JOSÉ VICENTE PASCUAL
Ed. Evohé, 2012
La Hermandad de la Nieve es nombre muy
bien elegido para una asociación que nunca existió, pero que muy bien podría
haberlo hecho. Dicho gremio de tan refrescante denominación es utilizado por el
autor como motivo e hilo conductor de la narración presentada en estas páginas,
que relata la refundación del reino de Granada, una vez realizadas las
capitulaciones de Santa Fe por los Reyes Católicos y marchado, cabizbajo, el
rey moro Boabdil. Desde ese momento continúa –con saltos temporales entre una
generación y otra― hasta el fin de la rebelión de las Alpujarras, donde los
moriscos (cristianos nuevos,
convertidos del islam al catolicismo más por cuestiones de poder político que
por creencias) son prácticamente eliminados y dispersados por las tropas de Don
Juan de Austria, por orden de su hermanastro el católico monarca Felipe el
Segundo.
Tres
generaciones de neveros ocupan la
narración que Álvaro de la Santísima Trinidad de Bayos recuerda en sus memorias, cuando ya
es el tiempo en que la muerte le parece cercana. Álvaro de Bayos, su abuelo, fue
el primer Maestro de la Nieve, fundador de la Hermandad; seguido de Álvaro
Andrés de Bayos, Patriarca de la Nieve y padre del narrador. Tiempos gloriosos
donde, del caos posterior a la guerra, surgió un negocio levantado con el
esfuerzo, el sudor y el trabajo de unos hombres decididos a todo para poner en
marcha una idea feliz: puesto que la nieve estaba allí, en lo alto de la
Sierra, y era necesaria para muchas cosas: conservar alimentos, aliviar
enfermos, procurar placenteras bebidas y refrescar las casas en el bochorno del
verano, entre otras, Álvaro de Bayos, antiguo soldado de las tropas de Gonzalo
Fernández de Córdova, decide establecerse en Granada tras doce años de servicio
y dedicar su vida a la construcción de una empresa que consistirá en bajar la
nieve de la sierra, manipularla según un secreto bien guardado entre sus
hombres a través de generaciones, y distribuirla como hielo a todo aquel que en
la ciudad de Granada estuviere dispuesto a pagar por él. Las familias
potentadas, los gobernantes, los hospitales, e incluso el propio emperador
Carlos V, en los meses que pasó en la ciudad, a la que pensaba convertir en
capital del Imperio, fueron usuarios de tal servicio. Álvaro crea un equipo de
bravos y duros hombres, regido por férreas leyes cuya trasgresión es
terriblemente castigada.
Narración de
carácter épico y legendario con pinceladas de mito, a lo largo de tres
generaciones con su lectura asistimos a los progresos, conflictos y vaivenes de
la Hermandad, así como al devenir de la sociedad granadina, escindida entre los
cristianos viejos y los nuevos, creándose
un profundo abismo entre ambas facciones. No tanto por la religión, que era la
excusa, cuanto por la desesperada lucha por el poder. Toda la novela trata de
las luchas de poder en una sociedad escindida. La eterna guerra civil: los
Benazara, cristianos nuevos, rivalizan
con los Bayos, cristianos viejos; los bandidos Alcantudes juegan un importante
papel en su continua lucha desde la serranía.
Otros personajes
conforman el conjunto, como lo son algunos de los neveros que cumplen un papel
importante: como el capitán Martín Delavera, que ayuda al primer Bayos en los
comienzos; Eliseo Cabañero, guardián de la cueva de los secretos; los fieles Deogracias Meléndez y Herminio
Saldaña; el cura Fray Hernán Carrasco; el licenciado Merino que enseña latines al
último vástago de los Bayos; la silenciosa esposa Inesa y la parlanchina Laura
Soledad; el capitán Diego Rivas, que dirige la lucha final de la montaña.
Hay, sin
embargo, otra línea de discurso, que es la femenina, plena de misterio. No
tanto referida a las esposas oficiales, cumplidoras de su papel de madres y
amas de la casa. Componen estas otras mujeres una serie de personajes de corte
más bien simbólico, que ejercen algo así como ángeles custodios que rodean a
los protagonistas masculinos, vigilándoles y sustentándoles, como apoyo moral.
La enigmática Señora que no Dice su Nombre,
que dirige los destinos de la Hermandad desde la sombra; Albia Domenica de la Santísima Trinidad, la
joven venusina surgida de las aguas, que entrará en la familia de la mano del
más acérrimo enemigo de la Hermandad y se convertirá en una bella mujer que
atraerá al padre y al hijo, ejerciendo benefactora influencia sobre ambos; y
finalmente, Adina/ Isabel de Santa María, niña-viuda que aparece montada en un
mulo y con la que concluirá la historia, promesa de futuro. Las tres mujeres
pertenecen a un nivel que trasciende la realidad y se sumerge en el mito,
cargadas de un simbolismo que las conecta entre sí y que sólo se puede entender
como tal, sin buscarle más que la poesía y la imagen que representan.
En suma, esta es
la historia de Granada, y yo diría que, en realidad, es la historia de España,
condensadas como la nieve, en un bloque de hielo donde todo se nos muestra a
través del blanco y frío cristal tras el que atisbamos lo que puede estar
sucediendo detrás, intuimos, además de sentir el frescor, todo un juego de
damas o de ajedrez, el juego ancestral del poder, anclado en lo más hondo de la
naturaleza humana.
A destacar la
bella portada y en general, la edición, muy cuidada.
José Vicente Pascual (Madrid, 1956),
es novelista y colaborador habitual en prensa. Ha publicado
varios libros de relatos, adaptaciones de narrativa para jóvenes
lectores y guiones teatrales. Entre sus novelas destacan La montaña de
Taishán (premio Azorín, 1989), El capitán de plomo (premio Café
Gijón, 1993), Palermo del cuchillo (premio Alfonso XIII, 1995), Juan
Latino (1998), El país de Abel
(finalista del premio nacional de la crítica, 2002), La diosa de barro
(2006), Homero y los reinos del mar (publicada con el
heterónimo de José Ferrer González, finalista en el premio de novela histórica
Caja Granada, 2009), y Los fantasmas del Retiro (2011). La Hermandad
de la Nieve es su última obra de narrativa histórica.
Ariodante