Buena gente en
una mala guerra
MIGUEL ACEYTUNO
Delibrum Tremens, 2015
En este tercer volumen, cuya lectura, como
siempre, puede hacerse de modo independiente, el autor cierra el ciclo dedicado
a la guerra civil española en la mar. Las aventuras del joven oficial Víctor De
Loreto, como comandante del vapor Maquinista Manuel Escribano,
coloquialmente llamado Betty Boop, a
bordo del cual ha de realizar diversas misiones. La primera, como segundo
oficial, aunque de facto sus
funciones eran las del comandante, que por su estado físico muchas veces no se
encontraba en condiciones de asumir el mando. Pero a partir de la segunda
misión, lo asumirá plenamente. Y con el mando, el peso de la responsabilidad y
la tremenda soledad del que ostenta el máximo poder en una nave. Pues de eso
trata, en el fondo, esta historia y todas las historias contenidas en la
novela, que hay unas cuantas. Todas,
como digo, giran alrededor de la figura
del capitán. De hecho, hay un personaje al que se le denomina solo como Capitán,
no sabemos su nombre, y es un personaje que nos recuerda aquellos que mostraba
Joseph Conrad en sus novelas. Hombres con un alto sentido del honor y de la
lealtad, con valor y redaños para arrostrar todo tipo de empresas.
La novela, pues, contiene diversos relatos
en su conjunto, aunque haya un argumento principal, que sigue el desarrollo de
la guerra civil, a lo largo de 1938, y cuyo protagonista central será Víctor De
Loreto, ya conocido protagonista de las dos novelas anteriores de la serie Buena gente en una mala guerra, (Submarino B-7 y Babor y Estribor). En cuanto al estilo, también el autor continúa
en este libro con una sobreabundancia de narradores: hay un narrador universal,
indefinido, pero que cuenta los hechos al modo de la narración oral: el autor
quiere dejar claro que la historia, las historias, las ha escuchado de boca de
un viejo marino, y como todos los que superan una avanzada edad, mezcla
recuerdos, pasa de una cosa a la otra, habla un lenguaje coloquial y a veces
pone en boca de sus propios personajes la narración, con lo que dramatiza su
historia. Así, lo que nos cuenta se hace
muy cercano, muy asequible, aunque hable en jerga marinera en muchas ocasiones,
jerga que luego aclara con otra jerga, la del hombre de la calle, del barrio, del
pueblo.
Hay, esencialmente, dos historias
convergentes en este libro: las aventuras y misiones en la mar de Víctor De
Loreto, con fugaces apariciones de su padre, el contraalmirante Eduardo De
Loreto, y de su novia, Marga, alta funcionaria de la incipiente Sección
Femenina, alternando con las aventuras de un viejo lobo de mar, el Capitán,
antiguo miembro de la Armada que durante años, tras el desastre de Cuba y
Filipinas se dedicó a la marina mercante, recorriendo los siete mares, y que al
ocurrir la guerra civil toma la decisión de incorporarse a la Armada, aunque en
su caso, la Armada sea la Flota Roja. Tanto uno como otro, De Loreto en el lado
nacional y el Capitán en el lado republicano, realizarán sus hazañas, cumplirán
con sus misiones, muchas veces difíciles. Cada uno estará apoyado por un
segundo, Gumersindo, Gumer, en el
caso de Víctor; Trosderuc, el
contramaestre (ya conocido por el primer libro de la serie), en el caso del
Capitán, personaje éste que considero de alto contenido simbólico, rozando lo
legendario.
La narración de cada uno va trufada de
múltiples digresiones del viejo narrador, jugosas disquisiciones sobre las
costumbres marineras, los modos de vida en un barco, las distinciones sociales,
los niveles de mando y las obligaciones de cada uno. A veces paralizan un poco
la acción general, creando cierta ansiedad en el lector, ansiedad quizá buscada
por el autor, probablemente. Pero todas vuelven a lo mismo: la soledad del
mando y responsabilidad del comandante, que en la nave no tiene a nadie por
encima de él, salvo a Dios.
La otra idea central que emerge
continuamente, como en los dos libros anteriores, es la de que una guerra entre
hermanos, una guerra civil, es una mala guerra. Y que en esa contienda hay
buenos y malos a ambos lados de las trincheras, o en babor y estribor, si
hablamos de la guerra en el mar. Y que cuando esos hombres se encuentran, prima
más la lealtad y la amistad personal que el color político.
La acción, que comienza muy fuerte, a lo
largo de las páginas va alternando momentos de más o menos tensión, se va
acrecentando conforme nos acercamos al final del libro, con momentos muy dramáticos
y emotivos, manteniendo una fuerte
tensión hasta el último instante.
Lenguaje muy marinero, muy coloquial,
dependiendo quién sea en ese momento el narrador, cargado de toneladas de humor, estibadas a
babor y a estribor, con expresiones e incluso referencias a canciones o a motes
típicos marineros. Lectura, pues, muy amena y atractiva.
El libro incluye tras la novela,
un breve texto del historiador y novelista Ricard Ibáñez, Otro final para nuestra guerra civil, en el que imagina lo que pudiera haber ocurrido si
las circunstancias hubieran sido otras. Yo lo considero una ucronía, porque las
circunstancias humanas son difícilmente modelables e imprevisibles.
Miguel Aceytuno (Barcelona, 1965) es informático de profesión, escritor y traductor por
vocación. Apasionado al mar desde su infancia en Vilanova y Geltrú, lector de
las novelas de Salgari, intenta ensamblar los datos históricos con la ficción. Sus
anteriores novelas, Submarino B-7 y Babor y
estribor, le posicionan como un autor de referencia sobre la Historia Naval
Española contemporánea.
Esta reseña saldrá publicada en papel, en la Revista General de la Marina, en el número de otoño.
Ariodante