 15 personas más. Como el personal mayoritario se iba a cenar en grupo, me fue delegada a mí (que no participé de la cena) la misión de informar sobre el evento. Tomé bastantes notas, pero he de decir que no entiendo casi nada de lo que escribí, ya que lo hice en condiciones algo incómodas y la letra es irreconocible. Así que confío en que la memoria no me traicione demasiado y consiga hacer un buen recuento de lo que se dijo, que fue mucho y muy acertado, en mi opinión.

Comenzó Penadés, (que acababa de llegar de un simposio sobre novela histórica, organizado por la Fundación Luis Goytisolo en El Puerto de Santa María) presentando a Posteguillo y después denostando sobre la proliferación excesiva y masificada de productos clasificados como “novela histórica”, que están saturando mercado y lectores, hasta el punto en que crean verdadero hartazgo y deforman la idea de lo que básicamente puede considerarse novela histórica. Sobre la obra de Posteguillo, la puso en un nivel muy alto, considerándole como el mayor escritor español de novela histórica, en cuanto a la calidad y cantidad de su obra, si dejamos aparte, por supuesto, a Don Benito Pérez Galdós, cuya magna obra, según Penadés, no puede considerarse propiamente novela histórica, por escribir sobre hechos demasiado cercanos al escritor.
El grueso de la intervención fue del propio Posteguillo, que ya tiene tablas más que suficientes, tanto por su hábito de dar clases como por la cantidad de intervenciones en público publicitando su obra.
Nos habló, muy claramente exponiendo cómo el escritor se enfrenta a una obra de este calibre. Un escritor de novela histórica, ante todo, debe entretener; es decir, es un novelista, no un historiador. Pero al elegir este tipo de novela, también debe atenerse a la historia; tres clases de fuentes dan de beber al novelista histórico: fuentes primarias, es decir, si se dispone del testimonio de algún testigo de los hechos. En este caso, Roma tuvo muchos testigos que escribieron sobre lo que vieron. Fuentes secundarias, refiriéndose a aquellos historiadores que hablan sobre el tema que se quiere abordar. También los hay, y muchos. Y por último, las fuentes experimentales, con lo que se quiere referir a aquellas experiencias personales, contacto con museos y las piezas observadas allí, talleres de recreación histórica, o excavaciones arqueológicas, donde uno puede tener en las mismas manos un trozo de cerámica, una tablilla o cualquier otra pieza que estuvo hace tantos y tantos siglos en otras manos, las manos que la construyeron o las que la usaron. También viajar a los lugares que se van a novelar es otra de las fuentes experimentales.

El escritor, pues, dispone de todas esas fuentes; pero ocurre que hay, a pesar de todo, vacíos, espacios de tiempo en la vida de los personajes, de los cuales no disponemos de ningún dato. Generalmente corresponden a la vida privada, a la domesticidad de los personajes. Qué vestían, qué comían, qué relaciones tenían en familia, con quién hacían el amor o con quién disputaban en privado. Aquí el novelista entra en acción y surge la ficción, la creación literaria propiamente. Pero el autor, dentro de un margen de libertad, ha de ser verosímil en su creación. Lo ficticio ha de ser creíble por la época y el lugar en que se sitúa la acción. Con lo que ha de llevar un cuidado exquisito para no meter el remo con un anacronismo o con algo que por lógica, no pudiera ocurrir de ese modo.

En resumen, según Posteguillo, de las preguntas que el hombre se hace, ¿de dónde venimos? Y ¿adónde vamos?, la novela histórica contesta a ambas. La primera la contesta hoy respecto del pasado. La segunda la contestará en el futuro respecto del presente. A mí se me ocurre que, si recordamos la exposición kantiana, que fue quien formuló estas preguntas como las básicas de la filosofía, hay una pregunta más: ¿Quiénes somos? Y a mi juicio, también la novela histórica, si nos habla de la cultura de la que procedemos, puede contestar a esta última pregunta. Porque lo que nosotros somos hoy nos viene del pasado, somos un resto del pasado, y un germen del futuro. Y además, porque el hombre, la humanidad, sea en Roma, o en la actualidad, tiene la misma esencia: las mismas emociones, los mismos deseos, ideales, placeres y dolores, virtudes y vicios. Los mismos problemas de soledad y de felicidad, ansia de poder y deseo de paz.
Y de todo ello nos habla Santiago Posteguillo con tres inmensos tomos en los que la historia de la Roma pre-imperial se nos presenta ante nuestros ojos y nuestra imaginación, y los personajes reales desfilan realizando sus hazañas, ganando o perdiendo batallas, viendo morir a sus padres o nacer a sus hijos.
Posteguillo está ya trabajando en su nueva novela, de la que aún está casi todo por hacer y de la que nos hablará cuando llegue el momento. Por ahora, la vida de Escipión el Africano, Aníbal, y muchos más la tenemos en nuestras manos en los tres libros: Africanus, el hijo del cónsul; Las legiones malditas, y La traición de Roma.
Auguramos un completo éxito a este último tomo de la trilogía, a juzgar por el amplísimo eco de público que han tenido los dos tomos anteriores.

4 comentarios:

Rodrigo dijo...

Estupenda crónica, Ariodante.

Es cierto que la obra de Santiago Posteguillo está resultando muy exitosa, de esto da cuenta la rssonancia que ha logrado en Hislibris, reseñas mediante. En particular, a pesar de no ser yo muy aficionado a la novela histórica, creo que la visión que de ella tiene este autor -según informas en tu reportaje- es elogiable. Quién sabe, puede que algún día me motive a leer al menos el primer volumen de su sonada trilogía.

Saludos.

Gonzalo Muro dijo...

Me ha encantado esta entrada Ariodante. Por una parte estoy totalmente de acuerdo con la idea que recoges de que la novela histórica ha sufrido un bomm que ha terminado por agotar a los lectores (al menos a algunos). Recuerdo que hace años disfrutaba enormemente de este género y realmente había muchas novelas brillantes. Ahora me alejo de él aunque con total seguridad, habrá obras excelentes (como la de Santiago) pero corren el riesgo de pasar desapercibidas en las estanterías.

La otra idea que comparto es la de la dificultad del género, a caballo entre la historia y la ficción. Tengo conocidos que dan por válida cualquier afirmación que se recoja en Los pilares de la Tierra, hasta el punto de darle más valor que a cualquier manual de historia medieval. Combinar ambos aspectos es clave a la hora de crear una obra que entretenga, informe y sea artísticamente interesante.

Bueno nada más, que quizá sea hora de volver a leer algún libro de Graves o este libro del que hablas.

Un saludo.

Fuensanta Niñirola dijo...

Gracias Rodrigo, y sí, quien sabe...igual acabas por zamparte los tres tomos. ¡Cosas veredes...!
Pues GWW, es cierto que la novela histórica pasa hoy en día a la vez por una explosión expansiva que como consecuencia inmediata es, como toda masificación, la desvaloriación del género. Es por ello que hacen falta buenos escritores que produzcan una obra capaz de hacer revalorizar un género muy atractivo tanto para los amantes de la historia como a los amantes de la literatura. Y ante una buena novela, chapeau.
En fin, yo sólo digo que a las cinco de la mañana estaba leyendo la batalla de Cannae y entusiasmada con los movimientos de tropas y tamaña demostración casi napoleónica, del genio de Aníbal.

Historia y Libros dijo...

Magnífico reportaje, Ariodante.

Y aunque ya tuve el placer de charlar con Santiago Posteguillo, me habría encantado estar ahí.

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