HENRY JAMES
Trad.: Andrés y Teresa Barba
Ilustraciones de Jonny Ruzzo
Ed. Sexto Piso, 2014
Obra magnífica y redonda, probablemente la mejor de
Henry James, esta novela en una excepcional muestra de un clásico. Decimonónico
ya la vez modernista, James es el precursor de la corriente que luego se
llamará “flujo de conciencia” (stream of
conciousness), así como de la técnica del “punto de vista”. James se erige
en esta novela como el narrador omnisciente, dando a entender que es él mismo
el que nos cuenta la historia, una historia que empieza treinta años antes del
tiempo en el que la escribe (1881), situándola hacia la mitad del siglo XIX en
su amada Nueva York.
Esta obra podría equipararse a una partida de ajedrez,
con cinco personajes que van moviendo sus posiciones más o menos hasta llegar a
un final inevitable. Un rey , el doctor Austin Sloper; una torre, su hija,
Catherine; un alfil, la tía Pennimam; y un caballo, el señor Morris Townsend.
Cada uno tiene movimientos propios y juega su papel en esta partida que es la
vida. Luego hay otros peones que ocupan papeles secundarios, como la señora
Montgomery o la señora Almond. Pero la principal trama se desarrolla
fundamentalmente entre las paredes del edificio sito en Washington Square, que
en el momento en que cuenta la narración, es la zona privilegiada de una Nueva
York en continuo crecimiento y expansión.
James describe a todos, pero lo hace desde el punto de
vista de cada uno. Si dejar de recordarnos que es el narrador, y destilando una
sutil ironía, entra en los pensamientos y deseos de los personajes, mostrándolos
al lector, que ve desde una posición privilegiada cómo se trazan las
estrategias del juego y cómo este se va desarrollando.
La historia es muy conocida; de hecho, ha sido tratada
en el cine magistralmente por William Wyler, en The heiress (1949) e incluso ha habido un remake en 1997. Un cazafortunas intenta enamorar a la sumisa, poco
agraciada y simple (pero rica heredera) hija de un afamado y adinerado médico,
que se opondrá con todas sus armas a bendecir esa posible unión. El elemento de
la tía Pennimam, viuda fantasiosa y romántica que interviene constantemente
para darle forma a ese romance, y que por una parte genera en su sobrina la
ilusión de ser amada, y por otra, en el pretendiente, la ilusión de que algún
día podrá disfrutar de una gran fortuna poco menos que caída del cielo.
En la película de Wyler, una magnífica Olivia de
Havilland recrea el papel de la protagonista, mientras Montgomery Clift (probablemente
no la mejor elección, le falta el toque malvado) hace de Morris Townsend. El
papel del padre lo borda el veterano actor británico Ralph Richardson, y la tía
Pennimam es una estupenda Miriam Hopkins.
La descripción de Catherine por parte de James es casi
cruel, de puro realista. El padre, un viudo que vive recordando a su bella,
inteligente y amante esposa fallecida en la primera infancia de su hija, hombre
de talento y de buen gusto, dotado de inteligencia y frustrado por la
progresiva apreciación de la simpleza y mediocridad de su hija, advierte
inmediatamente las intenciones del pretendiente. Las reflexiones interiores y
los diálogos del doctor Sloper con su enamorada hija son una muestra impecable
de la poca fortuna que tiene el razonamiento más evidente contra la ceguera de
la pasión amorosa. Cuando, agotadas todas las barreras e impedimentos ante la
terquedad de la hija y la insistencia del pretendiente, juega su última baza
-la de la esperada herencia- es el momento de su victoria. Pero a su vez, es el
momento en que pierde el amor de su hija, que da un giro glacial a su
comportamiento y a su vida.
La lucha interior que se desarrolla en la persona de
Catherine, azuzada por Morris a desobedecer al padre –al principio- y a
obedecerle después, cuando se anuncia el viaje a Europa, mantiene una fuerte
tensión. La insistencia de Townsend también se debe a la insidiosa intervención
de la tía Pennimam, personaje que tiene su importancia, ya que es la que inserta
la falsa esperanza en el pretendiente y la falsa ilusión en su sobrina, y a su
vez, se autoengaña haciéndose partícipe de un quimérico romance, como si ella
misma formase parte de un imaginario triángulo amoroso.
EL ilustrador Jonny Ruzzo usa, como es habitual en su
trabajo, una mezcla de dibujo y pintura, línea dura y mancha muy colorista, al
modo de Dufy, imprimiendo a sus imágenes un cierto carácter de cómic. En cuanto
a las ilustraciones, si bien dan un toque moderno que contrasta con lo
decimonónico del tema, me han dado la impresión de estar más inspiradas por la
película que por el propio texto. Porque, efectivamente, hay algunas
diferencias entre la película de Wyler y la novela original. Y curiosamente, los
cambios fílmicos parecen mejorar la novela: el momento de la ruptura entre
Catherine y Morris, y la escena del reencuentro final. Ambas secuencias tienen
una intensidad dramática mucho mayor con la imagen que con las palabras. James
mantiene durante toda la novela un talante de ironía y de distanciamiento
emocional, en su empeño de mostrar los distintos puntos de vista y la cadena de
movimientos de los personajes en el tablero de sus vidas. La profundidad
psicológica de sus personajes de que hace gala el escritor estadounidense es
impactante. En suma, una obra maestra: James da lo mejor de sí mismo en esta
novela magistral. Y Sexto Piso introduce una novedad interesante al presentarla
ilustrada.
Henry James (Nueva York, 1843 - Londres, 1916) Narrador, crítico
y dramaturgo estadounidense de obra psicológica y estructuralmente compleja,
considerado uno de los grandes maestros de la ficción moderna. Era hermano del
filósofo y psicólogo W. James. Estudió en Nueva York, Londres, París y Ginebra,
y en 1875 se estableció en Inglaterra. A los veinte años comenzó a publicar
cuentos y artículos en revistas de EE.UU., estableciéndose finalmente en Inglaterra, país que
acabaría otorgándole la nacionalidad. En Europa trabó amistad con escritores de
la talla de Goncourt, Maupassant o Balzac.
Jonny Ruzzo nació y creció
en Rhode Island, mudándose a Nueva York en 2008, donde trabaja como ilustrador
y pintor. Ha recibido reconocimiento por publicaciones como Society of Illustrators, 3x3, así como ha exhibido su obra en
galerías de Nueva York, destacando en el Top 100 de nuevos creadores de la CMYK Magazine.
Ariodante
Febrero 2014