PRESENTACIÓN DE EL CUENTO DE OTOÑO, (ANTOLOGÍA DE RELATOS)
Libro que aglutina los premiados en el III Concurso de Relato Histórico de Hislibris.
En esta ocasión, el acto cambia de escenario y a las 19h el Bibliocafé se encontraba hasta los topes de público, distribuido cómodamente en las mesitas, sillones y cualquier rincón libre, mientras degustaban cafelitos, cervezas o lo que fuera menester.
En este caso, la presentación corrió a cargo de Javier Baonza como editor de Evohé, Juanrio, como miembro del jurado y Txema, como partícipe de los tres concursos anteriores Como siempre, Jose Luis, nuestro anfitrión en el Bibliocafé, presentó el acto con su simpatía y su sonrisa habituales.
Entre el público asistente se encontraban algunos de los autores de los relatos seleccionados para esta publicación: la ganadora, Rosalía de Bringas, autora de Cuento de Otoño, Semíramis, autora de Barón von Humboldt, Josep, autor de Setecientos, Manuel Croix, autor de Un sobre en la chimenea, Dulqueda, autor de La morisquilla, y Ariodante, autora de Sinfonía de las despedidas.
Se habló del progreso exponencial en la presentación de concursantes, ya que el primer año fueron sólo ¡quince personas! las que concursaron, mientras que este año han superado la centena. Se contaron anécdotas acerca de la lectura de los relatos, la ayuda inestimable del resto de foreros hislibreños con sus comentarios críticos sobre cada texto.
Finalmente se pidió a los autores presentes que dijésemos algo sobre nuestro relato. El primero fue Josep Asensi con su potente voz y jocoso verbo, L.G. Morgan (Semíramis) con simpatía y cantarina voz, Fuensanta Niñirola (Ariodante, o sea, yo) absolutamente afónica, por lo que apenas pudo decir algo entre carraspeos, y finalmente, la ganadora, Mª José Galván (Rosalía), que nos hizo un speech impresionante, no sólo por lo emotivo de sus palabras, sino por la extraordinaria manera de expresarse, dejándonos anonadados por su calidez y su cordialidad.
Hubo intercambio de comentarios y la sorpresa de Miguel Enrique Alonso (Manuel Croix) que al final se nos reveló ante todos sin que nadie le hubiera identificado previamente y nos habló largamente de la gestación de su relato. Con Víctor Manuel Almazán (Dulqueda) ocurrió algo sorprendente: sólo al final, en el momento de marcharse, absolutamente de incógnito, se identificó para recoger el libro y salir pitando, dejando a Javier Baonza completamente boquiabierto y pasmado.
Desde estas líneas quisiera que Víctor Manuel recibiera el aplauso que tan discretamente quiso evitar al pasar voluntariamente desapercibido.
Tras un intercambio de opiniones, anécdotas y chascarrillos varios, levantamos la sesión y pasamos a atacarnos mutuamente, bolígrafo en ristre, para dedicarnos los unos a los otros cada relato. Se armó un revuelo tremendo, todos corriendo de un lado a otro, persiguiendo dedicatoria y firma. Luego, los jóvenes cachorros se fueron de cena y marcha nocturna, y la abajofirmante, dada su provecta edad y cansancio acumulado, se fue a casita y mañana será otro día.
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