GUILLERMO GALVÁN
e-book
Ediciones
Evohe, 2013
La
reina Isabel I de Inglaterra mandó descolgar todos los espejos de su residencia
y hacerlos desaparecer, en un rapto de enfado al verse envejecer. Sin embargo,
mirarse al espejo es una de las más habituales costumbres femeninas, de quienes
el espejo suele ser un fiel compañero. Unas permanecen más que otras delante de
el, pero todas pasan una buena cantidad de tiempo mirándose, arreglándose,
probándose ropa, peinando esos rizos que nunca quedan a su gusto ...pues bien,
en la narración que aquí voy a comentar, la protagonista, como la reina Isabel,
le tiene declarada la guerra al espejo. A todos los espejos.
No
sólo le resulta insoportable entrar en una habitación donde haya espejos, sino
que le produce francamente terror ver reflejada su imagen. Pero no por ser
monstruosa o irremediablemente fea, no. Bea, la protagonista, descubre que tras
el espejo se oculta un mundo inquietante. Alicia, juguetona, pasó al otro lado
del espejo y siguió viviendo en un país maravilloso, pero Bea no es Alicia y
cada vez que un espejo refleja su imagen siente que es otra persona la que está
ahí observándola. Tras el espejo está el
horror.
Bea
utiliza un medio indirecto -las cartas- para comunicarse con su mejor amiga, a
la que requiere al principio de la narración para que vaya a ocuparse de
Chester, su perrito, necesitado de alguien que le alimente y saque a pasear en
ausencia de su dueña. Y a partir de ahí comienza una correspondencia en una sola dirección, llena de desasosiego.
Ambas están unidas desde la adolescencia, en una relación de amor/odio,
distanciadas por los años y las desgracias (divorcios, muertes, ausencias…)
parece imposible perder el contacto del todo.
Es
esta una novela de intriga psicológica, que bucea profundamente en el alma
humana, oscilando entre la realidad y la ficción, entre el sueño y la vigilia,
la imaginación y el recuerdo, entre la cordura y la locura. El autor estructura
en seis partes el texto, de modo que continuamente traspasemos fronteras en el
tiempo y en el espacio, intercambiemos narradores ( Bea y su amiga, Kerenyi, Antal, Soledad...)
y le sigamos la pista a la escurridiza Bea tanto en el presente como en el
pasado, consiguiendo acaparar la atención del lector, que vivirá unas horas
intensas leyendo este libro.
Trufado
de referencias musicales rockeras, así como referencias literarias góticas,
recorriendo una línea fronteriza, las más de las veces borrosa y fluctuante
entre ficción y realidad, el autor borda un texto lleno de espejismos y de
engañosas pistas, que finalmente conducirán al lector a darse cuenta del
profundo pozo en el que se ha metido y del que apenas podrá salir hasta
terminar la lectura.
Usa
Guillermo Galván un lenguaje de una singular belleza, profundamente poético,
que a tramos roza momentos sublimes, cargados de reflexiones subjetivas,
introspecciones, o de líricas descripciones tanto de paisajes externos (Praga,
Budapest, y su entorno, el Danubio...) como de ese paisaje interior que resulta
abrumador e inquietante cuando la protagonista se siente atrapada sin modo de
visualizar una salida, una salida a la vida. El Durmiente, personaje no sabemos
si ficticio o real, pero sentido y temido, buscado y odiado, espera entre la
bruma de la inconsciencia, del duermevela, espera agazapado en las sombras de
un alma torturada por la culpa, la terrible responsabilidad de la vida y la
insoportable atracción del abismo mortal.
Bea,
la protagonista, se defiende con la escritura; sus textos son las armas que
usará para vencer el pánico al ese ser inquietante que la espera tras el espejo.
Mediante la escritura hace un recuento de su vida en un intento desesperado de
escapar a la muerte, de salir a flote, nadando contracorriente, buscando la
razón de su miedo, traspasando al mundo que hay más allá del espejo que la
aterroriza.
No
es una historia de terror, pero lo hay; no es policiaca, pero hay una intriga,
una búsqueda de alguien desaparecido; no es gótica, pero tiene tramos en los
que la narración pisa ese terreno: las historias contadas por la vieja Soledad,
la parte que narra el misterioso Antal, al que introduce Sándor Kerényi, otro
personaje, medio español, medio húngaro. El libro que buscan, Speculum
(¡espejo, de nuevo!) y el drama familiar que oculta...todo ello hará las
delicias del lector, si es lo suficientemente valiente para internarse entre
las tinieblas, a través del espejo.
Editado
en principio solamente como libro digital, sin descartar la edición en papel en
un futuro muy próximo (finales de enero), ediciones Evohe ha apostado por esta
vía con la intención de llegar a un amplio público, en la medida en que la
lectura digital se está generalizando, y garantizar una distribución inmediata
y un precio muy módico para una época de vacas flacas. Pero apostando, eso sí,
por un contenido francamente interesante. Les aseguro que no volverán a mirarse
a un espejo sin una cierta inquietud.
Ariodante