GISBERT HAEFS
EDHASA, 2004
Para los lectores
habituales de Gisbert Haefs es esta una obra que puede resultarles, cuando
menos, algo desconcertante. Habituados a las excelentes novelas históricas y a
los muy atractivos relatos policiacos o negros del autor germano, esta novela,
ambientada en la época de Marco Aurelio, es diferente: no es, propiamente, una novela histórica. No se nos narran hechos
de la vida de Marco Aurelio, como se podría desprender del título. Sin embargo,
puesto que solo se muere una vez, el título avanza que la narración será pura
ficción. Marco Aurelio probablemente hubo de soportar mas de un intento de
acabar con su vida, más de una conjuración, como todos los gobernantes. Pero no
es este el caso. ¿Podría haber ocurrido
así? Sí, quizás…pero no ocurrió.
Al comienzo del
libro ya notamos varias cosas: una, la novela tiene una trama más policiaca que histórica; los
personajes y la acción son mayoritariamente ficticios (casi todos), el tono es
humorístico, satírico, incluso hilarante; la acción es confusa e intrincada, en
algunos momentos enloquecida. Y la conjuración contra el emperador, una mera
excusa. Las intrigas políticas, la vida y costumbres en la sociedad romana de
la época, el trazado de las calles y en especial, la vida en el barrio Transtiberino (Trastevere), popular y
peligroso, o los habitantes de las cloacas, lo que Haefs llama el inframundo,
eco de las tropas de mendigos y
truhanes de Los Miserables, con líder enmascarado (que también
recuerda al Dumas de La máscara de Hierro), …todo ello no es sino el escenario que rodea a la acción. Y la acción en sí es una maraña imposible de
desentrañar, un lío fenomenal que también sirve de excusa para el verdadero
interés del autor. Interés que se centra el la forma literaria, más cercana a la sátira, a la novela picaresca…en
su forma clásica: Apuleyo o Luciano.
Los que conozcan
la obra tanto de Apuleyo como, sobre todo, de Luciano de Samosata, personajes
que sí existieron y que tienen presencia importante en la novela, creo que son los que mejor sacarán partido de
las referencias que Haefs les hace aquí. La propia construcción de la novela es
luciana, por decirlo así. Una parodia, una mezcla de esperpento, opera
bufa, aventuras detectivescas, historias de amor y de lujuria…bajo la excusa de
una supuesta conspiración contra Marco Aurelio.
Haefs juega con el
lector: le hace recorrer un laberinto literario en el que el poco avezado se va
a perder y quizás abandone a la primera. O simplemente siga la trama
detectivesca y se quede en la superficie. Pero el autor tiene un excelente
historial en su haber, por lo que merece la pena ser indulgente y hacer un
esfuerzo para llegar hasta el final, eso sí, sin tratar de comprender el
entramado, ya complicado para los propios protagonistas. En cierto modo es como
El sueño eterno de Raymond Chandler, donde uno sigue la trama con
dificultad, sin enterarse realmente de quién es el asesino, porque en realidad
lo que a Chandler le interesa no es tanto la solución del enigma, (que es la
excusa) como hacernos pasear por los bajos fondos, las corruptas intenciones de
algunos personajes encumbrados, y los amores del detective con “la chica”.
En este caso, el detective
se llama Cayo Pacuvio, un comandante de la guardia imperial; la chica
se llama Corina, y es una actriz con aspiraciones de escritora de la compañía
Mimos de Mopsos; finalmente, Batrax, un raterillo que a su vez tiene un
cormorán como mascota. Y entre ellos se crean unas relaciones casi familiares,
dejando entrever la posibilidad de que realmente lo sean. Hay, además, toda una
serie de personajes que, con sus idas y venidas complican en grado sumo el
seguimiento de la narración: amigos, enemigos, personajes con doble identidad, espías,
intrigantes, delincuentes, corruptos, amantes, todos bajo la sombra de Marco
Aurelio...hasta que aparece la estrella
de la narración: Luciano de Samosata, acompañado de Apuleyo. El personaje de
Luciano es francamente divertido: su actuación en una casa patricia, el
discurso retórico que improvisa en torno a lo primero que se le ocurre, es
desternillante. Aunque también es un atractivo amante…
Por otra parte, la
escena que se desarrolla en la biblioteca, sancta
santorum que custodia el arúspice etrusco Vel Kuruna, es todo un canto en
favor de los textos clásicos, una especie de sagrada admiración y goce excelso
ante tanto acúmulo del saber y de la historia. En ella se cita tanto una
versión humorística de la historia, como una narración viajera por parte de
Apolodoro, otro invitado a la visita en biblioteca.
El mundo del
teatro, representado por los Mimos de
Mopsos, aparece como un conjunto enloquecido, de itinerantes cómicos de
nombres hilarantes como Los Agorafónicos
y cuyas actuaciones pueden pasar de ser altamente divertidas a peligrosamente
dramáticas.
La elección de
nombres para los personajes de ficción tiene un carácter francamente jocoso y
humorístico. Tono que en general domina toda la novela, aunque haya momentos en
los que la acción se torna dramática; sin embargo, siempre hay un séptimo de
caballería: en este caso, el joven Lucio Septimio Severo, personaje real y
futuro emperador, aunque su participación en los hechos narrados sea pura ficción.
Apoteósica la escena final en los Jardines de César, donde intervienen ¡todos!
los personajes en un maremágnum descomunal.
En suma, una
novela complicada, enrevesada, que hay que leerla en clave de humor, y
disfrutar de los tramos donde Haefs se explaya, tanto con Luciano como con
otras referencias literarias. Y no tomarse muy en serio el resto, es decir,
seguir la acción aunque no entendamos las largas explicaciones sobre las
posibles líneas de investigación o las disertaciones sobre la constitución
republicana y la imperial. Si el lector tiene la paciencia y la perseverancia
de continuar leyendo el libro tras la confusión inicial, resulta una novela
entretenida, bien ambientada, con muchas connotaciones y referencias literarias
clásicas.
Gisbert Haefs (Wachtendonk,
Alemania, 1950) es escritor, editor y traductor. Estudió Filología Inglesa e Hispánica en la Universidad de Bonn.
Trabajó como traductor al alemán e incluso editor de escritores importantes,
dedicándose también a la escritura. Ha cultivado numerosos estilos literarios,
destacando ciencia ficción, novela policíaca e histórico policíaca. Sus obras
están escritas con gran detalle y buena documentación, así como rigor
histórico. Ha recibido numerosos premios.
Ariodante