DOS NOVELAS DEL SIGLO
DE ORO ESPAÑOL
RELOX DE
PEREGRINOS
Diputación Provincial de Málaga, 1995
Novela que
recrea el universo del Siglo de Oro español,
cuyo título homenajea a otro escritor del siglo, Fray Antonio de
Guevara, que con su obra Relox de
príncipes marca los pasos sobre la mejor gobernación a los soberanos. La obra que nos ocupa se dirige a los peregrinos por
los caminos que han de recorrer.
Peregrinando,
pues, de una ciudad a otra entre España e Italia, el protagonista de la novela,
el joven Fernando de Vega y Tenorio, granadino de Almuñécar, cuenta sus
andanzas y aventuras al párroco de San Giovanni, en Roma. De cómo y por qué
llegó hasta allí desde su pueblo natal y en una segunda parte, de cómo retornó,
en 1610, al suelo patrio para encontrar y recobrar lo perdido y anhelado.
Historia, pues, circular y redonda, en la que lo importante es el recorrido y
lo que en él se cuenta.
Para todo ese peregrinaje,
que es a la vez una iniciación a la vida de un joven que ha preferido ―hasta el
momento― el estudio a la acción, el pretexto es el descubrimiento de un
pergamino con una confusa indicación
sobre un tesoro escondido. A
causa de ello Don Fernando ha de huir de la casa paterna, conoce en su camino a
un gran amigo valenciano, Don Enrique, que le acompaña en una parte de sus
aventuras por Andalucía y cuya partida produce en nuestro protagonista gran
desazón. Recorren Málaga y Sevilla, retornan a Granada, y finalmente Don
Fernando parte hacia Italia, que desde Nápoles a Venecia, de ciudad en ciudad,
va descubriendo las bellezas de aquel maravilloso país en el esplendor de su
renacimiento, así como las bellezas de carne y hueso, que ya en palacios o conventos
se abren como flores ante el empuje de tan gallardo doncel. En Venecia entra en
contacto con alguien que le da la clave de dónde ha de buscar el tesoro
escondido, por lo que la segunda parte del libro consiste en el recorrido de
vuelta, pasando por Barcelona, Aragón, la corte madrileña de Felipe III, Toledo
y finalmente, Granada. El verdadero tesoro, en mi opinión, es el descubrimiento
de Isabel, a la que, habiendo tenido tan cerca, no supo reconocer hasta que su
hermano, Don Juan de los Palacios da la clave del misterio de la identidad de
la dama.
Engarza el autor
con gran habilidad temas típicos del
siglo, como la contraposición amor profano/divino, el recurso a los clásicos
grecorromanos, el juego de la doble identidad hombre-mujer, el viaje como
aventura y como conocimiento, patrón cervantino. Homenajea a los astros de la
literatura haciéndoles deambular en algún momento por la escena, como Lope,
Cervantes, Góngora, Quevedo, etc., incluso realiza un breve cameo el propio rey. Y así como el reloj
va siguiendo las horas paso a paso, nos lleva el autor de la mano junto al
protagonista, de la ceca a la meca, deambulando por un siglo que ha dado en
España tantas luminarias como estrellas el cielo.
Obra breve que
no cansa, distrae y entretiene a la vez que nos hace disfrutar de un lenguaje
cuidadísimo, lenguaje que se ajusta al de la época y crea el clima ideal para
ambientarnos, más que el paisaje y más que lo que cuenta. Es la forma, el
estilo, el que lleva aquí el peso de la trama y de la historia.
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Port Royal Ediciones, 2006
Novela de aventuras de corte histórico, enlaza esta
obra con la anterior del mismo autor: Relox
de peregrinos, (1995), ya que el
personaje central y narrador, Miguel, es hijo de Fernando de Vega y Tenorio,
protagonista de la precedente. Continúa la casa natal en Almuñécar (Granada),
donde nace Miguel a principios del siglo XVII. La acción, sin embargo, comienza
al llegar el joven a los veinte años y su padre, ya en la cincuentena, viéndose
envueltos en gravísimos y tristes sucesos que perturban totalmente la vida familiar.
Un asesinato, la fuerte sospecha sobre una sirvienta de confuso origen, una
desaparición… son los detonantes para el desarrollo de esta larga y complicada
aventura que el joven Miguel vivirá junto a su padre y posteriormente en
soledad, y que le convertirá en todo un hombre.
Pero no sólo
enlazan las dos novelas por los personajes, sino que el estilo y el tono
general de esta podría muy bien ser una continuación de la primera, si bien el
exotismo de los escenarios americanos contrasta con el clasicismo de las
ciudades que recorre el padre en su juventud, a lo largo de su periplo europeo.
El estilo usado en ambas nos retrotrae al Siglo de Oro, no sólo por las citas
de otros ilustres literatos, sino por el vocabulario, los giros, la inserción
de poemas de la época, los temas tratados: lances amorosos y de honor, dobles
identidades, aventuras galantes y algo de picaresca, sueños de grandeza y dura
realidad cotidiana. A pesar de estar narrada igualmente en primera persona, la
obra abunda en múltiples narraciones secundarias, al modo cervantino, como la
anterior, a través de las que conocemos por diversas voces la historia
del siglo, de las ciudades y parajes visitados, las leyendas sobre ellos, la
ficción y la realidad. Tragicomedia, con breves y finos toques de humor y de
amor que salpimentan ambas narraciones, en las que Fernando de Villena nos
transporta a otra época con el simple pasar de las páginas, que mantienen el
atractivo y el interés constante.
Padre e hijo,
junto a dos criados, viajan en persecución de la presunta asesina hasta
Sevilla, donde también han de esquivar peligros, y de allí embarcan, siguiendo
la estela de la joven, cruzan la mar océana hasta Santa María del Buen
Aire (Buenos Aires), se internan en la selva, atraviesan páramos y montañas,
son atacados, han de evitar indios
caníbales, traficantes de esclavos, tienen encuentros con los misioneros
jesuitas que están desarrollando una
experiencia especial con los musicales guaraníes, hasta llegar a las inmensas
cataratas del Iguazú, que es donde se desvela el misterio ―o más bien una parte
importante de él― de las identidades cruzadas. El retorno no deja de ser
problemático, y las aventuras constantes, con un final algo teatral, donde se
explican los motivos que dan origen a toda la historia.
En suma: dos
deliciosas lecturas, que leemos de un tirón y que por un tiempo nos sumergen
por completo en un siglo maravilloso para la ficción y para la aventura. La
primera más comedida en cuanto a la acción, la segunda de trama más complicada,
más movimiento y escenarios más impactantes, donde estilo y lenguaje se equilibran con la
acción. Ambas se completan y
complementan, por lo que recomendaría una lectura sucesiva.
Fernando de Villena (Granada, 1956) es un escritor español y miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, con una tesis sobre el poeta cordobés del siglo XVII Luis Carrillo de Sotomayor. Reside en la actualidad en Granada, donde es profesor de Literatura Española. Ha publicado novelas, varios libros de crítica literaria y poemarios. Su obra poética nace influida por la belleza y perfección formal de la poesía de los siglos de Oro para abrirse más tarde a influencias contemporáneas. Cada uno de sus libros es una aventura distinta, unidos por el culto a la palabra, el amor al pasado, el gusto por las imágenes nuevas y por el color, la emoción ante la naturaleza, ante algunas obras del hombre y, sobre todo, por la búsqueda incesante de lo bello y lo misterioso.