PRESENTACIÓN DE
LA TRAICION DE ROMA, SANTIAGO POSTEGUILLO
MUSEO L’IBER, VALENCIA
Siguiendo su variada programación de actividades, el Palacio de Malferit, sede del Museo L’Iber, en Valencia, nos volvió a acoger ayer para presentar la tercera entrega de la trilogía romana de Santiago Posteguillo, La traición de Roma. Y como es habitual, la sala estaba a rebosar de público, y como detalle sorpresa, presidida de un soldado y dos senadores romanos ataviados con sus togas, yelmo y pilum, que aguantaron en pie y firmes el desarrollo del acto, dándoles un toque pintoresco y muy acorde con el Museo. Alejandro Noguera, Antonio Penadés y, por descontado, Santiago Posteguillo, ocupaban la mesa e intervinieron por este mismo orden.
Alejandro Noguera desarrolló una introducción histórica, como habitualmente suele hacer con gran maestría, presentando el marco donde se desarrolla la obra de Posteguillo, desde el ángulo de una mirada griega: la decadencia y caída de la civilización griega y el auge de la romana. Si bien la propia Roma asimiló la cultura griega, (filosofía, literatura y arte) la destiló y la transmitió a siglos posteriores, a su vez Roma desarrolló otras áreas que Grecia sólo había presentido, como la ingeniería y la jurisprudencia, la organización política y militar.
Antonio Penadés introdujo la parte literaria, asegurando –algo de lo cual estamos absolutamente convencidos- que la obra de Posteguillo destaca muy por encima de la media de lo que se está publicando en estos últimos años en novela histórica, opinión que, como bien recordó, comparte con Carlos García Gual, toda una autoridad en la materia, y que a su vez lo afirmó en su intervención en un Simposio realizado en Puerto de Santa María. La trilogía de Escipión sigue la pauta aristotélica clásica, representa las tres partes de una obra: presentación, nudo y desenlace. Partes que desarrollan a su vez cada una de las obras que componen la trilogía. Pero es de destacar en la obra que se presenta hoy, La traición de Roma, un giro radical, la introducción de la primera persona en algunos tramos, la alternancia del presente y el pasado, el protagonismo del escenario: el Meditarráneo, el desarrollo de cuatro o cinco hilos argumentales en los que los grandes personajes históricos se entremezclan con otros personajes, más cotidianos, que nos sirven para implicarnos en la vida, el engranaje interno de la sociedad romana.
Santiago Posteguillo hizo su simpática y didáctica intervención habitual, que no repetiré aquí, puesto que ya hablé de ella en el reportaje de las Jornadas murcianas, pero que amplió disertando sobre el último libro de la trilogía, cuyos ejes oscilan entre las dos grandes batallas físicas, y las batallas verbales del Senado, con la argamasa de las historias personales de Aníbal, Catón, Cornelia, Graco, Areté y Emilia, Publio junior y Plauto, en menor grado. Insistió en que, a raíz de algunas críticas recibidas sobre sus anteriores libros en las que se echaba en falta el componente femenino, en esta obra había investigado a fondo el tema y desarrollado varios personajes femeninos, como el de Sofonisba, por ejemplo. También nos habló, a instancias del público, de su manera de escribir, de sus horarios y de sus proyectos futuros. Como siempre, una agradabilísima intervención.
A la postre, se introdujo una novedad en la oferta gastronómica con que suelen finalizar estos actos: en vez de las deliciosas empanadillas, se nos ofrecieron unos igualmente deliciosos manjares que degusté pero no pude averiguar su nombre, realizados a la manera romana, a base de aceitunas, una masa que podría se antecedente de la pizza, nueces, almendras, y una empanada -que no empanadilla- con ingredientes sabrosísimos y exóticos.
1 comentario:
Buena crónica, Ario, como siempre.
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