(The Searchers/Los
Buscadores)
ALAN LE MAY
Ed. Valdemar, 2013
Magnífica
novela que cumple perfectamente con el título de la colección. Es una novela
fronteriza, toda la acción es un movimiento continuo traspasando fronteras, en esos
años en los que el Oeste norteamericano aún no había definido sus territorios y
se hallaba en continua lucha contra indios hostiles, además de luchar entre sí:
la guerra civil y las luchas entre clanes ganaderos o agrícolas, las luchas
contra los forajidos, etc. La vida en la frontera, como la vida de los pioneros
americanos, era una constante lucha de supervivencia, contra los elementos, la
aridez del paisaje, las alimañas, y todo lo anteriormente citado.
En
la época en que LeMay sitúa la novela, el gobierno de Washington defendía una
política de paz con los indios, tratando de llegar a acuerdos con ellos, y
evitando intervenir en represalias
cuando partidas de indios atacaban a los colonos, al margen de toda ley o
acuerdo con los blancos. Las consecuencias de esta «política de paz» fueron
obvias: los colonos de esta parte de la frontera hicieron resurgir a los
Rangers, que tras la guerra civil se
habían disuelto. Los Rangers eran una suerte de milicia popular, de larga
tradición en los nacientes estados americanos. Pero no solo los Rangers
defendían a los colonos frente a las incursiones indias: los propios colonos
estaban acostumbrados a estar armados y a defenderse por sí mismos (actitud que
pervive en un país de distancias inmensas entre unas poblaciones y otras).
Volviendo
a la novela, conviene destacar que fue llevada al cine magistralmente por John
Ford, que mantuvo el título original, The
Searchers, (Los buscadores). Ford fue el director que mejor supo captar el
espíritu pionero americano; la difusión de esta película ha sido enorme, con lo
que en España conocemos más la historia por el filme más que por la novela.
Ford sigue bastante de cerca el texto de LeMay, pero inevitablemente lo
impregna de su toque personal, lo cual hace que introduzca una serie de cambios
que le dan otro sesgo, un matiz algo diferente. En suma, es aconsejable leer la
novela, se haya visto la película o no. Porque son dos cosas distintas.
En
la novela el protagonismo paulatinamente pasa de Amos (Ethan, en el filme,
protagonizado por John Wayne) a Martin (en el filme es Jeffrey Hunter quien lo
protagoniza, convertido por Ford en mestizo). Martin comienza en la novela como
un joven torpe e inexperto, pero con una idea fija: recuperar a Lucy y a
Debbie, raptadas por los comanches, los restos de lo que podría parecer su
familia. Fue adoptado por la familia Edwards tras sucumbir la suya propia en
una masacre de los comanches. Amos es el tío de las chicas, un personaje
solitario y duro que siempre acaba por volver a casa de su hermano Henry
Edwards…y de Martha, su cuñada.
La
novela comienza cuando ambos, Amos y Martin se encuentran en una partida
buscando a unos ladrones de ganado, mientras la granja de los Edwards es
atacada, masacrada la familia y raptadas las dos niñas por una partida de
comanches liderada por el jefe Cicatriz.
A partir de ahí tiene lugar la larga travesía de los buscadores.
La
búsqueda en sí, en realidad, es la protagonista de la novela. Esa búsqueda
continua, implacable, obsesiva, que Amos y Martin mantienen durante años hasta
conseguir su objetivo. Viajan solos, vagan por amplísimas zonas a veces desérticas o de climas agrestes y
duros, entran en México, donde pasan varios años buscando, aprenden español,
comanche y el lenguaje de signos, fingiendo ser comerciantes para poder ir de
un sitio a otro mientras tratan de averiguar pistas de una joven cautiva
blanca, la única que, tras descubrir el cadáver de Lucy, puede seguir viva.
Siguen adelante con esta esperanza y a la vez rumian la idea de la venganza,
idea latente en Martin pero explícita en Amos.
Durante
el largo vagabundeo han de sufrir hambre y sed, frío y calor, soledad y
aislamiento, así como persecuciones no solo por parte de los indios, sino
también de los blancos. Martin y Amos continuarán, con breves momentos de
descanso en la granja de sus vecinos y amigos, los Mathison, donde la joven
Laurie espera y desespera el regreso de Martin, del que está enamorada.
Pero
no solo seguirá el lector las andanzas de los dos protagonistas, sino que en
esta búsqueda conocerá muchas cosas de la vida de los indios, de las diversas
tribus, sobre todo, de los comanches, cuyas costumbres y lenguaje se ven
obligados a aprender los buscadores, para seguir las pistas que le llevarán a
su objetivo. Y cuando realmente lo encuentran,
ya no es exactamente lo mismo: Debbie, la niña de diez años, ya es una
jovencita, una mujer india, una squaw, que viste, habla y piensa como
comanche…y que considera a sus parientes como «blancos asesinos».
A
pesar de ser ficción, la historia podría ser real. Es una parte de la historia
norteamericana. La dura lucha de los viajeros errabundos, personalizada aquí en
Amos y Martin, de raíces casi olvidadas e inexistentes, unidos a sus monturas y
a la hierba de las praderas, que es su hogar durante años. Excelente novela,
dura y terrible; y excelente edición y traducción. Altamente recomendable.
Ariodante
4 comentarios:
La película me ha traído un montón de recuerdos, asociados a los sábados por la tarde en la que la televisión se programaban películas del oeste. Supongo que influída por esto de niña leí muchas novelitas (lo digo por el tamaño, eran unas ediciones pequeñas) de vaqueros e indios. Hace ... ufff... no me acuerdo que no he vuelto a leer un libro de esta temática.
Gracias y un saludo!
Pues ya tardas! este libro es de lo mejorcito! Gracias por tus comentarios, Ana.
La lectura que más me ha gustado en lo que va de año. Buena reseña Ariodante.
Efectivamente, Hagakure. También ha sido uno de los mejores libros que he leído este año.
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