LA FLOTANTE SAN CRISTÓBAL
LUIS DELGADO BAÑON
Ed. Noray
Tercera entrega de la serie Saga Marinera Española, en su reedición con nueva editorial, que poco a poco irá sacando a la luz cada tomo de la primera parte hasta unirse con los ya publicados, del 12 en adelante. Luis Delgado (Murcia, 1946), capitán de navío y escritor, continúa su encomiable tarea de relator de los hechos –muchas veces penosos y dramáticos- de nuestra historia naval desde el siglo XVIII, a la vez que avanza con la vida del joven marino Francisco Leñanza y su inseparable amigo Santiago Cisneros. La edición incluye varios mapas, extraídos del Archivo General de Simancas y del Museo Naval, en el que vemos las posiciones de la batalla que se nos narra y la estructura de esos curiosos “artefactos flotantes”.
Tras La galera Santa Bárbara y La cañonera 23, esta nueva novela tiene una cierta peculiaridad: una gran parte de ella está narrada por Santiago, Pecas, el amigo y fiel compañero de andanzas y aventuras de nuestro héroe. La otra parte está, lógicamente, construida con la narración y el protagonismo de Francisco Leñanza, Gigante. Tras convertirse ambos en los llamados “muchachos de Barceló” por su comportamiento heroico con las cañoneras en la novela anterior, los dos amigos mantienen una fuerte ligazón con el jefe de escuadra Barceló, conocido por su franqueza y a veces demasiada familiaridad y lenguaje algo más agresivo de lo acostumbrado en los altos mandos de la Armada. Y al ser Francisco su asistente personal, asistimos con sus ojos y oídos a las batallas verbales de los consejos de guerra y nos enteramos de los problemas y conflictos que formaron el mar de fondo y que llevaron a la tremenda derrota del verano de 1782 ante el Peñón.
Prácticamente la mitad de la novela se ocupa de pintarnos el desolador panorama de la conflictiva relación entre Ejército y Armada, e incluso dentro mismo de la Armada, las diversas opiniones y desacuerdos, que llevaron desgraciadamente a la España imperial a tan cuantiosas pérdidas. Pero no sólo se trata de las pérdidas de territorio, por mucho que pueda doler que una parte de la Península española, aunque sea mínima, esté ocupada -por la fuerza- por otra potencia. Se trata de la inmensa cantidad de vidas humanas que se sacrificaron para nada. Porque murieron muchos jóvenes en la flor de la vida en unas acciones desesperadas, mal planificadas y mal dirigidas. Y de esto sabemos por boca del entonces jefe de escuadra Barceló, que se desgañita tratando de que prevalezca la racionalidad en vez de los continuos intereses personales, los politiqueos y las luchas por el poder, a despecho del interés patriótico. Así nos fueron las cosas. De aquellos polvos, estos lodos.
La acción propiamente dicha no comienza hasta la mitad del libro, donde tiene lugar la batalla contra el Peñón, acción combinada de tierra y mar. En el mar, la acción corre principalmente a cargo de las diversas “flotantes”, suerte de embarcaciones sin apenas arboladura y convertidas en simples portadoras de cañones, todos localizados en la misma banda o barlofuego, con el consiguiente desequilibrio del barco, y la necesidad de ser ayudado en los desplazamientos y ser un peligroso polvorín si no se mantenía el riego de agua constante, con el agravante de que, al tener mayor peso, su línea de flotación subía y su casco podía embarrancar si se acercaba demasiado a tierra –y si no se acercaba, los proyectiles no cubrían la trayectoria esperada.
Esta batalla fue el tercer intento frustrado de apoderarse de Gibraltar por la fuerza, mientras duraba la guerra entre España (con Francia como aliada) e Inglaterra. Las explicaciones previas, necesarias pero algo largas, y en algunos momentos un poco tediosas, por la ausencia de la trama novelesca, hacen que la novela discurra un tanto lenta en su primera parte, aunque la información que nos brinda nos ayuda a comprender mejor las razones del desastre. La competencia y rivalidad entre el duque de Crillon, el teniente general Luis de Córdoba, y el jefe de escuadra Barceló y otros más, producen un guiso cuyo resultado sigue siendo que en el Peñón ondee la Union Jack y no la bandera española. Luis Delgado pone estas palabras en boca de un enfurecido Barceló: “Dos generales españoles en una reunión importante es lo mismo que decir dos opiniones diferentes y encontradas. Pero si la decisión ha de ser tomada entre seis u ocho pares de gloriosos entorchados, en ese momento se produce el gallinero del infierno, con el terrible inconveniente de que nadie es capaz de poner un solo huevo.” (pág. 107)
Ahora bien, a partir de esta catástrofe histórica, el autor retoma el hilo de sus personajes de ficción y tiene lugar otro tipo de acción, ya más literaria y siguiendo las relaciones y los problemas, las angustias y las emociones de los protagonistas de la historia de ficción. Y, quizás para compensar la lentitud anterior, esta parte se nos revela como intensísima, tanto en movimientos como emocionalmente.
Francisco Leñanza ocupa su puesto en la Flotante San Cristóbal, al mando del capitán de fragata Federico Gravina. Tras la terrible batalla naval, el protagonismo pasa de Francisco a Santiago, que desde tierra sigue, al lado de Barceló, los movimientos de la flota; la intervención inesperada de su hermana Cristina, y la familia Cisneros echa más leña al fuego. El fiel Setum tiene una colaboración importante también, y en fin, disfrutamos de una serie de idas y venidas que leeremos de un tirón. Nuestros personajes se ven envueltos en una serie de complicaciones y de situaciones dramáticas, y el autor nos mantiene en tensión a la espera de una solución que se intuye pero que no llega hasta el último momento. Aunque algo descompensada en cuanto a la narración propiamente dicha, el autor sabe retomar la atención del lector y atraparlo en la trama, dejándonos a la espera de la siguiente entrega con interés renovado.
Reseña publicada en: http://www.melibro.com/la-flotante-san-cristobal-luis-delgado-banon-ed-noray/
6 comentarios:
Buena reseña y muy interesante el libro sobre unas páginas de la Historia de España, a veces, no muy conocidas.
Efectivamente, Trecce. Nuestra Historia aún tiene muchos aspectos desconocidos u ocultos. Por eso es loable una empresa como la de Luis Delgado.
Ariodante, la reseña navega entre descripciones, comentarios y sugerencias de una manera amena y atrayente.
Es cierto que nuestra historia naval está llena de batallas perdidas pero yo siempre me quedo con la que se libró aquí, en Tenerife, cuando el ambicioso Almirante Nelson le dio por apropiarse de la isla en la certeza de su victoria. Se encontró con un ejército escaso pero bien mandado por el General Gutiérez. Obtuvo una de sus pocas derrotas y se dejó un brazo a manos del cañón Tigre. Así que alguna batalla le hemos arrancado a la historia.
Un abrazo
Pues tienes toda la razón, Felicidad. Tengo que preguntarle a Luis Delgado si ha recreado en alguno de sus libros esa batalla. Aunque, como la libró el Ejército y no la Marina,no sé...Haces muy bien en recordarlo, porque aunque todos saben que el almirante Nelson quedó manco, quizás no todos saben quién lo dejó así.
Hola! El tema de este libro es muy interesante al recrear uno de los múltiples intentos de recuperar el Peñón (una historia no muy conocida como señala Trecce). Desde el tratado de Utrech se ha intentado por la fuerza, por la diplomacía o por la presión y el bloqueo. El resultado es que cada vez (creo) hemos alejado más la solución.
Así que cualquier libro sobre este tema (y con gran rigor histórico, como parece ser el caso) debe ser bienvenido.
Saludos!
Exacto, GWW! Creo que se deben potenciar los intentos de sacar a la luz nuestras gestas históricas, y nuestros errores del pasado, para que aprendamos el por qué estamos como estamos. O al menos, que intentemos comprenderlo.
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