La Vieja Familia
EVA GARCÍA SAENZ
La Esfera de los Libros, 2012
Cómo este libro vio la luz en el
papel es para escribir un relato, pero eso lo dejaremos para la entrevista que
acompañará esta reseña. La saga de los
longevos oscila entre la ciencia/historia-ficción, intriga, historia de
amor intemporal, e incluso aborda temas trascendentales sobre la vida humana:
el paso del tiempo, la familia, la lealtad, la amistad…; se nota que ha sido
escrita con el corazón en una mano y el cerebro en otra. Por una parte se
dirige a nuestros sentimientos y por otra a nuestra razón. Y ambos resultan
tocados, impactados por el choque que supone leer estas páginas.
Sin ser espectacular, sin necesidad de crear
un mundo especial, naves que viajen por el espacio y reinos perdidos de
humanoides o seres de otro nivel, alienígenas o guerras galácticas, sin salir
de nuestro pequeño mundo, la autora imagina una
familia de seres humanos muy peculiar: los longevos, de apariencia igual a la nuestra, que viven junto a
nosotros, como actualmente convivimos
con otros seres que han sufrido o sufren distintas mutaciones genéticas,
incluso los integramos en la vida cotidiana. Los longevos de esta novela son hombres y
mujeres como nosotros, con una apasionante diferencia: su crecimiento físico se
paraliza alrededor de la treintena, aproximadamente, y siguen viviendo durante
milenios, adaptándose a las distintas épocas que se suceden, y, salvo muertes
violentas (guerras o asesinatos), no enferman y no mueren de modo natural: no
envejecen. Por alguna causa desconocida se sus células se renuevan, manteniendo
jóvenes y en la plenitud de su fuerza física a los personajes de esta narración.
Algo que de siempre el ser humano ha buscado: la vida eterna. Fausto,
Frankenstein, Nosferatu… La victoria frente a la vejez, el deterioro físico y el
postergamiento de la muerte. Sin embargo, esta longevidad se produce por azar:
como todas las mutaciones genéticas. Sus cromosomas son distintos. Iago del
Castillo, uno de los personajes centrales, lo resume en un intento de
explicárselo a su amada:
«El caso es que no somos inmortales -podemos morir por
accidente, enfermedad, armas… -. Simplemente, cuando llegamos a la década de
los treinta, cuando un cuerpo humano comienza a envejecer, nosotros no lo
hacemos. Eso nos mantiene con una apariencia de eterna juventud durante siglos,
milenios, o el tiempo que nuestro instinto de supervivencia nos permita. Lo que
quiero decir con esto, es que no somos, para nada, seres sobrenaturales, ni
tenemos ningún tipo de superpoder. Somos gente que cuando le tocaba envejecer
no lo hizo, y nosotros mismos estamos buscando el motivo científico de nuestra
longevidad extrema».
Lür/Hector, (28.000 años) el
patriarca paleolítico cántabro,
Urko/Iago, el primer hijo longevo,(10.300 años) de ojos azul hielo, Nagorno/Jairo,(2.700 años) el hijo escita,
salvaje y brutal, y Lyra/Kyra, (2.500 años) la hija celta que desea tener una
familia normal a través de milenios. Una
cuarta hija, Boudicca, muere apaleada en la Britania romana ante los
aterrorizados ojos de su longeva parentela, durante una rebelión.
Por otro lado, tenemos un pie en
tierra: el personaje de Adriana representa la parte cotidiana y realista; arqueóloga
treintañera originaria de Santander, mujer independiente y fuerte, de
conflictiva vida familiar, se asienta en su tierra natal tras años viviendo y
trabajando en Madrid, después del suicidio de su madre, el alejamiento del
padre y la ruptura con su novio. Adriana es un personaje psicológicamente muy
trabajado, una mujer que trata de mantenerse en guardia para no ser herida por
el mundo exterior, pero que no puede
evitar la tremenda atracción de unos milenarios ojos azul hielo.
La acción, principalmente
desarrollada en Santander es situada en esos parajes muy detalladamente por la
autora, que los conoce bien. El tempo
es paulatino, dosificado, el ritmo va in cescendo hacia el final. Y hay saltos
hacia atrás, empezando por el primer capítulo, con el ataque de amnesia de
Iago, y sus subsiguientes recuerdos, que le asaltan en algunos momentos
fuertemente emotivos, y que permiten al lector revisitar la Historia.
Dos perspectivas desdoblan el
punto de vista, narradas ambas en primera persona; Iago del Castillo, por una parte, rememorando
de vez en cuando momentos pasados, en distintas épocas, momentos que le han
marcado profundamente, como es el nacimiento de Kyra, o el de Jairo, y la
insoportable vida junto a él; la muerte
de Boudicca, etc., intercalando esos recuerdos históricos con la vida que lleva
en la actualidad y las relaciones con su extraña familia y en el trabajo, el
Museo Arqueológico de Cantabria (MAC).La otra parte es contada por Adriana, la
bella arqueóloga que por azar viene a encontrarse con esta peculiar familia al
ser contratada en el MAC por su demostrada competencia en la materia. Cuenta a
su vez las obsesiones familiares que la atenazan, hasta que éstas entran en relación
con la increíble familia, generándose una trama de intriga que en algunos
momentos roza el thriller.
Los longevos, a pesar de su apariencia normal, mantienen tradiciones
ancestrales, reuniéndose durante miles de años para las celebraciones de los
equinoccios, los ritos lunares y la caza, ejercicio/afición que mantienen y que
les identifica. De hecho, es la escena de caza lo que hace que Adriana consiga aceptar
con sus ojos lo que su cerebro le niega. Escena muy lograda por la autora, que
ha de convencer al lector de que no está contando un disparate, que podría ser
así.
Acumulando en sus milenarias
mentes historia, lenguas, conocimientos, buscando incansablemente el gen que
les ha convertido en longevos, para perpetuarse en otros longevos, hartos de
ver morir a sus esposas e hijos a lo largo de cientos y cientos de años,
investigando constantemente los últimos descubrimientos científicos
relacionados con el ADN y las investigaciones sobre los telómeros, media
familia intenta reproducir longevos y la otra media intenta impedirlo, para
evitar sufrimientos. Hasta en estos ancestrales personajes se da algo
universal: la lucha entre hermanos, Caín y Abel, la eterna tensión entre
barbarie y civilización, violencia bruta
y razón. Y al mismo tiempo, un cierto cansancio de vivir, como el lamento de
Nosferatu.
La novela atrapa y atrae desde el
primer capítulo, está escrita de modo ágil y correcto, se lee bastante bien,
incluidas las digresiones científicas o aqueológicas, aunque la trama relativa
a la madre de Adriana queda un tanto confusa, o al menos parece un poco cogida
con alfileres, quizás no hubiera hecho falta introducirla, ya que la novela
igualmente hubiera funcionado bien, o al menos, eso opino. Pero lo fundamental
es que la idea de la existencia de los longevos
consigue hacerse verosímil, al contrastarlas con las otras mutaciones
existentes actualmente, como la contraria, la de los jóvenes o niños con
envejecimiento prematuro, por ejemplo. Y todos recordamos el relato de Benjamin
Buttom, de Scott Fitzerald, que aceptamos sin ningún planteamiento científico.
La imaginación y la realidad se entremezclan en esta novela. En esta ocasión,
la autora nos brinda multitud de datos científicos ampliamente documentados,
tanto en la parte arqueológica, paleontológica e histórica, así como la parte
científica de química orgánica, que hace aún más verosímil la posibilidad
imaginada.
En cuanto a la parte final, donde
se precipitan los hechos, resulta un tanto sorprendente; en el epílogo diríamos
que queda abierta una puerta a la esperanza…o a una posible continuación de la
novela. Quizás nos encontramos ante un símbolo de la eterna lucha entre el azar
y la necesidad, el destino y la libertad humana.
Eva García Sáenz (Vitoria, 1972) es diplomada en
Óptica y Optometría y durante una década ocupó distintos puestos de dirección
en el sector óptico. En la actualidad trabaja en la Universidad de Alicante,
donde vive desde los quince años. Casada y madre de dos niños pequeños, durante
tres años se dedicó por las noches a escribir su primera novela, La saga de los longevos. Después de
esperar en vano la respuesta de las editoriales, decidió autopublicar su novela
en Amazon, la mayor librería online del mundo. Sin más ayuda que la de los
propios lectores, que la recomendaron entusiasmados, La saga de los longevos se ha convertido en un fenómeno literario
en las redes sociales, superando en ventas a los best sellers.
Ariodante