EDUARD VON KEYSERLING
Trad. Carlos Fortea
Nocturna Ediciones, 2010
Un ardiente verano, es una novela corta, en la que se nos presenta la visión de un muchacho, en el final de la adolescencia, contemplando el mundo de los adultos desde su posición, marginal, pero rozando ya los límites que una vez traspasados, le obligarán a abandonar su ingenuidad y rebeldía.
Bill es el hijo del conde Gerd von Fernow, que ha fracasado en sus estudios ese curso, por lo que al llegar el verano es castigado a pasar el verano bajo el control de su padre y sus obligaciones, mientras el resto de la familia disfruta de sus vacaciones. El chico se da cuenta en ese lapso de que no conoce en absoluto a su padre, figura lejana y en continuo movimiento, a la que ha considerado siempre en la distancia y con el obligado respeto y silencio. Pocas conversaciones mantiene el hijo con el padre; se siente despreciado por su fracaso, por su ingenuidad, por su juventud. El padre, cuya figura describe como elegante, señorial, espléndida, pero a la vez solitaria y misteriosa, se ajusta a un papel ante la sociedad, en este caso la reunión con unos parientes cercanos; pero en la intimidad, es otro hombre. Un hombre solo, abrumado por las obligaciones, y desesperado ante una decisión que ha de tomar.
Así, Bill visualiza de golpe lo terrible de la posición paterna, lo incomprensible, lo distante y diferente de sí mismo. Comprende que la vida a la que se ha de enfrentar no es fácil y no es lo que aparenta. El conflicto entre hombres y mujeres, entre amor y obligación, entre apariencia y realidad, se le va haciendo patente al díscolo joven. La duplicidad social, de la aristocracia a la que pertenece, y el pueblo llano con el que comparte escarceos y juegos, entretenimientos y aventuras nocturnas, cae de golpe como una cortina rasgada. Sueños y esperanzas, instintos y deseos, chocan contra una realidad muy diferente.
Todo ello nos es narrado por el autor con una elegancia y una limpieza extraordinarias. Eduard Graf von Keyserling (Castillo de Paddern, hoy Letonia, 1855- Munich, 1918), escritor alemán, descendiente de una antigua y noble familia germano-báltica y primo del filósofo Hermann Keyserling. Aunque inicia sus estudios en Dorpat, pero se ve obligado a abandonarlos por un incidente social. Marcha, con 23 años a Viena a estudiar filosofía e historia del arte. A finales de siglo se traslada con sus hermanas a Munich. Posteriormente quedó ciego como consecuencia de la sífilis que padecía.
Considerado como un exponente el impresionismo literario, este autor despliega un abanico de imágenes, luces y colores, emociones y sugerencias que nos afectan como una pintura o una dulce música. Con pocas pinceladas nos pone constantes toques de color, luz y tono: la explosión de flores en los jardines, el perfume del bosque, el zumbido de los insectos y el vuelo de los murciélagos, la caza de los corzos, los encuentros de Bill con la lozana Margusch en las noches calurosas, la silueta del padre insomne vagando entristecido, las lágrimas de Ellita, el brillo en las miradas.
El breve discurso que el padre, en un momento de expansión, ofrece al hijo sobre cómo afrontar la vida, es toda una declaración de principios: sobre todo, tenemos que saber de antemano qué clase de vida queremos vivir. Y hace una parábola con la construcción de una casa y el estilo que le decidimos dar. Qué ha de ser lo principal y qué lo accesorio. Y por último, hay que saber cuándo la casa está acabada. Esta parece ser una idea recurrente en Keyserling. Como también es habitual su particular manera de describir ambientes y escenarios, recurriendo al incomparable marco campestre, a la naturaleza en toda su potencialidad y magnificencia. Porque, a pesar de todo, la vida se renueva cada año, las estaciones se siguen y todo vuelve a renacer. Me llegaban sonidos y voces. Más allá, tras los matorrales de grosella, alguien reía. La vida volvía al trabajo, alegre y amable; me rodeaba cálida y tierna, y disolvía cuanto me oprimía.
Reseña publicada en http://www.elplacerdelalectura.com/2010/05/roma-nikolai-gogol_25.html
2 comentarios:
Tal como reseñas el libro dan ganas de irse a por él y sobre todo tratándose de padres e hijos y más quisiera leer el diálogo del padre, supuestamente distante, con su hijo, indicándole cómo debe elegir su camino. Lo tendré en cuenta, desde luego. Saludos.
Bueno, bueno! El autor es, francamente, muy bueno. El hecho de no haberle leído hasta ahora, me ha puesto en el disparadero y ya he leído todo lo publicado hasta el momento en español. Y todo me ha encantado. Eso ya es mucho. Así que creo poder decir que es un clásico a tener en cuenta. Todas las obras que le he leído son novelas cortas, así que, tanto las editadas por Nocturna, que son preciosas como la editada por Minúscula, merecen la pena.
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