SELMA
LAGERLÖFF
Traducción y
Postfacio: Elda García-Posada
Funambulista, 2012
Muchos conocemos a Lagerlöff y a
Suecia de nuestras lecturas adolescentes o infantiles, en las que viajamos con
Nils Holgersson. Al menos, la generación anterior a Pippi Långstrump. La
escritora sueca llevó, de la mano de sus cuentos, la cultura nórdica a todo el
mundo.
El tono de esta novela, que en realidad es un cuento largo, está
plagado de magia, encantamiento, de seres fantasmagóricos, situaciones que
entran de lleno en lo legendario y en la fantasía. El mundo de las sagas y
las leyendas nórdicas aflora, incluso recuerda en algunos momentos a algunos
cuentos de Gógol. Pero, asimismo, Lagerlöff introduce elementos autobiográficos
en esta obra, anticipando sus deseos, que más tarde verá cumplidos, como fue la
recuperación de su propia casa natal en Mårbacka.
La trama es una mezcla de la Bella y la Bestia, de Orfeo y Eurídice,
Eros y Psique: el personaje masculino, el estudiante Gunnar Hede enloquece
por diversas razones, abandona su posición social y se dedica a vagabundear por
los pueblos como vendedor ambulante, siempre unido a su violín y a la música,
que le tranquiliza y emociona. Ingrid Berg es el otro polo de la narración: una
niña adoptada, no querida y marginada,
una cenicienta, que está a punto de pasar al mundo de los muertos pero el loco
Gunnar la salva casualmente. Ambos se habían conocido mucho tiempo atrás,
cuando ella aún era muy pequeña y acompañaba a unos músicos callejeros, y
Gunnar tocaba constantemente su violín mientras estudiaba. Se establece una
corriente entre ellos, amistosa/amorosa, que les atrae y es determinante en las
vidas de ambos, por encima de los convencionalismos y los miedos, el amor y el
odio. La vuelta a la vida de Ingrid, retrotrae al paso por el Hades de Psique.
El simbolismo de sus ojos, la fuerza que ejercen sobre Hede, es como la fuerza
que ejerce la música, que reactiva la memoria del pobre loco.
La narración va girando sobre la
relación del loco y la marginada, que vuelve a la vida y liga su futuro a aquel
ser que oscila entre la realidad y la ficción. El amor, la amistad, la relación del arte con la locura, la capacidad
salvífica del amor y de la música…todo esto constituye el fondo de este cuento
nórdico, que se mueve entre brumas, paisajes nevados y seres legendarios,
como la Señora de la Pena, que donde más a gusto se siente es en los tristes
hogares donde no se celebra la Navidad, donde no hay alegría y nadie sonríe. Llena
de parábolas y de mensajes entre líneas, La
leyenda de una casa solariega es un cuento para reflexionar.
Selma Lagerlöff recoge tradiciones e historias escuchadas en su
infancia, que atesora en su imaginación desbordante. También ella se irá a
estudiar lejos de su casa natal, a Estocolmo, y por los vaivenes de la vida, la
mansión familiar ha de venderse por deudas y todo el mundo de su infancia queda
encerrado allí, por lo que el objetivo primordial de Lagerlöff es recuperarlo. Esa idea está fuertemente anclada en esta
narración. Recuperar el pasado, convertir la locura en razón, la muerte en
vida, el desprecio en amor. En sus Memorias reconoce haber tenido contacto
con un estudiante en su juventud, que pudo dar base al personaje de Hede. Y
como Ingrid, ella le tuvo en mente muchos años hasta reencontrarle envejecido,
deprimido y completamente cambiado por los avatares de la vida. En la ficción
le convierte en un demente, que viste como un pastor y se comporta como un
plebeyo atemorizado de los animales, siendo como es un hombre culto y de alto
nivel social.
Novelista y premio Nobel sueca, Selma Lagerlöff (Mårbacka,
1858-1940) es autora de gran cantidad de
novelas y narraciones breves sobre la vida cotidiana y la historia de su país. Entre
1885 y 1895, fue maestra en una escuela de Landskrona. Sus primeros dos libros
fueron una recopilación de cuentos
folclóricos de Varmland reescritos por la autora en una prosa lírica y una
colección de relatos breves. Ambos le reportaron una sólida reputación. A
partir de 1895 se dedicó por completo a la literatura ya que la Corona le
concedió una pensión anual a perpetuidad.
Sus
obras, basadas, por lo general, en historias y cuentos populares suecos, se
caracterizan por su naturalidad y su frescura. Los personajes son gentes
sencillas, que contribuyen a que triunfe siempre el bien sobre el mal. Selma Lagerlof recibió el Premio Nobel de
Literatura en 1909 —la primera mujer en obtenerlo—, y en 1914 fue elegida
miembro de la Academia Sueca, con justo merecimiento, pues su estilo no ha tenido
parangón en la literatura sueca.
Tras el éxito de sus múltiples relatos y novelas,
la escritora sueca pudo por fin recuperar la mansión de Mårbacka en 1907, así
como poco a poco, los campos y bosques de los alrededores. Lagerloff no solo lo
compró de nuevo, sino que reconstruyó la casa y además invirtió en una especie de empresa
agrícola, dedicándose también a participar en la vida política a favor de los
derechos femeninos. Mujer dedicada a un
ideal: la creación literaria, dirigió sus afectos primero a la familia y
posteriormente a otras mujeres. Pero la mayor atención la dedicó a la
Literatura y a su casa solariega.
Una correcta edición, como suele
hacerlo Funambulista; a destacar el ilustrativo postfacio de Elda
García-Posada, donde nos relaciona la vida y la obra de la gran escritora
sueca.
Ariodante
Junio 2012