LUCRECIA BORGIA: EL MITO QUE NO CESA.
CONFERENCIA IMPARTIDA POR ISABEL BARCELÓ.
En el magnífico y vetusto edificio del
Palacio Malferit, sede del Museo L’Iber,
tuvo lugar el jueves pasado un nuevo evento cultural, de los que habitualmente
ofrece el Museo, cuya labor difusora de cultura es preciso destacar. En este caso se trataba de una
interesantísima conferencia impartida por la escritora Isabel Barceló, ante un nutrido público, que llenaba por completo
la sala. El tema de la conferencia
versaba en esta ocasión sobre un controvertido personaje, Lucrecia Borgia,
(1480-1519) hija del cardenal Rodrigo Borgia (más tarde papa Alejandro VI), y su
amante Vanozza Catanei, propietaria de varias Osteríe. Los Borgia, era familia de origen español, valenciano (Borja)
por más señas. Lucrecia tuvo por hermanos a Juan, duque de Gandía, Jofre, príncipe
de Esquilache y César, capitán general del ejército vaticano, entre otros
múltiples títulos. Toda la familia generó una leyenda negra, en su momento, por
el odio italiano al clan español, y posteriormente debidos a interpretaciones
literarias muy libres. Hubieron, ciertamente, muchos episodios confusos y
dudosos en las vidas de los Borgia, que dieron pie a las leyendas, pero no
mucho más que otros coetáneos suyos, que quizá airearon menos sus actos.
Isabel nos situó en el marco de la época:
tiempos convulsos, como todos los cambios de paradigma histórico. La tardía
Edad Media ha dado paso al florido Renacimiento: los siglos XV y XVI, pero no
es una transición incruenta. En Italia, los múltiples estados rivalizan y
luchan entre ellos, pero además la península italiana sufre dos fuertes
presiones exteriores: la francesa y la española. No obstante, la complicada
política de la época está mechada del estallido esplendoroso de arte,
literatura, filosofía, que convierte Italia en un maremágnum cultural que
revoluciona no solo la política sino la moral y las costumbres. Lo que podemos
considerar hoy como una brutalidad, entonces se veía normal.
Pasó después a presentarnos al personaje,
dibujando la vida de esta mujer, desde su infancia prácticamente desconocida
hasta los 11 años, donde ya empieza a sonar su nombre en los documentos
históricos, que la presentan como una jovencita dulce, bella, sonriente y
alegre. A los 12 años su padre, el Papa, le busca marido, casándola finalmente
con el duque de Pesaro, un Sforza, matrimonio que no funcionará. Desposada
otras dos veces más, con Alfonso de Aragón (al que amó y con el que tuvo un
hijo, Rodrigo) y finalmente con Alfonso D’Este, duque de Ferrara, con el que
tuvo ocho hijos y cuyo matrimonio le proporcionó estabilidad y madurez hasta su
temprana muerte por sobreparto, a los 39 años. Siempre utilizada para fines
políticos por su padre, por sus hermanos, sobre todo César, poco tiempo pudo
ser dueña de sí misma. Pero demostró su temple: fue capaz de ejercer tareas de
gobierno, puesto que en varias ocasiones, mientras vivía en Roma, el propio
Papa la dejó en su puesto, cuando él estaba ausente; y cuando casada con el
duque de Ferrara, se ocupó sabiamente de los asuntos del ducado mientras su
marido iba de batalla en batalla. Supo usar la diplomacia, supo dirigir los
asuntos de Estado, y mientras tanto, fue dando hijos a su país.
¿Por qué se ha denostado tanto su figura?
¿Por qué se ha creado una leyenda negra en la que se la trata de incestuosa,
(con su padre y con su hermano), envenenadora, libidinosa y maquiavélica?
Isabel Barceló nos vino a explicar que nada de esto está probado, y que la
leyenda en parte se generó a raíz de una novela de Víctor Hugo, y una ópera de
Donizetti en el siglo XIX. Hasta entonces, la fama de intrigantes y peligrosos
se refería a toda la familia Borgia, como clan. Un clan español que a los
italianos no les sentaba nada bien. Ciertamente hubieron muchas irregularidades
en sus vidas, pero nada anormal en una época donde constantemente ocurrían
sucesos semejantes en casi todas las familias políticas. En suma, Barceló
presentó a Lucrecia Borgia como un
personaje con un valor humano e histórico importante, y muy distinto a la idea que vulgarmente se ha querido
presentar de ella. Una mujer que supo salir adelante en el mundo hostil en el
que tenía que vivir, y cuyo recuerdo conviene revisar.
Ariodante
Febrero 2015