Anthony Dymoke Powell, CH, CBE (Westminster,1905-2000), fue un novelista británico, considerado por escritores como Evelyn Waugh y Kingsley Amis como uno de mejores novelistas británicos del siglo xx, y ha sido el equivalente inglés de Marcel Proust. Las obras de Powell siguen imprimiéndose continuamente, y han sido adaptadas para la TV.
Una danza para la música del tiempo (A Dance to the Music of Time), título inspirado en el cuadro homónimo de Nicolas Poussin, es un monumental ciclo de doce novelas de Anthony Powell. Publicada entre 1951 y 1975, consiste en un larguísimo fresco en el que se pinta la vida escolar, militar, cultural y política inglesa de mediados del siglo xx, entre 1914 y 1970.
Powell desarrolla largas y detalladas reflexiones sobre la memoria, el tiempo, el arte y las relaciones humanas, combinando elementos autobiográficos, como hizo Proust, al que Powell admira. Los recuerdos surgen de modo involuntario evocados por estímulos sensoriales, concentrándose en la mirada subjetiva del Narrador, (Nicholas Jenkins, alter ego de Powell) en cómo este percibe el mundo a su alrededor, a las personas que le rodean o que han tenido alguna vez contacto con el Narrador a lo largo del tiempo. Ambos, Proust y Powell usan —aunque de modo diferente— el concepto de memoria involuntaria en continua relación con la percepción consciente. Los temas tratados son, principalmente, la Memoria y el Tiempo: la relación Pasado-Presente tiene el protagonismo principal. Las relaciones amorosas, la creación artística, las artes plásticas, la música. La identidad y la transformación: personajes y lugares cambian con el paso del tiempo. La sociedad británica y su marcada distinción de clases es mostrada por el Narrador con fina ironía y a veces melancolía.
Powell describe las relaciones entre la aristocracia británica en sus distintos niveles, con el contrapunto de las clases plebeyas (commons), generalmente seleccionadas entre el mundo del arte, la música y la literatura. Y muestra magistralmente el cambio que se produce en la sociedad de entreguerras y en la última posguerra. Y lo muestra con un elegante sentido del humor, que recorre toda la obra, entrelazado con toques de melancolía, sensualidad, sin abandonar una soterrada y a veces fuerte crítica social, si bien presentada de modo muy británico.
Powell/Jenkins, como Narrador, mantiene su protagonismo marginal, centrando su mirada en el mundo que le rodea; siempre, eso sí, en relación con su presencia, directa o indirecta. Funciona como un eje en torno al cual va girando la ruleta de la vida: compañeros de estudios, nuevos amigos, compañeros de trabajo o ejército, sus parejas o amantes, sus familiares, etc. aunque se permite digresiones, reflexiones personales sobre la vida, el arte, el tiempo y su huella a raíz de lo que sucede alrededor; los recuerdos le hacen saltar de una etapa a otra de su vida, pero lo que nos cuenta no es sino la vida ajena, dejando la propia tras una leve cortina de la que solo se traslucen sombras. Incluso cuando se remonta a su niñez, describe lo que ve, pasando de puntillas por sus propias sensaciones o emociones…a diferencia de Proust, que se implica mucho más emocionalmente. Con leves alusiones sobre hechos importantes externos sitúa cada momento histórico, pero siempre como marco de lo que está sucediendo “en casa” (home).
Cada libro de los que componen la serie va desplazándose en el tiempo de modo irregular, si bien la secuencia temporal general sigue la línea que va desde los años 20 a finalmente los 70.
Los dos primeros que componen «Primavera» («Un problema de formación» y «Un mercado de compradores») se remontan a los años escolares (1921-22) y universitarios de Nicholas Jenkins presentando a los personajes que van a ir apareciendo a lo largo de toda la obra y alrededor de los cuales se teje una compleja malla de relaciones. Los principales personajes son: Templer, Stringham, y principalmente, Widmerpool. Son los años de la primera posguerra mundial y del crack económico.
Hay otros que, si bien con distinto protagonismo, irán reapareciendo ocasionalmente a lo largo de los doce libros:, el tío Giles, el prefecto Le Bas, Buster Foxe y Tuffy Weedom, Jane Templer, Farebrother y Jimmy Stirling; en el segundo libro, Sillers, Mark Members., Finaliza con un desastroso paseo en coche con Templer, Duport y Jimmy Brent. El último libro, «El mundo de la aceptación» ya se sitúa en 1931-33, cuando el narrador comienza su trabajo en la Londres. Distintos personajes protagonizan movimientos favorables a una izquierda de tinte estalinista: el pintor Deacon, y el artista Barnby, J.G.Quiggin, el escritor St. John, etc. Ocurre la breve relación de Nick con Jane Templer, y también es destacable la comida anual con Le Bas y antiguos alumnos del colegio, donde Stringham hace una aparición estelar.
Los tres que componen «Verano» discurren mediados los años 30, en que el Narrador ya está trabajando en Londres, primero en una editorial de libros de arte y después como guionista cinematográfico. «En casa de lady Molly» se sitúa a comienzos de 1934, Nick es presentado por Chips Lovell, a los diversos miembros de la familia Tolland/Warminster: Frederica, Erridge, George, Priscila, Hugo, y, principalmente, su futura esposa, Isobel. Todos esos personajes tendrán su protagonismo.
En «El restaurante chino Casanova», sobre todo, aparece el músico Hugh Moreland y su grupo de tertulianos; Widmerpool sigue haciendo apariciones en diversos tramos del libro, así como Stringham, en fase de tratamiento a su adicción al alcohol. El tema del libro es, principalmente, la música.
En el último libro, «Los bondadosos» el narrador se retrotrae a la infancia, narrando unos sucesos que le impactaron, con personajes que volverá a ver años más tarde, como el extravagante Dr. Trelawnay o el cocinero Albert. Volviendo a 1938-39, de nuevo aparece Templer en una sorprendente y divertida reunión en la mansión de sir Magnus Donners. Como trasfondo, los incidentes de Munich y finalmente la movilización por la guerra inminente.
Con «Otoño» comienza el año 1940 y la vida militar en el interior de Inglaterra constituye el marco donde se desarrolla la narración de las tres novelas. Jenkins, ya casado, se alista y toda la trilogía gira alrededor del tema militar, todo el aparato interno del ejército en los campamentos de adiestramiento y en la burocracia organizativa londinense. «El valle de los huesos», está ambientada en agrupamientos militares de Gales e Irlanda del norte, apareciendo muchos personajes nuevos: el capitán Gwatkin y el teniente Bithel, Odo Stevens, así como David Pennistone, y de vez en cuando, surgen personajes del pasado, como Jimmy Brent.
La segunda novela, «El arte del soldado», comienza en 1941 con un nuevo destino para Jenkins donde coincidirá —como subordinado—con Widmerpool, y se volverá a encontrar con un Strigham casi desconocido. Situaciones altamente dramáticas cerrarán esta novela, produciéndose de nuevo un cambio de destino para el Narrador.
En la tercera, «Los filósofos militares», ya en 1942, Jenkins está en Whitehall como asistente de Pennistone, dedicado a las relaciones con los aliados. A lo largo de esta novela, Jenkins cita en diversas ocasiones a Proust, presente en sus lecturas, y rememorando Balbec intensamente cuando visita las playas de Normandía. Toda la maquinaria organizativa de la guerra se ve reflejada en este texto, incluido el desenlace con la celebración de la Victoria en 1945. Algunos viejos amigos desaparecen de escena por fallecimiento, y nuevos personajes entran en escena, como Pamela Flitton, sobrina de Stringham.
«Invierno» es la trilogía que cierra esta danza temporal. En el primer texto, «Los libros sí amueblan una habitación» aparecen nuevos personajes y toda la narración va dedicada al tema literario: editoriales, escritores, políticos, el mundo de las letras británico tras la guerra, 1946. Jenkins trabaja en su libro sobre Robert Burton y colabora con recensiones de libros para Quiggin & Craggs, y para una nueva revista, Fussion, y se introducen nuevos personajes: «Books» Bagshaw y Ada Leintwardine. Aparece por primera vez X. Trapnel, al que el narrador dedica bastantes páginas a describir su compleja y peculiar personalidad, a la vez que muestra profundas y muy completas reflexiones sobre el papel del escritor, del editor, etc. Mientras, Pamela sigue creando conflictos.
En la segunda narración, «Reyes temporales», parte de la acción se desarrolla en Venecia, hacia 1958, en una conferencia literaria internacional, a la que Jenkins ha sido invitado y en la que el narrador tiene diversos encuentros con conocidos y con nuevos personajes, como los americanos Louis Glover y Russell Gwinnett, investigador este último sobre la vida y obra de X.Trapnel. Pamela ejercerá de malvada, oscilando entre uno y otro.
La tercera y última, «Escuchando armonías secretas» comienza casi una década después, 1969. En su residencia campestre, un maduro Nick, recibe la visita de un grupo de jóvenes de una extraña secta, liderados por un tal Scorp Murtlock, que parece un doctor Trelawney redivivo. Después la narración se concentra en los asuntos relacionados con el premio Magnus Donners. El Narrador se sumerge en una serie de digresiones y recuerdos sobre diversos personajes del pasado. Matilda Donners, Moreland, etc. surgen y desaparecen como agua en ebullición. La cena de celebración de los premios Donners será el punto de reunión de muchos conocidos y el recuerdo de los desaparecidos, así como la celebración de la Academia, en 1971.
En las páginas finales Jenkins rememora la primera escena que se cita al comienzo del primer libro, la nieve cayendo sobre la hoguera de los trabajadores cuya danza alrededor del fuego le hace evocar el cuadro de Poussin en el que las Estaciones danzan alrededor del Tiempo, y las reflexiones sobre el Tiempo le transportan a sus años escolares.
«El olor de mi chimenea, cuyo humo tal vez se fundía con los olores metálicos de la cantera que flotaban en la plateada bruma, me recordó ahora aquel cubo de los trabajadores lleno de brasas de carbón, ardiendo en el exterior de su refugio en plena calle. Y trajo a mi memoria uno de los torrenciales pasajes de la Anatomía de la melancolía de Robert Burton» .
Y el largo párrafo de Robert Burton con que acaba el texto es como un resumen de toda la historia, cuya idea principal ya la mostró Machado: «porque la vida es pasar haciendo caminos sobre la mar».
Fuensanta Niñirola
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