Reseña publicada en :http://www.melibro.com/una-temporada-en-venecia-wlodzimierz-odojewski
UNA TEMPORADA EN VENECIA
Włodzimierz Odojewski (1930, Poznań, Polonia) es escritor, guionista de radio y periodista. Dejó por razones políticas su país natal en 1971 para asistir a un curso en la Academia de Literatura de Berlín, y después emigró a París y después se trasladó a Múnich, donde, además de dedicarse a la escritura, trabajó como periodista en Radio Free Europe. Autor de numerosos relatos y novelas, ha sido distinguido con varios premios internacionales. En 1989 regresó a Polonia y, desde entonces, reside en Varsovia y Múnich. La prosa de Odojewski se enraíza en la tradición literaria existencial, caracterizada por una obsesión por el tiempo, la memoria, y el inevitable desastre. Experimenta con el monólogo interior y las exploraciones joyceanas en el mundo literario, interpretando el presente como un neblinoso y fantasmagórico sentimiento de deja vu: “mi intención -dice el autor- ha sido mostrar en mis relatos y novelas un mundo que ha desaparecido, pero que aún no se ha desvanecido de nuestros recuerdos. Así he rememorado un pasado lleno de emociones y sufrimientos humanos, miedo, amor y odio, pero también un pasado enraizado en hechos históricos.”
Una temporada en Venecia es el relato de un verano, un verano muy especial: 1939. Visto desde la perspectiva de un niño, Marek, al que habían prometido ir a Venecia, promesa truncada por la situación política, pero que el niño no acaba de entender hasta que no ve la muerte muy de cerca, en los ojos de un soldado, donde se reflejan las nubes en su mirada fija.
Así, en una pequeña población polaca, en un caserón familiar, se juntan la abuela, las tías y la madre de Marek, su hermano y primos, ausentes los hombres (el padre y el abuelo, movilizados). Y allí tratan de sobrellevar los hechos como pueden. El mundo de los adultos discurre por un cauce distinto al de los niños. Éstos, primero agobiados ante lo que se presenta como un aburrido verano sin entretenimientos ni alegres perspectivas, luego se ve alterado por una parte, por la realidad exterior: los soldados, los refugiados, los aviones, los bombardeos...la muerte. Y por otra, el mundo interior de la familia y de la casa en la que se han refugiado. Y allí ocurre el milagro: la Venecia que no han podido visitar aparece en la propia casa: en el sótano inundado por lo que, ante el trastorno general, creen un manantial, bajo el fuerte influjo de la imaginación, se convierte en la ciudad de los canales: mesas que hacen de plazas, estanterías de palacios, pasillos que son canales, y tinas que sirven de góndolas con las que los niños viven su aventura veneciana, emocionados ante una posibilidad de olvidarse de las imágenes que los adultos no les han podido ocultar: los bombardeos de una zona cercana, las muertes, las explosiones y el pánico.
Sin embargo, aunque les llega una descomunal factura de agua y el fontanero sugiere una rotura de cañerías, todos prefieren la ficción veneciana, hasta que un oficial alemán que intenta hospedarse allí les dice la verdad y se marcha ante el enloquecido espectáculo que presencia. Ellos siguen con su teatro veneciano, y el tiempo pasa. “Hay guerra. Deberíamos llorar. Y en vez de eso nos paseamos por Venecia” dice Zuzia.
1 comentario:
Hola! He visto este libro varias veces yu he estado tentado de leerlo (o regalarlo) pero creo que el comnetario de la solapa no le hace justicia. Después de leer tu reseña creo que tendré que comprarlo irremediablemente.
Me ha parecido una preciosa historia llena de lirismo e imaginación, de esas que dan un enorme pena concluir.
Tomo buena nota.
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