CAPITAN DE LOBOS
EL Club Diógenes,
Valdemar, 2000
Es esta una novela inquietante, podría decirse que
es un cuento moral. Una novela poco conocida del prolífico autor francés. Su
argumento nos remite a otros: unas gotas de Fausto, otras de La Bella y la
Bestia, bastantes del Hombre-Lobo, del Retrato de Dorian Grey, Dr. Jekyll y
Mr.Hyde....con ingredientes de todas ellas, el resultado es una obra en la que
se nos muestra lo que puede contener de maldad el ser humano, y su asimilación
al animal más odiado durante siglos, por su cercanía y agresividad a la raza
humana: el lobo.
El lobo en esta narración, situada en 1780, es un símbolo
de maldad, un símbolo demoníaco. La
envidia, el rencor, la ambición y el odio del protagonista, el zapatero
Thibault, le llevan a pactar con los poderes satánicos. El diablo, a cambio de
cada petición, le exige un pelo de su cuerpo, que se torna rojo cada vez que
sus malvados deseos se cumplen.
El zapatero simboliza esa clase social de artesanos
y granjeros, que junto a otras, en aquellos años empezaba a remover los
cimientos de la sociedad dominada por la aristocracia, cimientos que se
derrumbarían con la toma de la Bastilla. Thibault desea ser otro. No está contento
con su próspero negocio de zuecos y zapatos, mientras ve pasar a los barones,
condes y demás aristócratas al mando de sus jaurías de perros lanzándose a la
caza. Desea ser como ellos, desea vivir sus vidas, amar a sus mujeres, vestir
lujosamente y comer en vajilla de plata. Y su deseo es tan fuerte que le
consume. Hasta el punto que atrae a las fuerzas infernales, bajo la forma de un
gran lobo negro, con el que, finalmente, hace un trato.
El problema es que cada deseo que se cumple, más
que favorecerle, trae como consecuencia una desdicha mayor, que le lleva a
desear superarla, pues "los deseos se encadenan unos con otros como la
noches a los días y los días a las noches". Cosa terrible es la ambición
cuando supera los límites de lo racional y se convierte en una pasión.
La vida del zapatero se parece cada vez más a la de
un depredador, un lobo. De hecho, por las noches vaga por los bosques seguido
de toda una manada que le obedece cual si fuera su capitán, dispuesta a matar y
a arrasar todo aquello que se oponga a los deseos de su amo.
¿El amor? También tiene cabida el amor en esta
historia, de hecho el amor será lo que salve finalmente su espíritu. Pero para
llegar al amor, al amor puro, personificado en la joven Agnelette (corderita)
antes ha pasado por la pasión sexual, de dominio sobre diferentes mujeres,
pasiones todas ellas con desastroso final, lo que le lleva al primer amor, y a
darse cuenta, en un rapto de humanidad, que es ella la que concentra en su
pureza y rectitud todos sus deseos.
Thibault se ha convertido en un loup-garou,
un hombre-lobo, capitán de lobos, que vaga con nocturnidad y alevosía, a la
caza de sus congéneres humanos, hasta que estos deciden cazarle a él y ha de
volver a pactar con el Maligno.
Dumas nos cuenta esta narración recurriendo al
viejo truco de que, de niño, oyó esa historia de labios de Mocquet, el viejo
guardabosque de su padre. Y como la recuerda nos la transmite. Lo que también
transmite, aparte del mensaje moral, es la atracción de los bosques, la
frescura de las noches bajo los árboles, los gritos de las aves nocturnas y el
placer de perderse entre el frondoso follaje, oyendo el rumor del agua de un
arroyo y admirando los animales que lo pueblan. Todo ello tiene una parte
oscura, tenebrosa e inquietante. El lado inconsciente, animal, brutal, que anida
en lo mas profundo de la naturaleza humana y una vez liberado de su freno
racional, es imparable.
Todo ello está contenido en esta novela corta, casi
un cuento, donde el talento de Dumas se sale un poco de sus caminos habituales
para internarse en las profundidades del alma humana, pero sin dejar de ser una
amena novela, que se lee casi de un tirón. Es una obra en la que el autor
rememora los días en que recorría los fragantes bosques de Villers-Cotterêts hasta el anochecer, cuando el
viento hacía gemir las ramas, y los árboles, agitándose, cobraban vida, envolviendo al paseante en una inquietante
oscuridad, cargada de presagios.
Alexandre Dumas (Villers-Cotterêts, 24 de julio de 1802-Puys, cerca de Dieppe, 5 de
diciembre de 1870), fue un prolífico novelista y dramaturgo francés.Tan prolífico era (tragedias, dramas, melodramas, aventuras...),que, para atender a la creciente demanda del público,
tuvo que recurrir a la ayuda, notoria, de "colaboradores" entre los
que destacó Auguste Maquet (1839-1851) que intervino en varias de sus novelas,
entre ellas Los tres mosqueteros y El Conde de Montecristo (1844). La discusión
en torno a este tema ha concluido gracias la aparición de las papeletas en las
que de manera autógrafa consta que fue él quien encontró las Memorias de D´Artagnan, obra de
Gatien Courtilz de Sandras, base de su famosa novela. Fue Auguste Maquet
quien investigó el trasfondo histórico
y Alejandro Dumas quien le dio forma a la novela. Maquet publicaría poco después
su propia versión, pero tanto ésta como la de Gatien son verdaderos esperpentos
literarios, mientras la de Alejandro Dumas es muy ágil y divertida. Sus novelas
históricas, llenas de vivacidad, gozaron del beneplácito del público, propiciadas por su publicación,
por entregas, en los periódicos.
Ariodante
Junio 2015