JOSEPH CONRAD
Ed. Valdemar, 2003
Como el propio Conrad nos cuenta, la idea origen de esta novela le surgió a raíz de una noticia que oyó en su juventud, acerca del robo de un tesoro en algún lugar de las Antillas. Aunque en un primer momento no le prestó interés, años más tarde volvió a leer un relato sobre el mismo tema, escrito por una persona que conoció personalmente al autor del robo. Entonces le comenzó a rondar en su mente la historia, pero especialmente desde el punto de vista de la personalidad del ladrón y del mundo que le rodeaba.
La acción del relato se sitúa en una imaginaria república bananera, a orillas del Golfo de México, denominado en la novela “Golfo Plácido”, donde un coro de personajes, a cuál más interesante, y a los que Conrad concede una importancia similar, según el momento de la narración, componen una especie de melodrama, pues, en efecto, la contraposición entre lo terrible, lo dramático y lo absurdo, lo ridículo, es aquí constante.
Costaguana es el nombre del país imaginario, y Sulaco la ciudad portuaria donde se centra la vida de los personajes y la acción fundamental de la novela. Nostromo no es, como podría imaginarse, el protagonista de la novela, aunque es el héroe (o más bien un antihéroe). Tiene retazos de otros personajes conradianos, como Lord Jim o Tom Lingard, protagonista de varias de sus obras.
En realidad, el personaje central, de haberlo, sería Don Carlos/Charles Gould, el rey de Sulaco, costaguanero de origen inglés, que dirige y administra británicamente la concesión familiar de la mina de plata de Santo Tomé, fuente principal de la riqueza de la nación. Digamos más bien que Don Carlos personifica toda la historia reciente de Costaguana. Todos los demás actores giran a su alrededor, incluido Nostromo, que es el capataz de los cargadores del puerto, antiguo marinero, pero por su fama y carisma especial es protagonista de múltiples aventuras. Amado por unas, envidiado por otros, temido por muchos, y admirado por todos. Aunque es en la última parte de la novela, donde muestra su dilema moral: el drama que conlleva su elección final, las dudas que le sobrevienen, la soledad ante la terrible verdad que solo él conoce. Y se cumple la idea de los personajes conradianos de que “todo aquel que establece un vínculo está perdido”.
El resto de personajes, empezando por Doña Emilia Gould, primera dama de Sulaco, el doctor Monygham, su secreto admirador (personaje muy controvertido y problemático, que también recuerda a Lord Jim en muchos aspectos), el capitán Mitchell, testigo de múltiples aventuras y protector de Nostromo, Don José Avellanos, ilustre diplomático, y su hija Antonia, su amado Decaud, periodista afrancesado, el antiguo militar Don Pepe, Viola el garibaldino y sus hijas, y acabando por la colección de malvados dictadores: Guzmán Bento, ya fenecido, Ribiera, el dictador derrocado, el general rebelde Montero y su hermano Pedrito el guerrillero, el traidor Sotillo, así como el enloquecido cura Corbelán, el aterrorizado judío Hirsch, el buen bandolero Hernández, etcétera, van dando vueltas en un tiovivo donde en cada momento es uno el protagonista y nos van contando su historia, que gira alrededor de un cargamento de plata (el McGuffin, como lo entendería Alfred Hitchcock) que muchos desean poseer y otros hacer desaparecer, y que dirige el curso de los acontecimientos de manera harto dramática, ya que coincide con una de las múltiples revoluciones que periódicamente se producen en Costaguana, y que acaba con la separación de Sulaco y la formación de una república independiente.
Tras una introducción geográfica al imaginario país, la acción comienza con el derrocamiento del dictador Ribiera y su huida, con la ayuda de Nostromo. A continuación, retrocede para contarnos cómo han llegado las cosas a este punto y quiénes pueblan Sulaco. Narra la historia de la familia Gould y de la mina de plata, ligada al desarrollo del pueblo y su región, la entrada de las inversiones europeas, el ferrocarril, en fin, el progreso económico. También la trayectoria de cada uno de los personajes desde los tiempos del dictador Bento, y cómo han llegado a situarse donde están.
Pero las revoluciones son en Costaguana un mal endémico inevitable, el eterno retorno al salvajismo y la crueldad, su vuelta a empezar con distintos nombres, sustentados por la ignorancia, horrores y pasiones ancestrales. La contraposición entre las clases altas europeizantes, portadoras de la civilización, y el pueblo llano, extasiado ante el poder y la sangre, es un leit motiv en la obra conradiana. Pero mientras Kipling enfocaría este problema saludando y glorificando la colonización y el Imperio, Conrad indaga, dentro de sus personajes, los problemas morales que la posición colonizadora/civilizadora conlleva, frente al mundo indígena, con valores muy primitivos, donde la tensión entre la vida y la muerte es presentada de un modo muy diferente.
Describir cómo se enfrenta cada personaje a esta tragedia fatídica es la maestría de Conrad. Uno de los momentos de mayor tensión dramática es el viaje marítimo en la oscuridad y el silencio de la noche, con la gabarra llena de plata, con la ansiedad de la huída y el temor a ser descubiertos…
La serenidad ante la desgracia y la locura, el miedo al dolor físico y la tortura, el desprecio a la muerte, la lealtad a un ideal, el honor, la fidelidad y la fortaleza, la ceguera de los celos, el remordimiento, el ansia de poder, … la traición: he aquí el tema central en la obra de Conrad. Todo ello, por lo demás, es analizado y mostrado por la fina pluma conradiana, con un trasfondo a veces de sátira y a veces de ternura.
Reseña publicada en: http://www.hislibris.com/nostromo-joseph-conrad/
4 comentarios:
Saludos. He llegado aquí a través del blog las columnas del partenon. Me parece el tuyo un blog intereasantísimo, al que si me permites me voy ha hacer seguidor. Ni que decir tiene que estás invitada al mio cuando quieras. Nostromo es fascinante, tienes razón. Lo vibrante de la narrativa de Conrad es que atrapa de forma misteriosa. Mnerja el lenguaje como pocos, y demuestra un conocimiento de la naturaleza humana soberbio. Excelente entrada. Un saludo de nuevo
Gracias, V, por tu comentario y bienvenido a mi blog. Sí, Conrad es para mí un grandísimo escritor. Tengo más entradas sobre otras novelas suyas. Conrad precisamente ha sido llevado al cine en la magnífica Lord Jim o influenciado enormemente Apolalipse Now.
Ya he visto que eres un aficionado al cine. Yo también lo soy, aunque no dedique demasiado espacio a hablar de cine, y más bien lo haga sobre literatura. Pasaré por tu blog de vez en cuando.Saludos.
Me pareció muy interesante tu blog Ariodante, me hago seguidora. Un saludo desde Cádiz.
Ariodante, leí Nostromo y la reseña que le haces es sencillamente magnífica. Por otra parte, Joseph Conrad es uno de los autores al que vuelvo con cierta frecuencia.
Un abrazo
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