A mediodía de un domingo donde el calor apretaba de firme, los naranjos despedían un violentísimo perfume a azahar y el personal se preparaba para el fútbol de la tarde en el vecino estadio del Mestalla, mientras otro público se paseaba por la Feria del Libro, nos desplazamos nuevamente al Bibliocafé , que ya parece nuestra segunda residencia, para asistir a la presentación de la sección viajera de Evohé, El Periscopio, realizada en colaboración con Arturo Aizpiri y su equipo.
El propio Arturo, radiante y feliz bajo la atenta mirada de su esposa entre el público, y Javier Baonza en sus funciones de editor, presentaron la colección y los dos libros por el momento editados, hablándonos también de sus proyectos para el futuro inmediato.
La colección El Periscopio trata, en principio, de rescatar textos de viajeros ilustres, textos que nos presenten los viajes como un tema literario más, no como un simple desplazamiento en la geografía. Lo que se busca con esta colección es al viajero literario, no al turista, sino al viajero que además de visitar otros lugares y países reflexiona sobre lo que encuentra y nos cuenta de modo literario y atractivo, sus interpretaciones de lo que ve y las sugerencias que se le van ocurriendo en ese otro lugar al que se desplaza, al margen de las razones o motivos del desplazamiento. Con el diseño de la cubierta, a cargo de Juan Pedro de Gaspar, se buscaba una imagen algo años veinte-treinta, puesto que entre los primeros años del siglo XX y los últimos del XIX es donde centran su búsqueda de nuevos títulos para añadir a la colección, por ahora.
Los dos primeros títulos publicados, Singladuras, de Concha Espina y Mis andanzas por Europa, de Charles Chaplin, texto traducido por Aizpiri. Ambos libros representan, según nos explicó Arturo, dos visiones contrapuestas: la mirada de la vieja Europa (Concha Espina) hacia Norteamérica, y viceversa, la mirada de Norteamérica, aunque con ojos de un europeo de lujo: Charles Chaplin.
También nos aclaró Arturo el por qué de la elección de los prologuistas, una suerte de “compensación” ideológica, si podemos hablar de ello en estos términos.
Mientras que el libro de la conservadora Espina es prologado por Cristina Narbona, el del revolucionario Chaplin es prologado por Luis Alberto de Cuenca.
Un detalle curioso –siempre es interesante cotejar los títulos originales de los libros con los que la edición castellana nos los presenta- resulta de ver el título a la edición americana del libro de Chaplin: Mi viaje al extranjero. Sin embargo, volvía a su país natal. En Inglaterra, obviamente, prefirieron titularlo Mi maravillosa visita. Creo que no hacen falta más comentarios.
Tanto el relato del viaje de Chaplin como el de Concha Espina, contados por ellos mismos, están cargados de múltiples contradicciones: casi sin querer, delatan sus sentimientos o sus ocultos pensamientos. Chaplin busca pasar desapercibido pero cuando lo consigue –en Alemania- lo echa de menos y sufre, aunque lo aborda todo con un humor delicioso, y su mirada se va derramando sobre una Europa desilusionada y desolada por la guerra, a la vez que entre las ruinas renacen múltiples voces, importantísimas voces literarias: Joyce, Proust, Elliot, Virginia Woolf...
Concha Espina, que fue por tres ocasiones candidata al Nobel y no lo consiguió por un voto, el español, pasó por transgresora, audaz y vanguardista en España y sin embargo trasluce en su texto americano su pasmo y su casi sobresalto por la avanzadísima posición de independencia y libertad conseguida por las mujeres en Norteamérica, su sobresalto al ver por primera vez a unas personas de otra raza y otro color: los negros. Primero en Cuba y luego en Nueva York, va de sorpresa en sorpresa y casi parece que no acaba de digerir esa posición tan libre en la mujer.
Todo esto nos fue relatado de un modo muy simpático y con mucho humor, acabando con un avance del próximo libro, un texto de Blasco Ibáñez sobre un viaje a Italia, que esperamos con impaciencia y aseguramos su éxito.
Tras este acto, se dan por finalizados los eventos del VI Aniversario de Hislibris y se produce la diáspora. Cada mochuelo a su olivo y hasta la próxima convocatoria. Con pena por la separación pero con alegría por los días pasados y ansiando un próximo reencuentro.
4 comentarios:
Ariodante, lo bueno de tu comentario, a parte de lo ameno e interesante que resulta mientras se lee, es que nos permite acceder a información literaria que de otra manera sería improbable obtener. En este caso, es la colección Periscopio, que atendiendo a lo que comentas resulta bastante atractiva y la filosofía que la asiste. Esa mirada del escritor, desde su experiencia,ideología, etc., sobre otros mundos, otras costumbres, otras realidades. Iniciativa editorial a seguir.
Saludos
¡Gracias por la crónica, Ario! Está todo magníficamente narrado, como es habitual en tus reseñas. Me encantó verte y disfrutar de la espectacular hospitalidad de todo el grupo hislibreño de Valencia. Eso sí, ¡espero que te hayas recuperado de la afonía!
Un abrazo,
Arturo
Gracias, Felicidad! (Qué bonito nombre)
Arturo, aún estoy afónica, pero algo mejor. El problema es que la cosa ha derivado en el inevitable catarro primaveral, ¡qué le vamos a hacer! Yo también disfruté mucho, me alegró verte y conocer a tu mujer,que es muy simpática.
Es una estupenda noticia la de que se vayan a recuerar textos viajeros actualmente olvidados en nuestro país. Hace años había una editorial que sacó varios títulos similares de viajeros ingleses por África y, aún mejor, Turner publicó una especie de guia para turistas ingleses por la España de principios del siglo XIX (más o menos) con recomendaciones impagables sobre cómo contratar criados y evitar las comidas de los mesones...
Mis mejores deseos para el proyecto.
Saludos!
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